Capítulo 18

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—Me violó.

Esa palabra retumba por toda la habitación. Iván se aleja de mi para procesar la información. Nunca antes se lo había contado a nadie, ni a Lore. Nunca he tenido el valor de poder hacerlo.

Empieza a dar puñetazos a la pared.

—¡Lo voy a matar! —Mis lágrimas salen sin parar. No quiero esto.

—El daño ya está hecho Iván, para por favor. —Sin hacerme caso, continúa dándole puñetazos a la pared.

Decido abrazarlo por la espalda en un intento de tranquilizarlo y parece que funciona. Deja caer sus brazos y apoya la cabeza en la pared. Solo se puede escuchar nuestras respiraciones agitadas.

—Ya esta por favor. —Susurro. Se gira lentamente para mirarme a los ojos llenos de lágrimas. Con su mano limpia mi rostro con cuidado de no hacerme daño.

—¿Hace cuánto? —Sus ojos están llenos de ira y tristeza. No sabe como actuar.

—Antes de irse de la ciudad. —Apoya su cabeza en la mía.

—¿Lo sabe alguien?

—No. —Susurro. —Tengo miedo. —Consigo decir en un hilo de voz, a lo que él responde con un abrazo único, de esos que sabes que siempre estarás protegida y que nunca te podrá pasar nada.

Nos sentamos en la cama y comienza a hacer redondeles en mi pierna mirando a un punto fijo de la pared. Ninguno habla, todo está en un completo silencio. Necesito saber que piensa.

Pican a la puerta y su madre entra sin recibir una respuesta. Se pensaría que estaba Iván solo. Nos mira sonrientes, pero se le borra al vernos las caras.

—Hola, ¿pasa algo chicos? —Intento mostrarle una sonrisa sincera pero Iván se adelanta.

—Hola mamá, Deni se va a quedar unos días en casa, ha tenido problemas en su casa y. —No le dejo continuar.

—Si molesto puede decírmelo, no quiero ser un estorbo. —Sonríe satisfecha.

—En absoluto. Puedes quedarte el tiempo que haga falta. —Guiña un ojo a Iván antes de irse.

No pensé que sería tan agradable, según lo que explicó Iván sus padres son un poco impertinentes y tienen muy mal humor, unos capullos, pero me ha parecido todo lo contrario. Miro a Iván que todavía está raro, no le culpo, ha sido una noticia muy fuerte, difícil de tragar. Pero si yo lo he superado, bueno a medias, él debería intentarlo por mi.

Le doy un beso en la mejilla para que salga del trance.

—¿Vamos? —Asiente con la cabeza.

Bajamos y está su madre poniendo la mesa. Le ayudo a poner lo que queda y nos sentamos en la mesa. Hablamos del instituto, de como me ha ido y de la graduación. También sale el tema del ballet, de las batallas y del hip hop. Hace un comentario sobre nuestra relación, creo que le gusto mucho más que Shaina.

Miro a Iván que está jugando con su comida, no ha hablado en todo este tiempo.

—Bueno chicos, os dejo solos. Muero de sueño, buenas noches. —Le da un beso en la cabeza a Iván y se va a su habitación.

Empiezo a recoger la mesa e Iván no se ha inmutado de nada. Lo abrazo por la espalda poniendo mi cabeza en su hombro.

—Iván, déjalo estar, ya pasó. Fue hace un año y pasó, no se puede cambiar ya. Lo tengo casi superado pero contigo será todo diferente, serás mi apoyo. —Se gira para mirarme a los ojos.

—Te quiero. —Acaricia mi cara con cuidado. Cierro los ojos ante su tacto. —Lo siento mucho por todo. —Muy rápidamente, sin poder decirle nada, coge sus cosas y sale por la puerta dejándome sola, parada en medio del comedor.

¿Qué acaba de pasar? ¿Dónde ha ido? Le envío un mensaje pero lo ignora.

Subo las escaleras hacia su habitación. Se me hace muy raro estar aquí y más sin que esté él. Me tumbo en la cama y le envío otro mensaje. Cierro los ojos para intentar dormir pero se me hace imposible.

...

Me despierto algo aturdida, al final sí que pude dormirme, pero a las horas. Giro la cabeza y ahí está él, dormido a mi lado con una mano debajo de la almohada y otra por encima mío. ¿A qué hora llegaría? A saber donde estuvo. Lo dejaré dormir mientras, iré a casa de mis tíos a por las cosas que me dejé, no quiero que nada me vincule más a ellos. Este es nuestro fin como familia y ya era hora. En nada seré adulta y ya no tendrán que verme más el pelo, ni mantenerme. Eso es otro asunto, debería buscar un trabajo ahora que todo se ha acabado.

Entro despacio para no hacer ruido, aunque creo que no hay nadie. Subo a mi habitación y en otra maleta pequeña que tengo meto más ropa y zapatos, creo que tendré que coger prestada otra maleta, está es muy pequeña. ¡Maldita sea! Me tendría que haber traído la mía. Voy a la habitación de mis tíos y cojo una enorme que tienen. Meto lo de la otra maleta en la grande y la sigo rellenando de ropa y zapatos. La pequeña la utilizo para meter recuerdos y otras cosas más. La habitación ha quedado bastante vacía. Bajo con cuidado la grande que pesa una barbaridad y a continuación bajo la pequeña con más fluidez. Al menos las dos son de ruedas. Salgo de la casa no sin antes dejar las llaves en la bandeja de entrada y pongo rumbo a casa de Iván.

Me arrepiento de no haber cogido un bus, su casa está en la otra punta. Llego a la puerta principal de Iván y toco mis bolsillos. Que tonta si no tengo las llaves. Pico. Al momento la abre su madre.

—Hola Deni, pasa. Estoy haciendo el desayuno. —Mira mis maletas. —Veo que vas muy cargada. ¿Te echo una mano?

—No hace falta, muchas gracias. Voy a dejar esto en la habitación. —Subo y dejo las dos maletas junto a la otra que dejé ayer. Me pongo encima de Iván y le doy besos por toda su cara y cuello. Ya va siendo hora de despertarse.

—Iván, despierta. Es muy tarde. —Son las once de la mañana y queda mucho día para aprovechar.

—Hmm. Déjame dormir mamá. —Me río. Abre los ojos y sonríe. —Sabía que eres tú. —Me da un beso largo. Nos apartamos un poco y me atrevo a preguntar.

—¿Dónde fuiste anoche? —Se rasca la cabeza. —Estuve muy preocupada.

—A ningún lado en verdad. Tenía que pensar y relajarme antes de romper toda mi casa. —Asiento con la cabeza. —¿Tú estás bien?

—Perfecta. —Hago una pausa. —Te quiero. —Nos besamos. —Anda vamos a desayunar que tu madre nos espera. —Bajamos y empezamos a desayunar. Hoy tenemos clase de ballet por lo que tendríamos que espabilar.

...

Una vez preparada, entro en el salón de ballet donde se encuentran todas las chicas listas. Lore me mira y sonríe a la vez que me guiña el ojo. Si ella supiera...

Toda la clase la paso intentando arreglar los pasos para mi nueva coreografía. No todos los pasos encajan en el tempo ni en la época. Todo tiene que ser perfecto. Uno nuevo consiste en posicionarme en el centro del escenario con los brazos levantados y ponerme de puntillas mientras doy unas vueltas, en el mundo del ballet se le conoce como el "Fouetté". Otros los he ido improvisando y reinventando sobre la marcha con algún que otro salto final. El final deberá ser perfecto, delicado e innovador. Tengo que concentrarme más.

Entramos todas al vestuario para cambiarnos. Es el momento de hablar con Lore, no quiero que se entere por otros.

—Lore, te tengo que contar una cosa. —Enarca una ceja mientras se pone las bambas.

—Vale, vale. Me tienes intrigada, es por eso que me lo vas a contar después. Acuérdate que tenemos que ir a la tienda de vestidos a recogerlos. —Mierda. —¡Mañana nos graduamos! —No es lo que más me apetece ahora mismo.

Nos acabamos de vestir y me despido de Iván que ha quedado con sus amigos para practicar Hip hop. Andamos en silencio hasta su casa, es muy parecida a la de mis tíos pero esta es un poco más pequeña. Tiene una pequeña piscina que me trae muchísimos recuerdos, siempre estábamos en el agua cuando éramos más pequeñas en verano.

Me siento en su cama y cojo su portátil. Me meto en páginas concretas para buscar trabajo, por algún lugar habrá que empezar. Lore se sienta a mi lado y mira atónita la pantalla.

—¿Se puede saber que haces? Joven de diecisiete años busca trabajo en Barcelona. —Lee la búsqueda en Google. —¿Qué ha pasado?

—Me he peleado con mis tíos. En resumen, ayer me mudé a casa de Iván y necesito dinero. —Pega un grito.

—¡¿Qué, qué?! —Hace una pausa, para mi gusto demasiado larga. —Dios mío, esto es horrible. ¿Pero qué ha pasado? ¿Y Shaina que dice? ¿Con Iván? Podrías haberte venido aquí conmigo. —Le cojo la cara con las manos y hago que se relaje. Se lo cuento todo y ahora parece entenderlo mejor.

—No sé que hacer Lore. Estoy perdida. Estoy matriculada en danza para el año que viene, pero no tengo para pagarlo. La herencia de mis padres no la puedo obtener hasta los 21 años.

—Podrías dar clases de ballet a las niñas más pequeñas en el estudio. Podríamos hablar con la profesora, seguro que ella puede enchufarte. Eres la mejor y para algo tendrá que servir.

Ahora que lo pienso mejor no es mala idea pero por si acaso, echaré en algún establecimiento donde se sirva café o algo por el estilo. Esos son los únicos lugares que no piden experiencia y como está el asunto, en todos los sitios piden experiencia y títulos universitarios. Trabajar dando clases de danza, ni se me había pasado por la cabeza.

...

Un día de locos. Después de recoger los vestidos, Lore ha vuelto a discutir con Tomás que se había ofrecido a llevarnos a la tienda. Siempre pelean por los mismos motivos, por lo que he aprovechado para llamar a Abel para contárselo todo y así vernos lo antes posible. Lo echo de menos. Más tarde, después de la que han liado estos dos, me han dejado en la casa de Iván. Este se encontraba en su habitación dormido por lo que he querido mantener en secreto el vestido, será una sorpresa.


Su casa es increíble. No es tan grande como la de Abel pero para mi, es perfecta. Tiene tres plantas, dos salones, tres lavabos y por si fuera poco, uno de ellos está dentro de su habitación. También tiene una especie de guardilla dónde se ha montado una especie de sala con dos sofás para estar con sus amigos. Y luego el jardín, es inmenso y con piscina.

Entro en su habitación con tan solo una toalla enrollada por mi cuerpo. Al parecer Iván ya se ha despertado.

—Hola preciosa. —Se levanta y me da un beso lento.

—Hola precioso. —Se vuelve a sentar en la cama por lo que aprovecho para ponerme el pijama rápidamente. Cuando acabo me tumbo a su lado.

—¿Cómo ha ido todo? ¿Tienes ya tu sexy vestido? —Le doy un manotazo.

—Cómo sabes que será sexy, tal vez sea feo, demasiado antiguo y arrugado. —Sonríe al escuchar mis palabras.

—Bueno, si lo llevas tú, es porque será muy bonito. —Hace una pausa. —Y sexy. —Echamos a reír. —¿Me lo dejas ver? Así podré opinar como es debido.

—No. Mañana podrás gozar de ese privilegio. Pero de momento. —Me pongo encima suyo. —Tendrás que aguantar. —Nos gira para ponerse él encima mío.

—No estoy tan seguro. —Empieza a hacerme cosquillas.

—¡Eso no vale!

—¿Me lo dejas ver?

—¡No! —Continúa haciéndome cosquillas hasta que mi móvil empieza a sonar. Es Abel.

—Hola Abel. ¿Qué pasa? —Es raro que me llame cuando hemos hablado hace unas horas.

—Mi madre está en el hospital. Tengo miedo, mucho miedo. No sé que hacer Deni. —Me aparto de Iván para poder tener más intimidad.

—Escúchame, estate tranquilo, todo irá bien ya verás. ¿Quieres que vaya a tu casa?

—Estoy en el hospital. No quiero dejarla sola. —Se le escucha respirar profundamente.

—Abel en que hospital estás, en menos de media hora estoy allí contigo.

—No, mejor que no. Me gustaría estar asolas con ella.

—Está bien, pero para lo que sea, llámame.

—Gracias Deni, te aprecio mucho ya lo sabes. Tal vez este no sea el momento pero, quiero pasar página. Me gustas muchísimo pero no puedo seguir enamorado de alguien que no me corresponde. —Suspira. —Mejor hablamos mañana.

...

Hoy es el gran día. Nuestra graduación. Iván ha tenido el detalle de dejarme su habitación para poder arreglarme a solas y así continuar con la sorpresa de mi vestido. Me maquillo y recojo gran parte de mi cabello con un moño y por fin es el momento de ponérmelo. Mi gran vestido largo y negro de seda, con unos tirantes muy finos y un escote en forma de "v". Prosigo a ponerme los tacones del mismo color y un bolso de mano morado a juego con mi maquillaje.

Salgo por la puerta y bajo las escaleras con cuidado de no caerme. No suelo llevar tacones muy a menudo pero me encanta como me quedan. Al pisar los últimos escalones, noto mil miradas posadas en mi. Levanto la vista y ahí están, la familia al completo de Iván observándome con la boca abierta. Su madre y su padre por una parte, dos chicos y una chica más o menos de nuestra misma edad por otra parte y por último él. Con su perfecto traje negro a juego con mi vestido y su pajarita azul celeste. Es tan perfecto y guapo. Iván no duda en mirarme de arriba abajo con una sonrisa de oreja a oreja, vaya si le he sorprendido. Se acerca y me da un ligero beso.

—Eres preciosa y no me cansaré de decírtelo nunca. —Me ruborizo.

—Y tú estás increíblemente sexy. —Le guiño un ojo.

—Mira te presento a mi padre. Papá ella es mi novia Denise. —Le tiendo la mano a lo que él me da dos besos.

—Mucho gusto. —Sonrío.

—Deni, ella es mi prima Cloe, mi primo Zoe y mi otro primo Joe. —Me río despacio sin que se me note demasiado. ¡Se llaman casi igual!

—Mucho gusto a los tres. —Hago una breve pausa. —No quiero parecer entrometida, pero ¿cómo es que os llamáis casi igual?

—Nuestra madre tenía mucha imaginación. —Se queja el rubio que creo que es Zoe.

Avanzamos hacia el coche. Sus primos, Iván y yo vamos en uno y sus padres en otro. Según me ha contado Iván, Cloe tiene 25 años, Zoe 19 y Joe 18. Se pasan por Barcelona una semana cada dos meses más o menos y se quedan en su casa ese tiempo.

Llegamos al instituto y nos cogemos de la mano. Daba por hecho de que todos sabían nuestra relación, pero veo que no. Nos miran muchísimas personas. Caminamos en silencio hacia donde se hace la ceremonia, en este caso en el patio pero mi cuerpo desde hace un buen rato está tenso, ya que alguien me ha estado observado desde el mismo instante que he puesto un pie en el suelo. Y ese alguien no puede ser otro más que Hugo.


Editado el 08/09/2020

Yo ballet y tú hip hopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora