🧡Capítulo 26~Soy feliz🧡

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En la gran mansión Kim se respiraba un ambiente no vivido nunca. Y no era por el aroma de espeso humo a puros y cigarrillos o el alcohol siendo servido como si fuera agua un día caluroso. Era por las risas a compás, los gritos por ganar juegos o las conversaciones hiladas una tras otra de un grupo de jóvenes.

Los sirvientes de los Kim estaban en una encrucijada entre sentirse felices por su joven jefe o agotados por los constantes llamados pidiendo más comida o alcohol.

El grupo del sur; JungKook, Jennie, Han, JiSoo, MinHo, YoonGi, Lisa y Jimin, se había instalado junto a los del norte, Tae, Rosé y NsmJoon, en la sala de juegos de la mansión.

Jugaron bolos, pusieron música, jugaron cartas, futbolín, wii, Xbox, billar... Entre otras cosas. TaeHyung se sentía apreciado y cómodo por primera vez rodeado de tantas personas.

-Voy a hacer una pregunta. -Dijo volviendo de una de las esquinas alejadas de la sala YoonGi. Hacía unos minutos había recibido una llamada de uno de sus "empleados", Bangchan, y ahora volvía con el rostro totalmente cambiado.

TaeHyung no pudo explicarlo, pero sintió como si el aura de JungKook cambiaba de un segundo a otro con esa afirmación de su primo.

-¿Qué? -Preguntó viéndolo fijamente ya que este solo lo veía a él.

-¿Tienes algo que ver con lo de las tiendas de Im? -El ceño de Tae se frunció confuso mientras Han, Jennie y Minho se aproximaban a la mesa que ahora los tres compartían.

-¿Qué ha pasado? -Preguntó el pelirrojo Han.

-Alguien, supuestamente del sur, ha destrozado sus tiendas. -Dijo mostrando algunas fotos del interior de las mismas en su móvil. TaeHyung tragó saliva duramente al ver el mensaje en la pared firmado por Nochu.

-Si estás viendo mi nombre ahí, ¿exactamente qué me estás preguntando? -Inquirió el pelinegro. -Creí que dijimos de empezar una guerra, una rebelión, no iba a quedarme de brazos cruzados con lo que estaban diciendo.

-¿Y te atreves a llevarte a mi mujer? -Pregunta en rebate YoonGi, bueno aquel ya no era YoonGi sino el gran gobernante de las víboras Suga.

-Por dios Yoon. -Se queja la aludida, JiSoo. -Cuando nos casemos seguiré haciendo estas cosas si son necesarias.

-¿Y lo era? -Pregunta Minho tomando asiento junto a los demás.

-Sí, Rosé cariño, ¿lo explicas tú? -Pidió Lisa a su novia, esta asintió.

Mientras Rosé explicaba lo que había pasado con sus padres, las habladurías de Im y sus negocios en quiebra, a todos; TaeHyung no dejaba de repetirse que esas cuatro chicas y su Kookie habían causado tal desastre con cierto atisbo de hacer lo correcto.

¿Estaba loco por apoyar todo aquello?

Pero JungKook desconectó de la conversación, su mirada había caído sobre su pequeño hermano sentado al otro lado de la sala sobre la mesa de billar. Sus piernas colgaban y se balanceaban en el aire con infantilismo; pero ese no era el problema.

Lo que causó que su mirada se volviera filosa y dura fue ver cómo Kim NamJoon se sumergía con una confianza absoluta entre las piernas abiertas de su hermano y como le susurraba cosas al oído haciéndolo reír. Jimin, de un momento a otro, pareció recordar donde estaban y empujó al pelimorado del pecho, pero fue más bien un empujón suave y juguetón.

JungKook arrugó sus cejas y abultó sus labios todavía viéndolos fijo. NamJoon abandonó la sala en silencio y tranquilidad, unos segundos después Jimin lo siguió tratando de cerciorarse de que nadie le observaba. Kook se había cubierto tras la espalda de Jennie.

Hold On; de ricos y pobres (KookTae) (TaeKook) (NamMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora