De ricos es ser indiferente y egoísta; ser feliz pero muy serio y estirado; ser derrochador y nada trabajador.
De pobres es ser desinteresado y empático; ser desdichado pero sonreír y positivo; ser tacaño y muy trabajador.
¿Cuántos de estos estigmas...
TaeHyung miraba una y otra vez la puerta del local, aquellas calles de día lucían bastante diferentes. Eran más luminosas, más vivas, más tranquilas, más una calle normal. La gente iba y venía con bolsas de compras y paseaba con sus hijos con tranquilidad.
Finalmente, cuando vio a un par de chicos ingresar al local decidió hacer lo mismo. Nada más ingresar escuchó un saludo muy emocionado y alegre.
-¡Buenas tardes! ¿En qué puedo ayudarte? -Tae levantó su vista y encaró al chico, tenía el cabello teñido de un rojo intenso y una gran sonrisa con forma de corazón que le hizo sentir menos nervioso.
-Este no es de por aquí. -Aquello voz sonó mucho más monótona, grave y con desgana a su izquierda. En la pared repleta de fotos y diseños de tatuajes un chico más bajo que él y de cabello rubio casi blanco colocaba una nueva fotografía del tatuaje de una araña saliendo de una calavera.
-Amor, no seas maleducado. -Le regañó el pelirrojo cambiando drásticamente su sonrisa por una mueca seria.
-Solo era una observación. -Se quejó quitándole importancia el rubio, Tae tragó saliva de nuevo increíblemente nervioso.
-¿Está JungKook? -Susurró, ambos chicos lo miraron. -Me dijo que abría sobre las cinco, pero me he retrasado un poco.
-¿JungKook? ¿Conoces a JungKook? -Preguntó el rubio girándose hacia él.
-Sí. -Susurró de vuelta. -Él me dijo que...
-No te oigo. -Se quejó el rubio interrumpiéndolo, el chico tras el mostrador volvió a fulminar a su novio con la mirada.
-Digo que sí, que él me dijo que viniera cuando quisiera. -Ambos chicos lo miraban curiosos, no era normal ver a un chico de apariencia impoluta y angelical vistiendo ropas de marca en su tienda, tampoco era normal que JungKook supuestamente lo conociera.
-¡¿Tae?! -El grito a modo de pregunta resonó desde el cuarto de puerta cerrada donde ponía "Nochu", al instante el pelinegro apareció por ella. -¡Hola! Has venido. -La sonrisa en su rostro mostraba su felicidad con ello mientras se encaminaba hacia él.
-Hola. -Saludó el rubio con una mueca ladeada, JungKook lo abrazó con cariño. Ese chico necesitaba su amor, y lo mejor es que él quería dárselo.
-En serio lo conoces. -La voz del chico serio interrumpió el abrazo que Tae estaba comenzando a devolver con el mismo aprecio.
-¡Claro! -Gritó Jeon, ambos amigos y compañeros de trabajo lo miraron confusos. ¿Cuándo Jeon JungKook sonreía y era tan expresivo? -Él es Tae, ellos son Han y MinHo.
-Mucho gusto. -TaeHyung hizo una reverencia, pero Han solo se acercó a él para palmear amistosamente su espalda. MinHo por su lado hizo una inclinación de cabeza como saludo.
-Me viene super bien que estés aquí, HongJoong está ahí dentro hablándome de su nuevo tatuaje. -TaeHyung volvió a centrarse en el pelinegro que últimamente no abandonaba sus pensamientos. -Su padre ha fallecido recientemente. -Tae asintió, JungKook capaz esperaba una mueca triste o de lástima; achacó a su depresión el que no sintiera nada de eso por el joven chico en su sala de tatuajes. -Quiere algo realista, un retrato de una foto que ha traído.
-Eso puedes hacerlo. -JungKook asintió y tomó una de las grandes y calidad manos de Tae para jugar con sus dedos mientras seguía hablando.
Era, tal vez, algo natural ya en ellos sostener sus manos. Notar ese contacto de piel.
-Pero quiere añadirle algo especial, algo único y no tengo ni idea de qué. Me estaba contando ahora anécdotas o cosas que le recuerdan a su padre. -Tae seguía tan inexpresivo como siempre, él gesticulaba con emoción por tenerlo allí y no que estuviera solo en su casa con sus pensamientos pesimistas. -Ayúdame TaeTae.
El puchero de labio inferior abultado y pestañear seguido mientras inflaba sus mejillas siempre le había funcionado para conseguir lo que se proponía.
Esta ves no fue la excepción.
Tae sintió de nuevo, su corazón bombear y derretirse por algo que no fuera dolor y pena. Y de nuevo lo había conseguido ese chico tatuada de la zona sur.
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-¿Cómo va? -Tras media hora escuchando a Hoonjong, un chico joven y extrovertido de su zona de la ciudad, Tae creía haber podido recaudar suficiente información.
JungKook le había mostrado la imagen que el chico le había facilitado de su padre para el retrato cuando se marchó. Ahora, más de tres horas después, el pelinegro se había acercado al escritorio que le había cedido al rubio para que trabajara con su parte del tatuaje medio hecho a mano alzada.
-Bien, he tenido un par de ideas. -Le dijo levantando el rostro para verlo. -¿Me dejas tu dibujo? -Él asintió, haciéndose hueco entre el escritorio y TaeHyung para sentarse sobre una de sus piernas. Una costumbre adoptada al haberse criado rodeada de chicos que lo querían como una hermano menor.
Tae se tensó notablemente, él sonrió y acarició una de sus manos sobre el escritorio. Entonces él volvió a respirar y tomó el dibujo de JungKook. La imagen semi perfecta del hombre fallecido hecha con esmero la dobló por la mitad de su rostro para unirla de igual modo a su dibujo.
-Hoonjong ha dicho que solían jugar en el parque de Cheon, allí siempre florecen estas flores. -JungKook observó atento el dibujo, era una combinación perfecta, bella y cuadrante. Se lo podía imaginar en el cuerpo del chico. -¿Qué te parece? -Preguntó temeroso.
-Me encanta Tae. -Susurró girándose a verlo a él, la cercanía entre sus rostros les recordó al sábado pasado sobre el mostrador del local. -Y a él también le va a encantar, voy a pasarle una foto.
TaeHyung asintió, sabía que él no le mentía. Confiaba en ello como en que el mar era azul por el reflejo del cielo.
Complacido y feliz por sus palabras rodeó la cintura de JungKook terminando de sentarlo correctamente del todo en su regazo.
-¿Has venido en coche? -TaeHyung negó restregando su nariz en la ancha espalda de JungKook, lo que le hizo reír ligeramente mientras enviaba la fotografía del diseño. -¿Quieres que te lleve a casa? -Ahora sintió su nariz asentir del mismo modo.
-Puedo pedir que nos hagan algo de cenar si quieres. -Susurró sobre sus omóplatos haciendo un eco hermoso con cosquillas en él.
-Vale, ¿quieres que lleve un cigarrillo como los del otro día? -Cuestionó sintiendo como ahora apartaba su largo cabello hacia un lado sobre su hombro derecho, su cabeza salió por el hombro izquierdo y lo miró con sus ojos brillando en esas lentillas azules.
-¿Me darás de fumar como el otro día? -JungKook conectó miradas, sintiendo el ligero rubor en sus mejillas y viendo el mismo efecto en las de él.
