Capítulo 34

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Y encima están cogidos de la mano. ¿Se puede saber qué se traen entre manos?

Salgo ante su mirada, lo último que quiero es que me hable y se vuelva a entrometer en mi vida. He estado muy bien sin saber de él. Veo que le dice algo en la oreja a Shaina y sale corriendo detrás de mi para posicionarse a mi lado. En ningún momento dejo de caminar.

—De. ¿Qué haces por aquí? —Hago una mueca.

—¿Qué quieres Hugo? —Se ríe fuertemente. Que asco me da.

—Niña a veces eres tan. —Se queda pensativo. —Agobiante. —Sé que quería decir otra cosa el muy hijo de puta.

—¿Qué te traes entre manos con mi prima?

—¿Celosa? —Ahora me río yo.

—Ni en sueños. —Empiezo a andar más de prisa. —Déjame en paz Hugo.

—Solo follamos por si te interesa. —Hace un gesto con las manos. —Está muy buena. —Qué asco.

Hacía media hora que le había escrito un mensaje a Iván. Quedamos que vendría a buscarme y no da señales de vida. Aprovecho para enviarle otro diciéndole que le esperaré delante del centro comercial, ya que me queda a dos calles. Hugo sin embargo sigue a mi lado.

—¿Puedes dejar de seguirme? —Aprovecha que estoy guardando el móvil en el bolso y me acorrala contra la pared.

—¿Y si no qué? —Me estoy empezando a asustar. —¿Vas a gritar? —Nos mete en un callejón oscuro detrás de unos contenedores. Forcejeo pero es más fuerte que yo y es inútil. Intento gritar pero me tapa la boca con la mano. —Yo de ti no haría eso. —Le muerdo la mano y al segundo siento su mano como impacta en mi cara.

Viene preparado. Tapa mi boca con un pañuelo que saca de su bolsillo y me pone contra la pared. Lo tenía todo preparado el muy hijo de puta. Las lágrimas empiezan a derramarse por mi mejilla. ¿Dónde está Iván?

Otra vez no. Es lo único que se repite en mi mente. Intento forcejear de nuevo pero es inútil.

Empieza a besarme el cuello dejándolo asquerosamente húmedo y con marcas. Con una mano me agarra las manos y con la otra aprovecha para bajarme el pantalón y con él el tanga. Cierro los ojos con fuerza, solo quiero salir de aquí.

—De, no te recordaba así de buena. —Baja su pantalón como puede y su bóxer. Sin nada introduce su miembro dentro de mi. Cada embestida es peor a la anterior.

—¡Para! —Digo como puedo al bajar un poco el pañuelo con la boca. —¡Socorro! —Grito de nuevo. Hugo sale de mi y me gira para quedar cara a cara. Se sube el pantalón y me tira al suelo de mala manera.

Se acerca un poco a mi y me pega de nuevo en la cara.

—Asquerosa puta. —Se empiezan a escuchar ruidos en la carretera y las luces de las casas de alrededor empiezan a encenderse.

—¡Socorro! ¡Ayuda! —Grito entre lágrimas. Hugo escucha una voz en particular y decide salir corriendo sin mirar atrás.

De repente aparece Iván corriendo hacia mi con vecinos detrás de él. Su cara es indescifrable.

—¡Deni! —Se acerca corriendo a mi y me ayuda a ponerme de pie. Con cuidado sube mi tanga y mis pantalones. Está preocupado y ¿arrepentido? No consigo descifrarlo. Acaricia mi cara y hago una mueca. Me duele muchísimo. —¿Ha sido él verdad? —Me sujeta la cara para que le mire a los ojos. —¡Deni! ¡¿Ha sido Hugo verdad?! —Dice aún más fuerte asustándome.

Al darse cuenta de mi estado me abraza con fuerza y pide a los vecinos que llamen a la policía. Me duele todo. Estoy paralizada, mi mente está en otra parte y las lágrimas no paran de salir.

Lo miro a los ojos.

—¿Dónde estabas Iván? —Al momento las lágrimas salen de sus ojos.

—Lo siento mucho Deni. Lo siento. —Dice sin parar.

A los minutos llega la ambulancia y la policía. Me suben corriendo a la ambulancia para llevarme al hospital más cercano, la policía vendrá detrás nuestro para después hacerme preguntas.

Le pido a Iván que llame a Lore y a Abel que estará preocupado para que vengan al hospital.

Al llegar me colocan en una camilla y me llevan directa a una habitación.

Después de hacerme pruebas deciden dejarme un rato a solas con Iván para después comunicarme los resultados.

—Lo siento mucho Deni, si hubiera llegado a tiempo nada de esto habría pasado. —Besa mis manos. No sé por qué pero no puedo dejar de mirarle a los ojos. Hay algo en mi que me dice que no me está contando la verdad.

—¿Dónde estabas? —Es lo único que le digo. Se encoge de hombros. —Dime la verdad por favor. —Digo entre lágrimas. Ahora es él el que no deja de llorar y de arrepentirse. —¡Iván!

—He estado con otra chica. —¡Qué qué! —Lo siento mucho Deni, no es lo que tú crees. —Dice corriendo al ver mi cara. —A ver por dónde empiezo.

—Iván. —Digo entre dientes. —¿Qué has hecho?

