🧡Capítulo 1~Gracias🧡

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El camino a casa fue rápido pero en un tortuoso silencio. Mientras JungKook encabezaba la caminata, tirando de su mano sujeta con ligera fuerza hacia sí, trataba de sonsacar algo de información al chico que ahora sabía se llamaba TaeHyung.

TaeHyung solo se había dejado guiar como un niño pequeño en la noche hacia la zona sur de la ciudad, la zona peligrosa, por un chico que parecía peligroso. Pero, ¿qué más daba? Si aquel chico quería hacerle daño, aprovecharse de él para no sé... secuestrarlo y pedir un rescate; lo mejor que podía pasar era que moriría al fin porque en el fondo él sabía que era un cobarde que no podía hacerlo por su cuenta.

Al cabo de quince minutos llegaron a un viejo edificio sin ascensor y subieron en la misma posición hasta el cuarto piso, allí el chico de negro abrió la puerta con cinco cerraduras con unas llaves.

Cuando TaeHyung entró miró el desgastado suelo, los escasos muebles de salón y el sofá pequeño y roído por el paso del tiempo; dos puertas cerradas a la derecha en ese pequeño pasillo y la cocina a la izquierda donde él le guío.

-TaeHyung. -Volvió a hablar después de cinco minutos de silencio, él lo miró todavía dejando caer lágrimas. -No hagamos ruido, mis padres y hermano están durmiendo.

¿Realmente ese chico lo había llevado a su casa? Aquello no tenía sentido, ¿o acaso su familia era toda delincuente y pensaban aprovecharse de él entre todos? Una de las puertas del pasillo se abrió, enseguida la figura femenina de una mujer mayor y de rasgos cansado apareció en la cocina.

-Kook, cariño, te he dejado algo de cena en el microondas. Tú hermano, cómo siempre, casi se lo come todo y he tenido que... -La mujer detuvo sus palabras al verlo allí de pie, en medio de su pequeña cocina. Si la altura de su hijo mayor ya hacía parecer a su cocina ridícula, sumarle la misma altura del desconocido la hacía parecía minúscula. -¿Quién es él? No es...

-No mamá, no es de por aquí. -Respondió rápido el pelinegro retirando su cazadora de cuero, bajo ella una sudadera negra sencilla. -Es un compañero de trabajo, ha perdido sus llaves, así que he pensado traerlo a pasar la noche a casa. -El rubio cogió aire profundo, que fácil le había resultado mentir a ese chico.

-Está bien, dale algo de tu cena. Hasta el fin de semana no podemos hacer la compra. -JungKook asintió y su madre se encaró al chico. -No llores chico, el mundo no se acaba hoy. -Bromeó, pensando que lo hacía por perder sus llaves, antes de desaparecer de nuevo en su cuarto. JungKook entonces lo miró.

-¿Quieres cenar? -Él negó levemente con su cabeza, Jeon seguía viéndolo fijo.

-No tengo hambre. -Susurró al fin, para JungKook fue un gusto volver a escuchar su voz por muy rota que sonara.

-Bien, pero te voy a hacer una manzanilla. -Decidió comenzando a prepararla. -Algo caliente, seguro has pasado mucho tiempo allí arriba; y las bebidas calientes sientan bien al corazón. -El tintineo brillante y ruidoso del tubo de luz en la cocina molestaba en los ojos y cabeza del rubio, JungKook lo notó. -¿Por qué no vas al sofá y te sientas mientras caliento mi cena y preparo tu manzanilla?

-Vale. -JungKook lo vio marcharse obediente y sentarse en su sofá, donde parecía ridículo por el pequeño tamaño de este.

Miró la hora en su reloj de cocina. Eran casi las dos de la mañana y él tenía a un niño rico en su sofá tras haber tratado de... ni si quiera podía escucharlo de su voz y en su mente. Sabía que debería haberlo dejado allí tras "salvarlo", puede que haber llamado a la policía; porque esto podría traerle graves problemas.

Sin embargo fue esa mirada rota y oscura, centellando una milésima de segundo cuando él le sonrió sincero y retiró sus lágrimas, la que lo obligó a traerlo a casa y cuidar de él.

Hold On; de ricos y pobres (KookTae) (TaeKook) (NamMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora