¿Pero cómo se ha enterado?
Me pongo el vestido lo más rápido posible y miro a Abel. El alcohol me ha bajado de golpe al escuchar su voz. La historia se repite.
—Esto ha sido un error. —Susurro mirándole a los ojos.
—Lo siento. Nunca quise ponerte en este aprieto.
—La culpa es mía. No debería de tomar decisiones así borracha.
—De los dos. —Me acerco a la puerta y quito el cerrojo.
Al segundo la puerta se abre de par en par dejando ver a Iván super furioso. Primero me mira a mi y luego pasa su vista a Abel. No da crédito a lo que está mirando.
—¡Tú! —Señala a Abel. —¡Eres un hijo de puta! —Quiere abalanzarse hacia él pero me posiciono delante suyo. Abel no se queda a tras y aprieta los puños detrás de mí.
—¡Parad! —Grito lo más fuerte posible. —Abel por favor déjanos solos. —Asiente enfadado y se va dando un portazo. Me giro para mirar fijamente a Iván.
—¿Cómo lo sabías?
—¿Eso es lo que te preocupa? ¿El cómo lo sé? —Pasa una mano por su cara y se acerca a la ventana sin mirarme.
—No estamos juntos te lo recuerdo. —Poco a poco me voy acercando a él. Se gira para mirarme a los ojos. Hacía mucho tiempo que no lo veía así de enfadado.
—Lo sé. —Hace una pausa demasiado larga para mi gusto. —Pero hoy has estado a punto de decirme que querías volver. ¿O no es así? —La he cagado pero bien. —Es tu puto mejor amigo. ¡¿Qué quieres que piense?!
—Por favor déjame hablar. —Se sienta en mi cama sin dejar de mirarme a los ojos. Está decepcionado. —Estaba borracha y me podría haber follado a Abel como a otra persona.
—¿Me estás insinuando que eres una zorra? —Abro la boca indignada.
—Mira Iván, no estamos juntos. Puedo follarme a quien me dé la gana eso lo primero y lo segundo es que no sabes si te iba a dar una segunda oportunidad. —Se levanta de un salto para ponerse a centímetros de mi cara.
—Yo no he hecho nada. ¡Nada! Te he respetado desde el minuto uno.
—¡Porque la cagaste tú! —Le espeto en la cara.
—¡¿Y?! —Se aleja de mi mientras pasa una mano por su pelo. Me mira fijamente a los ojos y abre la puerta de mi habitación. —Ahora soy yo el que no sabe si darte una segunda oportunidad. —Sin dejarme hablar cierra la puerta de golpe.
¡¿Pero qué acaba de pasar?!
Doy vueltas en mi habitación sin saber que hacer ni que pensar. ¡¿Estamos locos?! No estoy con él, puedo hacer lo que quiera. Entiendo que se sienta mal pero no debe hablarme así. No soy su novia y puede ser que nunca más lo sea. Siempre lo he respetado y ahora que no estamos juntos ¿también lo tengo que hacer? Mi cuerpo, mis normas. ¿Y ahora no sabe si darme una segunda oportunidad? Venga ya.
Espero que todo esto sea sueño y cuando despierte por la mañana nada de esto habrá ocurrido.
...
Pero no ha sido así. Me levanto y voy corriendo a la habitación de Abel. Está dormido pero necesito hablar urgentemente con él.
—Abel. —Le muevo un poco para que se despierte. Nada. —¡Abel! —Se levanta de un salto desorientado.
—¿Qué pasa? —Me mira fijamente.
—Tenemos que hablar. —Asiente con la cabeza.
—Lo sé.
—Lo siento por lo de anoche. —Me siento delante suyo. —Estuvo mal.
—No Deni, estuvo increíble. Soy yo el que se tiene que disculpar porque en todo momento sabía que te arrepentirías al día siguiente. —Hace una pausa para cogerme de las manos. —Sé que estás enamorada de Iván y la cagué.
—La cagamos. —Se me cae una lágrima. —Perdóname por hacerte creer cosas que no son. No volverá a pasar. —Se acerca para darme un beso en la mejilla.
—Deni no pasa nada. A mi no me has hecho daño si eso te preocupa. Yo te quiero muchísimo y te esperaré toda una vida si decides cambiar de opinión.
—No quiero que me esperes Abel. Quiero que seas feliz con otra persona.
—Lo seré si la encuentro. Si no te esperaré. —Nos abrazamos fuerte. —Y el imbécil de Iván no tiene derecho a enfadarse. —Hace una pequeña pausa. —Y encima ni acabamos. —Le pego en el brazo para después reírme.
No quiero más fiestas nunca más.
...Otro mes que ha volado y ya estamos en septiembre. Hoy es mi dichoso cumpleaños y no estoy preparada para lo que pueda pasar.
Hace unos días le envié un mensaje a Iván, necesitaba que me perdonase aunque no hubiera hecho nada malo. Le dije que me diera una respuesta el día de mi cumpleaños y si no me dice nada, lo nuestro se habrá acabado para siempre.
Con Abel las cosas siguen igual. Lo dejamos pasar y no lo recordamos para nada en el mundo. Lore se enfadó un poco conmigo porque se preocupa también por él y la entiendo. Parece que lo haya utilizado pero os juro que Abel me parece una persona super atractiva y es un amor de chico. Lo tiene todo. Y encima me sigue dejando quedarme en su casa. Mejor persona que él no hay nadie.
Ian hace una semana y media que se fue. Me dio mucha pena que no pudiera quedarse para mi cumpleaños, pero lo pasamos genial. Espero que vuelva pronto y si vuelve, que se traiga a Patricia y a Cameron.
Decido levantarme de una vez de la cama. Llevo por lo menos una hora dando vueltas en ella sin saber que hacer. Lore me dijo ayer que el día de hoy lo tuviera vacío, que no hiciera planes. Tuve que hablar con mi profesora para coger el día libre.
Voy directa a la ducha. Al salir me pongo una camisa blanca y un pantalón corto. Decido bajar a desayunar con Dani y Abel que están ya sentados en la mesa de la cocina. Dani al verme se le ilumina la cara y veo como pellizca a su hermano.
—Cumpleaños feliz. —Cantan al unísono. —Cumpleaños feliz. Te deseamos Deni, cumpleaños feliz. —Dani se baja de la silla y corre a abrazarme.
—¡Felicidades! —Le abrazo.
—Muchas gracias precioso.
—Felicidades guapísima. —Abel se levanta y me abraza por los aires.
—Gracias a los dos. —Me siento con ellos en la mesa. —De verdad que este es uno de mis cumpleaños preferidos.
Desayunamos entre risas unas tortitas con Nutella y un zumo de naranja. Delicioso. Al acabar, decidimos llevar a Dani al parque, así mientras hacemos tiempo para la hora de comer.
Lore y Abel llevan mi cumpleaños con total secretismo. Mira que les dije que no me hicieran nada de fiestas pero no sé por qué, huelo a fiesta de lejos. A las siete vendrá Lore a peinarme, luego ella se irá con Tomás y yo con Abel y Daniel. ¿A dónde? Ni idea.
Después de un buen rato, decidimos volver a casa. Mientras Abel saca los ingredientes para preparar una rica pasta italiana con pesto y parmesano, yo voy arriba a cambiarme de ropa. No puedo ayudarle a cocinar con una camisa blanca. Me quito la ropa que llevo y voy directa al armario. Un golpe me hace saltar del susto. Me acerco cuidadosamente a la ventana y lo veo ahí parado tirándome piedras a la ventana. Iván como puede sube por una enredadera hasta llegar a la ventana de mi habitación. La abro sigilosamente para dejarle pasar. Como Abel se entere de que está aquí, lo mata a pedazos.
Iván me mira de arriba abajo sin pestañear. Será guarro. Decido colocarme el chándal corto para que deje de babear. Al acabar, se posiciona delante mío para cogerme la cara con las dos manos y acariciarla.
—Iván. —Susurro. Me mira fijamente a los ojos para luego pasar a mis labios. Con lágrimas en los ojos decide besarme cogiéndome totalmente por sorpresa. Al momento nos separamos juntando nuestras frentes. —¿Qué pasa? —Susurro de nuevo. No quiero que Abel nos escuche.
—Felicidades preciosa.
—Gracias. —Sonrío, pero algo anda raro. —¿Qué pasa Iván?
—Cuando vine aquí me comporté como un gilipollas. Sé perfectamente que no estamos juntos y que no te tienes que disculpar por nada. —Dice encima de mis labios con los ojos cerrados. Los abre para mirarme fijamente. —Pero verte con Abel me mató. Nunca pensé que os enrollaríais y menos que os acostaríais. —Se sienta en la cama y me coloca delante suyo mientras me coge las dos manos. —¿Podrás perdonarme por todo? Por lo de Hugo, por lo del otro día, por lo que pueda llegar a pasar algún día. —Asiento con la cabeza.
—Quiero intentarlo de nuevo pero poco a poco. —Susurro mirándole fijamente a los ojos. —Te echo mucho de menos Iván. —Se levanta y me abraza con fuerza.
—Te amo Deni. —Besa mi cabeza. —Muchísimo. —Se separa para mirarme. —Quiero que lo intentemos de nuevo sin que nadie se meta de por medio.
—De momento lo mantendremos en secreto. Solos tú y yo. —Nos besamos durante un tiempo. Iván decide marcharse y yo debería de ir a la cocina con Abel que se preguntará dónde me he metido.
Bajo corriendo las escaleras y entro a la cocina. Abel entrecierra los ojos mientras piensa algo pero decide dejarlo correr y sonreír.
—Venga, vamos a preparar esta rica pasta. —Le sonrío de vuelta.
...
Dos horas para que nos marchemos a no sé donde y Lore aún no ha llegado. Decido maquillarme mientras viene con una suave sombra de ojos granate, máscara de pestañas y un labial rosado. Hoy me apetece potenciar más mis ojos. Escucho el timbre de fondo y a los segundos pasos apresurados directos a mi habitación. Lore entra agitada con un precioso vestido de terciopelo azul.
—¡¿Aún estás así?! —Me mira de arriba abajo. —Saca la plancha del pelo y me sienta con brusquedad en la silla de mi escritorio.
—La que has llegado tarde eres tú. —Sonríe con malicia.
—Sí, sí, perdona. Hoy estoy un poco nerviosa. —Pega un grito. —¡Deni, felicidades! —Nos reímos.
—Si me has llamado tres veces esta mañana. —Recoge parte de mi cabello en un moño y empieza a plancharlo.
—Lo siento. Es lo que tiene tener una amiga con dieciocho años.
Sigue planchando mi cabello pero algo le ronda por la cabeza.
—¿Qué pasa Lore? —Hace una mueca.
—¿Has hablado con Iván? —Me pongo un poco nerviosa pero lo intento disimular.
—No. ¿Por qué?
—No quiero verte sufrir de nuevo. Iván no te va a traer nada bueno si le das una segunda oportunidad y creo que siendo hoy tu cumpleaños, va a intentar ponerse en contacto contigo. —No quiero mentirla pero no me queda otra.
—Lo sé. —Susurro.
—¿Y con Abel? —Sonríe con malicia. Siempre le ha gustado Abel para mí pero quiere protegerlo de mis idas y venidas.
—¿Esto que es un interrogatorio? —Tira del pelo ofendida pero luego nos reímos.
—Contesta.
—Bien. Estamos bien.
Al acabar de alisarme el pelo y de hacerme preguntas. Me ayuda a elegir el vestido perfecto para la ocasión. Decidimos optar uno de media manga de terciopelo negro con unos tacones de plataforma negros. Queda media hora para que sea la hora de irnos así que decidimos bajar con Abel y Dani al salón. Abel al verme se queda embelesado. Él va con un traje de terciopelo azul y sus mocasines negros. ¿Qué nos pasa hoy a todos con el terciopelo? Se acerca despacio y me da un beso en la mejilla.
—Estás preciosa. —No puedo evitarlo y me sonrojo. Abel me tiene loca. No voy a negar que no siento nada por él. No sé si es porque vivo con él y lo veo cada día pero me atrae muchísimo. Sin embargo, estoy completamente enamorada de Iván y no quiero cagarla de nuevo ahora que lo vamos a intentar.
—Gracias Abel, tú también estás que te sales. —Nos reímos y nos sentamos en el sofá.
Después de un rato, salen a buscar los coches para irnos pero recuerdo que me he dejado el móvil en la habitación y subo corriendo a buscarlo. Lo veo encima de mi mesa y lo cojo pero me doy cuenta a través del espejo de que hay una carta encima de mi almohada. La cojo con cuidado y la abro.
"Hola mi amor. Antes no te he dicho nada porque quería aclararlo todo antes de proseguir con todo lo que nos espera. Hoy es tu cumpleaños por lo que quiero estar contigo y no volver a separarme de ti. Tendré mucho cuidado de que no me vean, ya que os seguiré con el coche y te esperaré a donde quiera que vayamos. Estoy ansioso de darte mi regalo. Te amo Denise Bennet y feliz cumpleaños."
Madre mía, mi corazón va a mil por hora. Guardo la carta en mi mesita de noche y salgo de la habitación para bajar al salón. Saludo a Tomás que acaba de llegar y nos subimos cada uno a nuestro respectivo coche. Me giro por la ventana para ver si puedo descifrar a donde vamos pero nada, no veo nada. Abel me va preguntando si sé a donde vamos pero le digo que no todo el rato.
—Abel déjalo que no sé donde vamos. —Se ríe.
—Que borde eres a veces. —Coge mi mano pero al segundo la suelta para cambiar de marcha. ¿Puedo estar sintiendo algo por Abel? Niego con la cabeza para retirar esos pensamientos.
Al cabo de media hora llegamos. ¡Por fin! Estamos en medio de un bosque delante de un camino liso por donde no pasa ni el coche.
—Ahora toca ir a pie. —Dice Abel mientras desabrocha el cinturón de su hermano y lo ayuda a bajar.
—¿Dónde me habéis metido? —Lore se baja del coche feliz y viene a mi lado.
—Te encantará te lo prometo. —Caminamos los cinco siguiendo el camino. Me giro para ver si veo a Iván pero nada, no está.
Los chicos me miran todo el rato expectantes de la reacción que pueda tener. Abel se coloca a mi lado y entrelaza nuestros dedos.
—¿Estás feliz? —Susurra en mi oído. Miro a lo lejos y la veo. Es una casa grandiosa decorada con luces y con mesas en la entrada con comida y bebida. Aprieto nuestras manos.
—Muchísimo. ¿Pero qué es todo esto? —Lore me empuja un poco por la espalda haciendo que soltemos nuestras manos. Veo a mucha gente que conozco y a otras que solo he emitido una sola palabra en toda mi vida con ellos.
—¡Sorpresa! —Gritan todos al unísono.
—Os quiero mucho. —Abrazo con fuerza a Lore y después a Abel.
Mis amigos, mis tíos, los padres de Lore, los primos de Iván y casi todo el instituto para hacer bulto delante mío con regalos en las manos. Qué locura.
Decido saludar a todos uno por uno. Estoy muy agradecida de que hayan venido, sobre todo a mis amigos de la infancia. Al acabar, nos dirigimos a las mesas repletas de comida y empezamos a picar. Son tapas sencillas pero que llenan mucho para no quedarte con hambre.
Cuando acabamos todos o casi todos, Lore me hace sentar en una silla de plástico decorada para la ocasión para que la gente me vaya trayendo los regalos. Sinceramente, me da mucha vergüenza todo esto. Lore me da su regalo y lo abro con cuidado. Es un vestido plateado de tirantes y seda y una sudadera con una foto nuestra impresa de cuando éramos niñas.
—Lore. —Susurro. —Es increíble. Muchas gracias. —Le doy un beso y un abrazo.
—Ahora el mío. —Dice Abel.
—Nuestro. —Dani se coloca delante de él con una sonrisa traviesa. Abro el regalo y miro a Abel.
—No puedo aceptarlo Abel. —Hago una pequeña pausa. —Es demasiado. —Me ha regalado un collar de oro blanco y unos pendientes a juego. Le debe de haber costado una fortuna.
—Se dice gracias. —Se ríe. Me levanto para abrazarlo.
—Muchas gracias a los dos. —Se acerca a mi para darme un beso en la mejilla y se va con su hermano.
Esto se me está haciendo eterno. Solo quiero que acaben de darme los regalos para buscar a Iván. La verdad es que me han regalado demasiadas cosas que ni esperaba. Estoy muy agradecida por tener los amigos que tengo. Pusieron música y comenzamos a bailar todos. Al rato noto como un brazo me rodea la cintura. Se me eriza la piel solo de sentirlo. Me giro sonriente y le miro directamente a los ojos.
—Salgamos de aquí antes de que me vean. —Susurra para después cogerme la mano y salir corriendo de la fiesta.
Entramos dentro de la casa y subimos a una habitación cualquiera. Al parecer nos vamos a quedar a dormir aquí, está lleno de bolsas con ropa y neceseres. Cierra con pestillo y se acerca a mi.
—Cierra los ojos. —Eso hago. —A la de tres abre los ojos. Uno. —Pausa. Dos. —Pausa. —¡Y tres!
Madre mía.
Editado el 16/10/2020

ESTÁS LEYENDO
Yo ballet y tú hip hop
Fiksi RemajaElla una profesional del ballet. Él un aficionado al hip hop. Ballet y hip hop, dos tipos de bailes muy diferentes pero a la vez muy iguales. ¿Qué pasaría si su prima estuviera metida en el asunto? ¿Qué pasaría si su ex volviese con ganas de acabar...