Capítulo 36

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Se acerca lentamente a mi y me abraza. Cómo si en todo el tiempo que ha pasado no hubiera pasado nada entre nosotros dos.

—Lo estás haciendo mal. —Deja una bolsa en el suelo y se posiciona al lado de las barras para hacer el paso que él me enseñó. Coge mi mano y me ayuda a hacerlo. Sin embargo, yo no puedo dejar de mirarle a los ojos. Estoy confusa.

—Iván. —Susurro y me aparto un poco de él. Lo echo de menos, muchísimo pero me ha hecho mucho más daño. Se pasa una mano por el pelo sin dejar de mirarme fijamente.

—Deja que te explique por favor. —Asiento con la cabeza sin saber qué decir ni qué hacer. —Lo primero de todo quiero disculparme por mentirte, sé que dijimos no más mentiras pero ya era tarde, había pasado tanto tiempo que ya no lo vi necesario contártelo. Hasta que pasó lo que pasó. —Susurra.

Quiero irme de aquí, no estoy nada cómoda. Intento pasar por su lado para irme pero me detiene.

—¡¿No ves que me duele todo lo que me dices?! —Hago una pausa y él se pone a llorar. No puedo evitarlo y se me derraman las lágrimas. —Estoy cansada. —Suspiro sin dejar de mirarle. —Cansada de esta relación que solo me ha causado dolor. —Noto un pinchazo en mi vientre.

—Deni, no está embarazada. —Suspiro más tranquila pero igualmente me ha mentido y a saber que cosas más oculta.

—Iván esta relación se acabó. —Las lágrimas salen sin parar tanto de mis ojos como de los suyos. Está siendo un momento muy duro. Intenta acercarse a mi pero retrocedo. —Lo pasamos muy bien juntos pero no estoy preparada para continuar con esto que teníamos. —Nos señalo.

—Amor no puedes hacernos esto. No ahora. —"Amor". Esa palabra retumba dentro de mi. —Solo tú y yo ¿recuerdas? —Me muestra el colgante que le regalé el día de su cumpleaños. No puedo evitar en mirar el anillo que él me regaló.

Me acerco a él y nos fundimos en un abrazo. Ese abrazo único lleno de amor pero que los dos sabemos que es uno de despedida. Me separo lentamente y le miro a los ojos.

—Me alegro de haberte conocido Iván pero nuestra historia acabó hace ya tiempo y ni nosotros lo sabíamos. —Niega con la cabeza.

—Deni. —Susurra entre lágrimas. —Te amo muchísimo.

—Y yo a ti Iván. —Acaricio suavemente su cara. —Pero nos hemos hecho tanto daño. —Suspiro. —Esto es lo mejor para los dos.

Dicho esto le doy el anillo que me regaló y salgo por la puerta no sin antes mirar atrás. Está tirado en el suelo con las manos en su cara llorando.

Esto es lo mejor para los dos Deni y lo sabes por mucho que lo ames.

...

Diciembre. Este mes lo odio y lo amo. Odio el frío pero amo la Navidad.

Después de aquel día en el estudio no supe más de Iván. Ni él se comunicó conmigo ni yo con él. Esto ha sido lo mejor para los dos. Sin embargo, algo dentro de mi desde la semana pasada me recuerda que fui una cobarde al no contarle lo de nuestro hijo. Era la oportunidad idónea y la dejé escapar.

En nada estaré de cuatro meses y la barriga ya comienza a notarse. Estoy tan feliz. Cada día hago ejercicios para fortalecerme a parte de los que ya hago para las clases de danza. Al final he dado el paso de comunicarlo tanto en el conservatorio como en mi trabajo. En el quinto mes de embarazo no me dejarán asistir a las clases más exigentes y tendré que coger la baja en el estudio.

Tengo tanto miedo de que llegue el día que nazca. No estoy preparada como en el fondo pienso. Será tan difícil. En un par de días tengo cita con la ginecóloga para saber el sexo del bebé, estamos todos ansiosos.

Ian ha decidido llevarme a la montaña para pasear y no se está nada mal. Llevamos tres horas caminando sin parar y mis pies ya gritan que quieren descansar. Le quedan cuatro días en Barcelona, pero al enterarse de que estoy embarazada y que encima estoy soltera ha decidido que en un par de meses vendrá de nuevo pero esta vez quiere mirarse un piso por aquí para quedarse unos años.