—La chica con la que me viste en mi casa. —Asiento con la cabeza. —Dice que está embarazada de mi. —Abro la boca. Esto no puede ser real. Solo quiero que sea otra pesadilla y despertar de una vez.

—Pero tú... Me dijiste que no os habíais acostado. —Llora más fuerte.

—Lo siento Deni, lo siento. No sabía cómo te lo ibas a tomar.

—Yo me acosté con uno en Londres, me acosté con Abel. ¡¿Y tú no eres capaz de contarme que te acostaste con una chica?! —Llora más fuerte. —¡Deja de llorar! ¡A mi me han violado! —Vuelvo a llorar más fuerte. —No estabas Iván. —Susurro.

—Lo sé Deni, lo siento mucho. Esto no volverá a pasar lo juro. —Quiere tocarme pero me alejo como puedo de él. Al estar en una camilla se me hace bastante difícil.

—Quiero que te vayas y que no vuelvas a hablarme nunca más. —Hago una pausa. —Prometimos que no habría más secretos entre nosotros dos y no lo has cumplido.

—Deni. —Susurra.

—Vete por favor. —Susurro entre lágrimas mirándole directamente a los ojos.

Eso hace. Sale de la habitación sin dejar de mirarme. Al momento entran Lore y Abel al escucharme llorar fuertemente. Solo les pido que me abracen fuerte, muy fuerte. Ahora es cuando más los necesito.

A los minutos entra una doctora y pide que se vayan pero yo me niego. No quiero estar sola.

—Deni. —Me mira directamente a los ojos. —Supongo que no lo sabías pero es una situación que debes saber. —Miro a mis amigos sin entender. —Allá voy. —Hace una pausa. —Estás embarazada de dos meses.

...

Ha pasado una semana de esa noticia. Una maldita semana que no sé qué hacer con mi vida. La policía después de ese bombazo me hicieron varias preguntas y obviamente puse la denuncia. No quiero que ese hijo de puta ande suelto. Y yo no quiero salir de la habitación, no puedo.

Abel pica a la puerta.

—Deni déjame entrar por favor. —Me levanto como puedo y quito el pestillo para volver a tumbarme de nuevo en la cama. Se acerca lentamente a mi y me besa la cabeza. —¿Quieres algo para comer? —Niego con la cabeza. —Deni, no comes nada y lo siento mucho por recordártelo, pero tienes un bebé al que alimentar. —Las lágrimas no dudan en salir.

—No sé qué hacer Abel. —Lloro. —No sé si quiero tenerlo. —Acaricia mi cabello.

—Yo estaré aquí para lo que necesites ya lo sabes. —Asiento con la cabeza. —Pero deberías de hablar con Iván Deni.

—¡No! —Digo rápidamente. —No puedo Abel.

—No lo defiendo, pero no deja de llamarte y de venir a casa. Tendrás que decirle algo tarde o temprano. —Dicho esto se pone de pie. —Anda, baja a comer.

Y se va, dejándome de nuevo con mis pensamientos.

¿Quiero tener al bebé? La respuesta es sí. Desde que me lo dijeron no he dejado de pensar en otra cosa, en esta dura decisión que cambiará mi vida para siempre. Y sí, quiero tener al bebé. Pero Iván, ¿qué opinará él?

Me levanto sin fuerzas y decido darme una ducha. Huelo bastante mal. Al salir miro mi aspecto, estoy horrible. Las marcas que me dejó Hugo ya habían desaparecido hace días, pero se siguen sintiendo como si estuvieran. Me visto con algo cómodo y bajo a la cocina donde se encuentra Abel y Daniel. Daniel al verme no duda en correr a abrazarme.

—¡Deni! Te he echado tanto de menos. —Sonrío mientras nos separamos. Me siento al lado de Abel quien coloca un plato de macarrones enfrente mío.

—Preparados con todo el amor del mundo. —Sonrío de nuevo.

—Gracias Abel, por todo. —Me apoyo en su hombro.

Al finalizar de comer recogemos todo y me siento en el sofá. No tengo ganas de hacer nada. Obviamente, se lo conté todo a mi profesora de ballet, bueno pasé por alto el embarazo y lo entendió perfectamente y dejó que me cogiera la baja para seguir cobrando. Y hace también una semana que no piso el conservatorio.

Suena el timbre. Mi mente solo piensa en él. Abel se levanta para ir a abrir.

—Iván. —Susurra. Me levanto del sillón sin saber qué hacer. Abel sin dejarle entrar echa una mirada al salón para encontrar mi mirada. Le niego con la cabeza. No puedo verle, no aun.

—Déjame verla por favor. —Suena horrible.

—Ella no quiere verte. —De un momento a otro, pilla desprevenido a Abel y abre la puerta de un golpe para introducirse seguidamente en el interior de la casa. Al verme ahí parada se paraliza.

—Deni. —Susurra con lágrimas en los ojos. Mi cuerpo está paralizado pero mi corazón grita que vaya a abrazarlo pero mi mente me recuerda que es un mentiroso. —Tenemos que hablar. —Abel le aplaca y le empuja hacia la puerta. Iván lucha para quedarse pero no le quedan fuerzas. —¡Deni! ¡Déjame joder! —Grita con rabia.

Me vuelvo a sentar en el sillón y las lágrimas invaden de nuevo mi visión.


Editado el 23/07/2021

Yo ballet y tú hip hopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora