JungKook sabía que sus pies dolían una barbaridad por esas botas grandes, negras y de plataforma; definitivamente no había sido buena idea llevarlas por más de catorce horas seguidas trabajando como un descosido.
Pero al fin iba de vuelta a casa, estaba agotado y solo podía pensar en llegar a casa, darse una ducha, cenar lo poco que le habría dejado el glotón de su hermano pequeño e irse a la cama.
Como todas las noches de los últimos meses miró al otro lado del puente y de regreso a los pasos que había hecho. Era embriagador para él; ridículo tal vez para el resto. Pero la línea divisoria que separaba la parte rica y pobre de la ciudad era ese puente frente a él.
Sonrió acomodando su chaqueta de cuero y emprendió camino, en cruzar el puente se sentiría a salvo. En su zona prohibida, la zona sur que todos temían, a esa zona él le llamaba su hogar.
Miraba sus pies, todavía maldiciéndolos, mientras daba patadas a una piedra por el camino. A su lado ningún coche o moto pasaba, nadie quería ir a la zona sur cuando el sol caía.
Caminaba por el lado derecho del puente, mismo lado del que tembló la pequeña verja e hizo ese sonido metálico con eco en el silencio de la noche. La escasa luz de las farolas le dio a vislumbrar la perfecta imagen de un chico trepado a la verja circular de pie, mirando hacia el vacío y aferrándose débilmente a una de esas desgastadas farolas.
Otra persona de su zona, por evitar conflictos, o de la zona rica, por miedo, habría cambiado de acera y pasado de largo. Él sintió un pánico absurdo apoderarse de su pecho, se quedó estático en su lugar todavía con las manos en los bolsillos de su chupa de cuero y su largo cabello negro bailando al son del viento.
El chico encaramado al borde, con ropas obviamente caras por su brillo y explendor, elevó uno de sus pies y lo dejó suspendido en el aire hacia el vacío mientras soltaba un sollozo adolorido. JungKook sintió su corazón romperse y la necesidad de ayudarlo cubrir su alma.
-Hey, niño bonito. -Habló suave, queriendo no asustarlo y ocasionar que cayera. El chico lo miró asustado, las fuertes facciones de su rostro estaban destrozadas por el llanto. -¿Qué haces ahí arriba? -Cuestionó dulce sin atreverse a acercarse de más.
-A ti no te importa. -La voz resultó muy grave y le hizo dar un paso hacia atrás, no quería involucrarse con problemas de ricos. Él no era así, mejor seguir su camino. Sin embargo seguía anclado a aquellos ojos oscuros que lo miraban tremendamente abatidos.
-Si no lo hiciera no te estaría preguntando. -Respondió gentil, los ojos de él lo examinaron. JungKook parecía rudo, mucho más valiente que él que llevaba más de media hora tratando de saltar y hacer desaparecer por fin su dolor.
-Quiero saltar. -Dijo escueto volviendo a ver el fondo negro bajo sus pies.
-¿De verdad quieres hacerlo? -JungKook no era idiota y conocía, demasiado de cerca, las horribles sensaciones de la depresión. Él no, él siempre fue valiente y no tuvo ni tiempo como para deprimirse, pero la ansiedad negativa si había envuelto a quien más quería en el pasado.
-No creo que te puedas hacer a la idea de cuanto lo deseo. -La voz del chico sonó errática, ¿era por el llanto o...?
-¿Estás drogado? -El cabello largo y rubio del chico se movió cuando negó con su cabeza. -¿Borracho? -Negó otra vez. -Entonces... -Susurró apretando fuerte los bolsillos de su chaqueta en el interior. -¿Por qué?
-Porque quiero hacerlos felices. -La repuesta llegó rápida y segura al instante, parecía tan convencido de que haría lo correcto si saltaba. El silencio los cubrió, él de nuevo sostuvo su pie derecho en el aire.
-¿No hay nadie qué sentiría todo lo contrario? -Las manos de JungKook picaban por darle un tirón hacia atrás, hacia suelo firme, su cuerpo le pedía que corriera hacia él. -Piénsalo bien, seguro que lloraría por ti y sería muy infeliz si decides hacerlo. -El chico se agarró más fuerte a la farola, estaba dando en el clavo.
-Jonnie. Yeontan. -Susurró elevando su vista al frente.
-Vale, Jonnie y Yeotan. -Repitió Jeon con voz melosa. -¿Son tus mascotas? -Él no le respondió. -Se quedarían solos, abandonados y sin tu cariño. -Dando dos ligeros pasos se acercó al borde del barandal para ver el perfil del chico, este lo miró de soslayo. -No puedes hacerles eso, merecen que luches y los quieras.
-Tal vez podrían encontrar a otras personas que los quieran más y mejor. -Sin previo aviso soltó una de sus manos, JungKook dejó a su instinto salir y corrió para sujetar esa mano. Era grande y cálida a pesar del viento fresco, la propia sudaba ansiosa.
-Pero yo no podría encontrar otro tú. -El rubio giró su rostro para encararlo confuso, extrañado por su declaración. Desde ahí arriba, y teniendo su mano apresada por la de él, se sintió pequeño a pesar de la altura cuando conectaron miradas. -Si saltas delante de mí, si no consigo ayudarte a hacer lo correcto, me destrozarás niño bonito. No creo poder superarlo, no otra vez.
-¿Otra vez? ¿Bonito? -El discurso de sentimientos, con voz dulce y aguda lo hicieron sentir mal, el chico rudo de cabello negro estaba comenzando a romperse frente a él; ¿por él? ¿Él era el bonito?
-Sí, bonito. -Confirmó con una sonrisa temblorosa. -Eres bonito. -Continuó. -Y si, otra vez. Todos tenemos nuestros fantasmas y hemos luchado; y seguimos luchando y lucharemos contra ellos. -La completa atención del rubio estaba en el pelinegro de rostro angelical que le sonreía alentadoramente. -Tú también puedes hacerlo, no está mal querer vivir por muy egoísta que parezca. -Nadie jamás le había dicho eso, le habían dicho que debía vivir, que tenía que vivir, pocas veces; pero se lo habían dicho. Pero jamás, nunca, que si quería vivir que lo hiciera. Su gran mano apretó la del contrario tatuada, este le devolvió el apretón, y él supo que no podía dañar a un ser que detubo su día para prestarle atención. No cuando eso no solía pasarle.
Aferrándose con su mano libre a la farola se giró despacio y saltó hacia el puente, sus pies descansaron en suelo firme y llano después de estar tanto tiempo encorvados en el barandal esférico.
JungKook apreció de cerca la altura descomunal del chico, muy similar a la suya sino era igual, lo grande que era su pecho y la marca reconocida Gucci en su camisa. Mientras, el rubio, estaba absorto en las facciones delicadas pero masculinas del joven que acababa de evitar su adiós definitivo.
-Ven, necesitas respirar. -En ese instante fue que se dio cuenta de que seguía llorando, tal vez más que antes, porque había sido un cobarde que no se había matado. -Seguro que Tannie te adora. -El chico frunció sus cejas teñidas, él elevó su mano libre y retiró el resto de lágrimas frías de su rostro sonrojado con una sonrisa amplia y cálida. -¿Cómo te llamas niño bonito?
-Taehyung.
-Yo soy JungKook.
Nota: Damos inicio a esto al ser adaptación las actualizaciones serán rápidas y seguidas.
Preparar los pañuelos porque no estáis preparados para morir de sobredosis de azúcar ni de pena 🧡
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Hold On; de ricos y pobres (KookTae) (TaeKook) (NamMin)
Fiksi PenggemarDe ricos es ser indiferente y egoísta; ser feliz pero muy serio y estirado; ser derrochador y nada trabajador. De pobres es ser desinteresado y empático; ser desdichado pero sonreír y positivo; ser tacaño y muy trabajador. ¿Cuántos de estos estigmas...