—Deni, qué sorpresa. —Dice mi profesora. —¿Cómo te encuentras?
—Bien, acabo de salir del hospital. Como nadie ha venido a buscarme, he pensado en pasarme a veros. —Asiente con la cabeza con una media sonrisa.
—Siéntate y goza del espectáculo.
Como puedo me siento en una banqueta que está situada al lado de la puerta. Dejo mi bolsa a un lado con las muletas. Estas mujeres son unas genias, aunque tengan un nivel inferior, son muy buenas. Me encantaría ahora mismo levantarme y bailar con ellas. La coreografía de mi profesora es muy buena y ellas la siguen a la perfección, lo único que les falla a algunas es la técnica pero brutal. Dejo salir una sonrisa, me hace feliz ver a las demás personas contenta, en ese momento noto una mirada fija en mí, obviamente sé de quien es. Miro a verle y está observándome con inquietud, con ganas de venir, besarme y no dejarme ir, pero lo que sucede realmente es que está ahí parado, solo mirándome. Desvió mi mirada con un cierto rubor en mis mejillas, como puedo pensar estas cosas.
Ahora solo pienso en las batallas, no quiero perdérmelas. Me levanto y llamo a mi profesora para que venga, necesito hablar con ella. Mientras viene veo a lo lejos a Iván cogiendo a una chica a los aires para luego darle vueltas agarrándole la cintura. Mi corazón hace un movimiento raro estrujándose cada vez más, conozco esta sensación perfectamente y no me creo que esté pasando.
—¿Qué pasará con las batallas?
—Buena pregunta. Pues ayer los llamé y me dijeron que te puedes permitir perderte las primeras que son grupales pero las de individual tienes que asistir si o si o te descalificarán. Tienes menos de dos meses. —Las palabras se cortan por lo que asiento de nuevo con la cabeza. No me lo esperaba para nada, pensaba que directamente me descalificarían, es genial.
Me despido de ella y de las chicas y salgo del estudio con las odiosas muletas. Recorro tan solo una calle y ya tengo a Iván situado a mi lado con el pelo revuelto y con su vestimenta de ballet.
—Deja que te ayude. —No se lo impido por lo que coge mi bolsa y se la sube hasta el hombro para que no se le caiga.
Caminamos dirección a mi casa pero a medio camino paramos en un parque ya que me duele mucho el pie, esto de caminar recién operada no es bueno. No dudo en sentarme en el banco para luego lanzar la muleta al suelo con rabia. Iván deja escapar una suave carcajada y no dudo en reírme con él.
—Gracias. —Se atreve a mirarme a los ojos. —Enserio, gracias. —Se abalanza a mí para abrazarme, dejo caer mi cabeza en su pecho mientras me acaricia la cabeza.
—No tienes que dármelas. —Se separa de mí y me agarra la barbilla para que lo mire. —Lo eres todo para mí. —Se acerca lentamente a mis labios, rozándolos hasta darme un beso en la comisura. ¿Por qué hace esto?
Cojo las muletas del suelo y mi bolsa para irme del parque. Solo faltan dos calles para llegar a mi casa, menos mal. Justo al cruzar la calle se me cae la bolsa al suelo. ¡Maldición! La voy a recoger pero unas manos se adelantan. Seguimos caminando sin decirnos nada, ni una sola palabra. Cuando llegamos a mi portal no dudo en mirarle a los ojos por que él hace lo mismo.
—Bueno, gracias. —Estoy muy nerviosa, él lo nota y sonríe.
—Tenías unas ganas inmensas de que te besara ¿verdad?
—No, no quería. Vete a la mierda Iván.
—Vente conmigo. —¿Qué?
—¿A la mierda? —Se ríe.
—No Deni, a mi casa. Vienen unos amigos míos para bailar hip hop. Quiero que nos veas, si quieres claro. —Me río. Esta situación entre ambos es tan surrealista.
—Está bien pero tienes que dejar que me duche antes. —Asiente con la cabeza mientras se toca con nervios su cabello.
Entramos a mi casa y por suerte no hay nadie, lo que me faltaba por ver es una Shaina cabreada por la casa. Subimos hasta mi habitación y le indico que se siente en la cama dándole el mando de le televisión por si quiere ver algo. Mientras yo me dirijo al baño para darme una buena ducha. Antes de eso, envuelvo mi pie en una bolsa para que no moje la escayola.
Salgo de la ducha y envuelvo mi cuerpo en una toalla para después peinarme y secarme el pelo. Me maldigo a mi misma, la ropa me la he dejado en la habitación. Salgo a hurtadillas del baño y entro en mi habitación en silencio, me fijo bien y está durmiendo. Perfecto, aprovecho para apoyar mi pierna en la silla y quitarme la bolsa que envuelve mi pie. Cojo el tanga que tenía preparado y me lo pongo dejando caer a continuación la toalla para ponerme el sujetador a conjunto negro. Antes de continuar visitándome una voz asusta.
—Madre mía Denise. —Me giro de golpe e Iván me mira de arriba a bajo.
—Cerdo. —Me tapo con un cojín y acto seguido cojo el pantalón de chándal que tenía preparado para ponérmelo pero no entra por mi pie por culpa de la puta escayola. Hago unos cuantos intentos antes de pedirle ayuda a Iván. Le miro con una sonrisa ladeada. —¿Puedes ayudarme, por favor? No puedo. —Agacho mi cabeza y no duda en venir hacia mí, coge mi mano y me indica que me siente en la cama.
Se acerca a mi escritorio y busca las tijeras para luego venir a mí y agacharse al lado de mis piernas. Dios mío, no puedo estar más sonrojada y nerviosa. Corta un trozo del pantalón y pasa mi pie por el agujero, acto seguido, me ayuda a levantarme por lo que quedamos los dos cara a cara, lo único que cambia es que él está vestido y yo medio desnuda. No retira sus manos de la goma del pantalón, al contrario, empieza a subirlo por lo que coloco las mías encima de las suyas.
—Puedo sola Iván. —Que vergüenza. Se aparta un poco pero no deja de mirarme. Cojo la camiseta de tirantes negra para ponérmela. Me llega un mensaje de Lore, estás tú que lo leo ahora con esta tensión. —¿Te pasa algo?
—Si, tú. —Se acerca a mi y me besa. No dudo en corresponderle, me tumba en la cama con cuidado mientras me acaricia el cuerpo. Gimo ante su tacto, ¿por qué ahora? Dios mío. Escuchamos la puerta cerrarse de la entrada. Dejamos de besarnos pero nos quedamos mirando fijamente. —Mierda mi novia. —Ruedo los ojos, este tío es imbécil.
—Que nos pille así sabrá lo mierda que eres. —Se levanta y me ayuda a reincorporarme.
—No ayudas Denise, no se puede enterar, no ahora.
—¿Y por qué no? Que tiene de malo que le digas que me quieres a mí. —Se acerca con una sonrisa burlona.
—Yo nunca te he dicho que te quiera, o sea no me malinterpretes. —Levanto una ceja y me pongo de pie.
—¿Sabes lo que nunca te he dicho yo? Que me caes mal, dios, eres insoportable. Ahora si, ahora no, ¡aclárate! —Se acerca a mí y me tapa la boca con una mano.
—¡Estás loca! —Dice susurrando. —Nos va a pillar. Por favor Deni, confía en mí. —Niego con la cabeza.
—Das asco que lo sepas.
Pican a la puerta. Iván se apresura a coger su bolsa y me da un pico antes de salir por la ventana.
—Nos vemos en diez minutos en mi casa. —Mira mi pie y luego vuelve a hablar. —Bueno, ya llegarás.
Se desliza por el canal situado debajo de mi ventana y empieza a escalar para no caerse. Abro la puerta de mi habitación y mi prima me mira extrañada echando un vistazo por encima de mi a la habitación.
—¿Quieres algo? —Vuelve a mirarme y niega con la cabeza.
—Pensé que había alguien aquí. —Ruedo los ojos y con ayuda de las muletas salgo de casa.

ESTÁS LEYENDO
Yo ballet y tú hip hop
Fiksi RemajaElla una profesional del ballet. Él un aficionado al hip hop. Ballet y hip hop, dos tipos de bailes muy diferentes pero a la vez muy iguales. ¿Qué pasaría si su prima estuviera metida en el asunto? ¿Qué pasaría si su ex volviese con ganas de acabar...