Está loco.

—¿Podemos para ya? —Sin esperar respuesta me siento con cuidado en una piedra plana.

—Deni no queda nada para llegar. —Le fulmino con la mirada. —Está bien. —Se ríe. Me ayuda a levantarme. —Vamos a hacernos una foto. —Posamos y volvemos a sentarnos. A los diez minutos continuamos el camino.

Al llegar podemos ver las increíbles vistas de la ciudad. Se coloca detrás mío y me abraza con cariño por la cintura.

—Deni, esto es un poco complicado para mí pero me gustaría decirte que me gustas después de todo este tiempo. —Dice sin cambiar la posición. —Quiero que cuando estés preparada podamos intentarlo. Si tú quieres claro. —Ahora sí que me giro para mirarlo.

—Ian. —Susurro.

—Sin presiones. Cuando estés lista y si tú quieres. —Sonrío. Es tan perfecto sin embargo noto un pinchazo en mi vientre. El bebé sabe que debo de hablar con Iván antes de tomar otra decisión.

—Cuando esté lista.

Sé por ahora que no quiero nada con él bueno, ni con él ni con nadie. Estoy enamorada de Iván y seguiré estándolo, aunque espero que no dure mucho. Lo echo demasiado de menos y el dolor se me hace insoportable.

Su voz me saca de mis pensamientos.

—¿Cómo se llamará? —Sonríe mirándome fijamente.

—No lo tengo claro. —Me siento a su lado a lo que Ian aprovecha para poner un brazo en mis hombros. —¿Crees que seré buena madre? —Cambio de tema. Ian acaricia mi mejilla con suavidad.

—No tengo ni la menor duda de que serás la mejor madre que ese bebé podrá tener.—Sonrío ante sus palabras.

—Sabes como sacarme una sonrisa. —Se acerca un poco e intenta besarme. Me aparto antes de que suceda. —No puedo Ian. —Susurro.

—Lo siento Deni. —Dice deprisa y separándose de mi.

—No pasa nada, solo que ahora no es el momento.

Por la tarde decidimos volver a casa. No estoy incómoda con él, pero ha sido raro. Ya no soy la que hace unos meses se enrolló con él.

...

—¿Queréis parar ya? Me estáis avergonzando. —Me tapo la cara como puedo. Estamos en el hospital y Lore y Abel no paran de gritar apostando que será.

—Si no fuese tan cabezota aceptaría la apuesta. —Medio grita Abel.

—No me parece justo que le tenga que invitar al restaurante japonés más caro. —Le mira directamente. —¡Busca uno más barato y entonces acepto!

Lore dice que será niño y Abel dice que será niña. Sinceramente a mi me da exactamente igual el sexo del bebé, que sea lo que quiera ser.

—¿Denise Bennet?

—¡Aquí! —Gritan los dos al unísono. Nos levantamos de los asientos y vamos directamente a la puerta de la sala. Es que parecen que los embarazados sean ellos, me han dejado la última.

La doctora me indica que me tumbe en la camilla y eso hago. Me levanta la camiseta y con cuidado coloca un papel enrollado en mi pantalón para no mancharlo. A continuación coloca el gel, demasiado frío para mi gusto, y pasa una máquina por mi vientre.

Estoy con los nervios a flor de piel.

—El primero imagino. —Asiento con la cabeza. —Mira a la pantalla. —Eso hago. —Te presento a tu hijo. —Y ahí está. Tan pequeñito hecho bola. Las lágrimas no dudan en salir.

—¿Has dicho que es niño? —Dice Lore sobresaltada.

—Eso he dicho sí. —Se ríe la doctora.

—¡Es niño! —Grita Lore. —Me debes esa cena en ese magnífico restaurante japonés. —Le saca la lengua a Abel.

Abel decide ignorarla y me acaricia la mano.

—¿Cómo estás? —Sonrío.

—Muy feliz.

La doctora retira el gel con una servilleta y cuando acaba me levanto de la camilla. Nos dirigimos al coche de Abel para poner rumbo a casa. Aunque pensándolo mejor, creo que va siendo hora de saberlo.

Abel aparca delante de la casa de Iván.

—¿Quieres que entremos contigo? —Asiento con la cabeza.

—Vamos. —Añade Lore.

Salimos los tres del coche y pico a la puerta. Esta vez es Joe quien abre la puerta y al verme salta de alegría. Me abraza con mucha fuerza y nos deja entrar. Vamos directamente al salón donde Joe nos ha dicho que están los demás. Con los demás me refiero a Cloe y a Zoe, Iván no da señales de vida.

—Y bueno, ¿qué te trae por aquí? —Dice Cloe.

—¿No está Iván verdad? —Niega con la cabeza. Lo que me temía.

—Volvió a Francia. —Añade Zoe. —Nos contó que bueno, lo dejasteis y pensó que lo mejor sería volverse, ya que está intentando encontrar trabajo y seguramente se busque un piso allí, ahora está en un hotel.

El dolor se apodera de mi. Sé que le dejé yo pero en el fondo quería que luchara por nosotros por nuestro hijo. Aunque como va a luchar si no lo sabe.

Estúpida de mi.

—No me malinterpretes, me gusta tenerte aquí. —Cloe hace una pausa. —Pero, ¿qué hacéis aquí? —Mis manos empiezan a sudar. Quería contárselo a él primero pero no puedo ocultarlo más.

Me pongo de pie delante de los tres primos y levanto mi camiseta para mostrarles la pequeña barriga que sobresale. Lo han pillado a la primera, ya que los tres están con la boca abierta.

—Estoy embarazada. —Digo sonriente. Cloe es la primera en acercarse y en darme un abrazo.

—Deni felicidades. —Coloca su mano en mi barriga. —¿De cuánto estás?

—De cuatro meses. —Se aleja un poco de mi y ahora es Joe el que se atreve a hablar.

—¿Iván lo sabe? —Niego con la cabeza. —¿Por qué no se lo contaste antes de cortar con él? —Bajo mi camiseta y me siento de nuevo en el sofá.

—Os juro que quería decírselo pero no pude. —Hago una pausa. —Al final le dejé por mentiroso, por ocultarme cosas cuando estábamos juntos y yo hice lo mismo aunque no estábamos juntos cuando me enteré. —Miro fijamente a cada uno de ellos. —La última vez que lo vi quería contárselo, decirle que vamos a tener un hijo juntos. —Sonrío nostálgica mientras una lágrima decide deslizarse por mi mejilla. —Pero el problema fue el verlo llorando. Destrozado por nuestra ruptura y no pude.

Coloco mis manos en la cara para taparla y Abel aprovecha para acariciarme lentamente la espalda. No sé si es por qué él sabe que hablo de su padre pero me acaba de dar la primera patada. Sonrío entre lágrimas y coloco mi mano en el vientre.

—Deni tienes que decírselo antes de que sea demasiado tarde. —Dice Zoe apresurado. —Iván merece saberlo, al final de todo es el padre del niño. —Asiento con la cabeza.

Tendré que hacerlo sí.

—Sabes que querrá volver contigo después de esto ¿verdad? —Dice Cloe. La miro con lágrimas en los ojos.

—El problema es que yo ya no quiero estar con él.

—No te mientas a ti misma Deni. —Añade Joe.

—Iván es el amor de mi vida. —Digo corriendo. —Pero él no estuvo cuando más lo necesité, el día que me violaron, él decidió irse con una chica para saber si estaba embarazada, esa misma chica que me dijo que no habían hecho absolutamente nada. —Río sin ganas. —¿Y tú crees que yo puedo estar con una persona así? —Niego con la cabeza. —Hemos pasado por muchas cosas ya, por muchas mentiras y no puedo más.

Después de estar un rato más hablando decidimos irnos ya. Está anocheciendo y Daniel sigue con la vecina, pobrecito.

Al llegar a casa, subo directamente a mi habitación. Me miro al espejo y toco mi vientre.

—Cariño, mamá está aquí contigo. Voy a decírselo a tu padre, pero no sé como se lo tomará. Espero que todo salga bien. Te amo.

Si no lo hago ahora, no podré.

Marco el número de Iván y le doy a la tecla de llamar. Espero unos segundos y salta el contestador.

—Em. —Hago una pausa. —Hola Iván, soy Deni. Lo siento por hablarte ahora después de lo que decidimos el otro día pero tengo una cosa que decirte y no sé si este será la mejor manera a través del móvil para contártelo pero tienes que saberlo. Iván yo.

Pip

Me he quedado sin tiempo en el contestador. Genial Deni.

Mañana volveré a intentarlo.


Editado el 26/07/2021

Yo ballet y tú hip hopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora