Cada mañana me despierto con una gran sonrisa dibujada en mi cara al ver la carita más bonita tumbada a mi lado. Cada día, doy gracias por ser como soy y con quien estoy. No solo me refiero a mi pareja, sino a mis mejores amigos. Por desgracia, con el tiempo se van perdiendo relaciones por el camino de la vida, como mis tíos y mi prima. Pero eso no me desilusiona, si no me hace ser más fuerte. Buena reflexión de buena mañana. Estoy orgullosa de ti Denise. Me miro una vez más en el espejo antes de recoger mis cosas para bajar a comer.
Tenemos un calendario colgado en la nevera en el que consta quien cocina cada día y los suplentes por si ese alguien falla o no puede ese día. A todo esto, los primos cocinan hoy. El calendario obviamente se ha encargado de hacerlo Cloe, siempre habla de lo harta que está que los chicos no hagan nada, ni se esfuercen lo más mínimo. Y toda la razón que tiene. Me siento al lado de Cloe y le doy un breve codazo.
—Si, ya me han explicado. Gracias. —Se me escapa la risa.
—No hay de que. —Anoche estuvo muy graciosa.
Hoy es mi primer día de trabajo, empiezo en una hora más o menos y estoy muerta de nervios. Al final la que ha buscado el trabajo soy yo, pero al no haber trabajado nunca, al menos en una cafetería no puedo saber si me irá del todo bien. Iván me saca de mis pensamientos.
—Te decía si quieres venir a la playa con mis primos y conmigo. —Pongo cara de pena.
—Hoy es mi primer día en el trabajo. —Resoplan todos. —Lo siento.
—Pues vamos mañana por la mañana, así podrás venir y luego te da tiempo ir a tu trabajo. —Añade Joe.
—No hace falta que deshagáis planes por mi, podemos ir cualquier otro día.
—Chist, sin chistar que vamos mañana. —Dice joe dándome una patada por debajo de la mesa mientras saca la lengua como un niño pequeño.
Después de comer, nos sentamos en el sofá para ver una película, a mi no me dará tiempo a acabarla pero bueno, veinte minutos puedo estar relajada con ellos. A los cinco minutos de poner la película, Zoe que está apoyado en mis piernas, se queda dormido. Como lo conozco tanto, sabía perfectamente que Iván estaría mirándolo mal y efectivamente, está frunciendo el ceño con los ojos medio achinados. Niego con la cabeza. Qué haremos con este chico.
Hora de irse. Como puedo hago que Iván me mire y le susurro que me tiene que llevar a la cafetería. Se levanta de su asiento y me ayuda a quitar a Zoe de encima mío sin despertarlo. Pero se me ocurre algo, le muerdo un poco la oreja y como pensaba, se levanta de un salto gritando.
—¡¿Estás loca?! —Todos nos reímos.
—Venga ya, solo ha sido un pequeño mordisco. —Cada vez me mira peor.
—Lo-ca. —Y desaparece por las escaleras. Me siento muy culpable ahora mismo, pero por las risas ha valido la pena.
Nos subimos al coche y conduce durante unos siete minutos hasta que para enfrente de la cafetería Teripo.
—Llegamos señorita. —Muerdo mi labio. No estoy preparada. —Preciosa, vas a estar bien. Cuando salgas, estaré aquí para recogerte. —Asiento con la cabeza.
Salgo del coche después de darle un beso de despedida y me acerco a la puerta para entrar. La cafetería es bastante pequeña pero muy acogedora. Las paredes están pintadas de color blanco menos una que está revestida por un papel de pared que imita los típicos ladrillos de las casas pero grises. Los adornos y las luminarias son de color negro y amarillo para contrastar. En cambio, las mesas y las sillas son blancas, pasan desapercibidas.
Me acerco al mostrador hasta que aparece una chica bastante simpática, de unos treinta y cinco años. A ojo, no suelo acertar con las edades, nunca ha sido mi fuerte.
—Buenos días, ¿qué desea?
—Buenos días. Soy Denise Bennet, hoy es mi primer día. —Deja de colocar los vasos en su sitio y me tiende la mano.
—Claro, encantada. Te puedes cambiar en aquella habitación de allí y luego cuando estés, te explico todo.
La mujer que me ha atendido es Estefanía, trabaja aquí desde hace cinco años y es la encargada. Trabajan dos personas más, un chico en cocina y otra mujer que siempre está detrás de la barra, aunque de vez en cuando ayuda en cocina. Estefanía en una hora aproximadamente me ha enseñado a hacerlo todo. No es complicado, al contrario, es bastante fácil de hacer todo pero dice que cuando se llena de gente, es difícil de estar por todo a la vez. Lo más complicado es que no recuerdo donde va todo, pero no me voy a agobiar, ya lo aprenderé.
Ya son las ocho. Bastante duro para ser el primer día. Como dijo, Iván está fuera esperándome dentro del coche para llevarme a casa de Lore. Le dije que podía ir andando pero al ser mi primer día quería ser el primero en enterarse de como me iba el día.
Aparca delante de la casa de Lore y me bajo. Pico y a los segundos aparece Lore con una gran sonrisa para a continuación abrazarme.
—Pensé que ya no te vería hasta las batallas. —Subimos a su habitación y me tumbo en su cama. Estoy agotada. —No seas exagerada.—¡¿Qué no sea exagerada?! He estado de pie seis horas. ¡Seis!
—Mi madre trabaja en un hospital y está muchas más horas exagerada. Te irás acostumbrando. —Hace una pausa. —Bueno, cuéntame. Qué tal con Iván y con todo en su casa.
Le cuento todo, mi primera vez, mi segunda, el tema de Hugo y Abel. Y sobre todo, mi primer día en la cafetería.
—Madre mía. Chica, ¿estás bien? ¿cómo puedes aguantar todo? —Nos reímos. —En serio, mucha información para tan pocos días que han pasado. —Más o menos sabía algunas cosas, pero me salté muchos detalles.
—No sé que hacer con Abel. Lo quiero mucho pero noto que estando conmigo no va a avanzar.
—Amiga, su obsesión contigo acabará tarde o temprano. Ahora te necesita como una amiga a su lado y apoyándole con todo. Y si le tienes que rozar los labios o besarle lo haces. —Le doy un empujón. —Solo estaba bromeando. —Niego con la cabeza.
—¿Y con Hugo qué? —Se apoya mejor en la almohada para estar más cerca mío.
—Este tema es complicado. Demasiado.
—No ayudas.
—Deni, yo te diría que no le hicieras caso, pero Iván sabes que nunca me ha dado buena espina. Lo respeto y me gusta como te hace sentir, pero solo te digo mi opinión.
Toco mi cabeza. Estoy confusa con todo y esta mujer no me ayuda. Decidimos olvidarnos de todo por un momento y planificar el viaje a Londres. Solo nos quedaba buscar un apartamento u hotel para quedarnos y el cambio de moneda que se encarga ella. Los vuelos los tenemos desde hace medio año, así nos salía más barato. Veinte días de vacaciones dentro de dos semanas, no puede haber nada mejor. Tendré que avisar en el trabajo, me van a matar cuando sepan que me han contratado para tres semanas, pero el dinero que gane será para estar allí más algunos ahorros que tengo. Me dará para estar bien durante unos meses, luego ya se verá....
La cena corre por nuestra cuenta. Haremos fajitas de pollo y verduras, al estilo mexicano. Mientras yo corto y preparo las verduras, Iván se encarga del pollo y de las patatas con salsa. Diez minutos más tarde y ya tenemos casi todo listo. Solo falta que se haga un pequeño pastel que está en el horno. Sin esperarlo, me sube encima de la encimera. Esto se está haciendo costumbre. Muerde mi labio para provocarme mientras acaricia mis pechos por encima de la camiseta.
—Están tus primos en el salón. —Hace un puchero con la boca. —Podrán soportarlo. —Con los dedos se hace hueco hasta mi parte íntima para después meterlos. Intento reprimir los gemidos pero se me hace casi imposible. Besa mi cuello y gimo bastante fuerte mientras mi espalda cada vez se arquea más. Es mi puto punto débil, dios.
—¡¿Pero qué hacéis guarros?! —Entran sus primos a la cocina e Iván retira su mano con total rapidez y me ayuda a recomponerme. Que vergüenza acabo de pasar. Tendríamos que haber parado hace un buen rato. —Sé está quemando lo que sea que tengáis en el horno, cómo es que no lo oléis. —Añade Cloe.
—Lo sentimos. —Dice Iván dándome la mano. Los otros dos se ríen a carcajadas. —Callaos capullos. Si follarais no os reiríais tanto.
Y aquí empieza la tercera guerra mundial. Los chicos discutiendo y peleándose como niños pequeños. Mientras tanto, ayudo a Cloe a limpiar el percal que hemos hecho.
Después de todo, nos tumbamos en la cama dispuestos para dormir. Hoy ha sido un día agotador.
—Lo siento por lo de ahí abajo. No quería que nos vieran y mucho menos que lo pasaras mal. —Me da un pequeño beso en los labios.
—Anda cállate. Ha sido divertido. —Me acurruco en su pecho.
—Te quiero mucho. —Coge mi cara para que le mire. —En serio, te amo demasiado. Eres la primera por la que siento esto y a veces pienso que la estoy cagando.
—Cariño, esto que tenemos tú y yo es demasiado especial y si en el algún momento la cagas estate tranquilo porque entonces significa que yo la habré cagado tres veces más que tú. —Sonríe de oreja a oreja.
Se pone encima mío y empieza a hacerme cosquillas.
—¡Tengo sueño! —Las risas llegan hasta el piso de abajo. —¡Para!
—¡Jamás! ¡Te amo Denise! —Me retuerzo por toda la cama sin dejar de reír.
—¡Estás loco! —Deja de hacerme cosquillas y me sube encima de su espalda.
—Estoy loco por ti. —Sale al pasillo dando trotes y vueltas. —¡Familia! —Grita. —¡Amo a esta preciosidad de mujer! —Salen de sus habitaciones Zoe y Joe. —¡Habéis conocido al amor de mi vida! —La madre de Iván sale de su habitación y empieza a grabar la escena. Dios mío, mi corazón va a dar un vuelco en cualquier momento.
Entra conmigo aún a cuestas a la habitación y me deja caer con cuidado encima de la cama. Se acerca y deposita muchos besos en mis labios.
—Te amo, te amo. —Susurra entre besos. Me acerco un poco a él y quito su camiseta de un tirón.
—Por cierto, hay algo que no nos dejaron terminar antes. —Digo con picardía.
—No hay nada más que hablar señorita.
El día no podía haber acabado mejor.
Editado el 14/09/2020

ESTÁS LEYENDO
Yo ballet y tú hip hop
Teen FictionElla una profesional del ballet. Él un aficionado al hip hop. Ballet y hip hop, dos tipos de bailes muy diferentes pero a la vez muy iguales. ¿Qué pasaría si su prima estuviera metida en el asunto? ¿Qué pasaría si su ex volviese con ganas de acabar...