El cuarto día, es el momento. Guardo la última prenda en la maleta y lista, preparada para la mejor fiesta de la historia o mejor, la fiesta de mis horrores. No quiero ir, decidido. Abro la maleta y vuelvo a sacar las cosas dejándolas una a una encima de mi cama. Lore entra en mi habitación dando gritos.
—¡¿Se puede saber qué haces?! —Me da un empujón y vuelve a meter las cosas dentro.
—No voy a ir.
—Y tanto que vas, Tomás nos está esperando abajo. —Le quito las sandalias que tiene en la mano para tirarlas al suelo.
—¡Escúchame! Siempre tengo que hacer lo que tú quieres y nunca tienes en cuenta lo que quiero yo. —Abre la boca pero la vuelve a cerrar.
—Muy bien, ¡quédate aquí! Solo quería lo mejor para ti.
—¿Ir a la maldita fiesta?
—¿Eres tonta Deni? A veces me lo pregunto. —Coge las sandalias para meterlas en la maleta y cerrarla.
—No te pases.
—¡Deni espabila! Se ha acabado todo ¿no lo ves? Nuestro último verano juntas, ¿ y luego qué? yo me iré pero tú. —Hace una pausa. —Por favor, hazlo por mí.
—Está bien.
Salimos de mi casa y con las maletas en la mano nos dirigimos al coche de Tomás para meterlas dentro y sentarnos para emprender el viaje. El folleto que nos dio Iván indica que serán tres días, con barra libre en el chiringuito, juegos en la playa, una cabaña para cada cuatro y muchas más cosas. Como se nota que sus padres tienen dinero. Y encima, para mi mala suerte, tendré de acompañante a estos dos empalagosos en la habitación.
Este viaje está siendo interminable, llevamos tres horas en el coche y no aguanto más. Sin esperarlo, el coche se detiene. ¡Menos mal! Bajo corriendo del coche y respiro el aire fresco. El mar está al final de la calle pero puedo olerlo, sentirlo.
—Menos mal, pensaba que mi culo se dormiría eternamente. —Abro el maletero y bajo mi maleta.
—No seas tan exagerada Deni. —Lanzo una mirada de odio a Tomás. —Vale, vale ya me callo.
Caminamos hasta la mitad de la calle para adentrarnos en la cabaña que nos ha tocado, la 27. Es realmente preciosa, pequeña pero acogedora. Las paredes son blancas y azules, las camas blancas con fundas grises y el suelo de madera oscura. Al final de la habitación hay una cama individual pegada a la pared y en el centro una de matrimonio, a la izquierda se encuentra el baño, muy pequeñito pero eficaz.
—¡Me pido la cama que está al lado de la ventana! —Chillo corriendo hacia ella como una niña pequeña. Solo escucho carcajadas.
—Es obvio que te iba a tocar la individual. —Dejan las maletas en el suelo. —Vamos a explorar la zona, ¿te vienes?
—No, hasta esta noche no saldré de aquí. —Lore se encoge de hombros y salen de la cabaña.
Me meto dentro de la cama, me tapo con la sábana y cierro los ojos....
Levanto la cabeza y miro a mi alrededor bastante desubicada, miro el móvil y tengo un mensaje de Lore.
—Prepárate, te esperamos en media hora en la playa.
Mierda, llego muy pero que muy tarde. Entro escopeteada a la ducha, al salir me maquillo un poco y me pongo un vestido blanco estampado con flores. Cojo el regalo de Iván que casi me lo olvido para salir por la puerta. Veinte minutos, nada mal para ser yo.
Hace un poco de aire, será porque estamos justo al lado del mar y corre la brisa a su merced. No dejo de correr hasta pisar la arena. Hay un centenar de personas, para encontrarlos en este meollo y encima todos vestidos de blanco, prefiero sentarme. Me acerco a la barra y pido una cerveza la cual me la bebo de enseguida. Le envío un mensaje a Lore y ella me contesta diciendo que están al principio a la derecha, genial, cerquita del escenario.
Paso por el medio de toda la multitud empujándolos como puedo para poder pasar. Ahora al estar más cerca, en el centro del escenario se encuentra una silla también blanca y un micrófono de pie al lado, todo está decorado al estilo hawaiano. Que show.
—Menos mal Deni, pensábamos que ya no vendrías. —Lore se acerca para abrazarme. —Estás guapísima, toma un mojito.
—¿Esto cuando empieza?
—Creo que ya. —Señala al escenario donde se encuentra una amigo de Iván, Óscar, lo conocí en su casa ahora sé por qué me suena.
Coge el micrófono sin vacilar y seguidamente nos saluda con la mano.
—¡Bienvenidos amigos! ¡¿Cómo lo estáis pasando?! —La gente grita animada. —¡Eso me imaginaba! —Iván sale de detrás del escenario vestido con una camisa blanca dejando ver una parte de su torso y le quita el micrófono. Abro la boca, está guapísimo. Lore aprovecha para darme un codazo para después guiñarme el ojo.
—A ver, primero de todo gracias por venir. —Mira a lo lejos, de un lado para el otro buscando a alguien. —Y segundo, acordaros que la bebida es gratis, ¡a emborracharse! —Le devuelve el micrófono a Óscar y se sienta en la silla blanca.
—Bueno, como todo sabéis esto es un cumpleaños, dieciocho años que tiene el niño. —Todos silban como locos. —Aprovechad estos días que van a ser únicos y si alguno ha traído regalos, que me supongo que si malditos ratas, pasaréis por el escenario para dárselo. —Vuelven a silbar acompañado de aplausos y gritos.
Tengo tan claro que yo no voy a subir ahí encima para ser el cotilleo de todos, me niego. Si quiere su regalo que venga él. El DJ empieza a pinchar música mientras los demás de uno en uno o por parejas suben a darle el regalo. Gran parte de las personas que hay aquí no prestan mucha atención, ya que están más pendientes de beber y bailar pero hay de otros que no le quitan ojo. Lore y Tomás suben y se lo entregan. Iván con cuidado lo abre dejando escapar una sonrisa de oreja a oreja, son unas bambas Nike. Iván le pregunta algo que no llego a descifrar, Lore afirma lentamente sonriendo. Se levanta de la silla y mira al público con mucha atención, busca y busca hasta deparar en mí, deja escapar un suspiro y sonríe. Corriendo desvío mi mirada, estoy temblando de los nervios. Deni, lárgate de ahí ahora que puedes.
Haciéndome paso entre las personas como antes, consigo llegar a la barra. Necesito otra copa. Me acerco al camarero y pido un Puerto de Indias con 7Up, dejo caer mi culo en el taburete y le doy un sorbo bien largo consumiendo la mitad de mi copa. Tapo mi cara con las manos, que vergüenza más grande. Una mano se posa en mi hombro apretándolo suavemente, el corazón me va a mil por hora. Retiro las manos de mi cara para mirarle a los ojos.
Su pelo está despeinado como siempre y su ropa, él en sí, está tremendo. ¡Me va a dar un infarto! Sonríe cariñosamente y se sienta en el taburete de al lado.
—Gracias por venir Deni. —Parece más nervioso que yo, duda si darme un beso en la mejilla pero finalmente lo hace.
—Es una gran fiesta. —¿Enserio es lo único que se te ocurre decir? Me doy una hostia mentalmente. Se ríe tímidamente.
—Lo es. —Deja escapar un suspiro sin dejar de mirarme a los ojos. —Deni me gustaría hablar contigo.
—No tenemos nada de qué hablar Iván. —Baja la mirada, le ha dolido. —Toma, esto es para ti. —Observa detenidamente el regalo que le tiendo y duda si cogerlo. Lo desenvuelve con cuidado pero algo patoso. —No sé si te gustará.
—Es precioso Deni. —Mira el collar para luego fijar su mirada en mí.
—Soy tonta, mira que sé que no te pones collares y voy yo y te compro uno, típico en mi. —Me bajo del taburete dispuesta a irme cuando dice algo que me deja estática en el sitio.
—Solos tú y yo. Deni. —Es la frase que dije en la joyería que grabaran. —Por favor mírame. —Eso hago, lentamente voy hacia él mirándole a los ojos. —¿Qué significa? —Me mira dudoso sin saber si debe creérselo o si le estoy gastando una broma. Trago saliva antes de hablar.
—Llevo días y días pensando en esto, en lo que pasó y creo que la decisión que quiero tomar es la que llevo tiempo deseando. Sinceramente no sé si hago bien pero me gustaría intentarlo antes de que me eche atrás como siempre. Si tú quieres claro. —Esbozo una sonrisa sincera.
—Lo siento por todo lo que te he hecho y espero que algún día realmente me perdones aunque no va a ser fácil. —Sonríe de nuevo acercándose un poco a mí. Cierro los ojos y me abalanzo hacia él para abrazarle, apoyo mi cara en su pecho y él su barbilla en mi cabeza. Este abrazo lo expresa todo. —Te quiero. —Me separo un poco de él para mirarle a los ojos.
—Te quiero Iván. —Nuestros labios se acercan lentamente con miedo de que el otro se vaya a apartar. Los juntamos para fundirnos en un beso tierno y delicado. No es la primera vez que nos besamos, pero es la única que me ha llegado a transmitir ese amor que sentimos el uno por el otro.
—Y por cierto, aunque no suelo ponerme collares, el tuyo no me lo quitaré nunca. —Besa la punta de mi nariz. —Muchas gracias.
De un momento a otro, sus amigos aparecen gritando y riendo. Al vernos se callan y nos miran detenidamente, primero a él, luego a mi y así durante unos segundos que parecen eternos. Iván carraspea.
—¿Queréis algo? —Les fulmina con la mirada.
—Venga, ¡vamos a bailar ya divertirnos! —Grita Pedro animado o más bien borracho. Nos ponemos de pie y entrelazamos nuestros dedos.
—Ahora mismo estoy ocupado, pero en un rato vuelvo ¿si? —Asienten con la cabeza y me sonríen. Que vergüenza más grande.
Andamos lejos del chiringuito y de la fiesta, cerca de la orilla del mar para estar más tranquilos. Nos detenemos para poder mirarnos de nuevo, pero está vez, estamos solos, él y yo. Pasa una mano por mi mejilla para acariciarla con suavidad. Sin dudarlo, junta nuestros labios pero está vez, se convierte en un beso más pasional dejando ver el deseo que sentimos....
Las tres de la madrugada y aún seguimos hablando sentados en la arena. Decidimos volver con los demás y unirnos a la increíble fiesta. No encuentro a Lore ni a Tomás por ningún lado, se habrán marchado ya a la cabaña. Bailamos, cantamos y seguimos bebiendo durante unas horas más hasta que el DJ se despide.
Caminamos hablando y riendo hasta la cabaña que tengo asignada, Iván se ha ofrecido a acompañarme. Una vez en la puerta, nos besamos repetidas veces para desearnos las buenas noches. Entro en silencio y me siento en la cama mirando a la nada. Increíble lo que ha pasado, por fin esto, esta relación o lo que sea se hace realidad. Todo gracias a mi amiga que ha conseguido convencerme para venir que por cierto, no sabe nada. Mañana tendré que ponerla al día. Esto es lo mejor que me ha pasado en semanas, incluso en meses.
...
Hoy será un día increíble, lo presiento pero está vez de verdad. Aunque siempre que digo esto algo lo chafa. Froto mis ojos y me levanto de un salto de la cama. Apenas he dormido cinco horas y tengo ganas de más, de sentirme viva. Ellos dos en cambio están andando de un lado al otro de la habitación como zombis.
—Estoy saliendo con Iván. —Los dos se giran con la boca y los ojos abiertos.
—¡¿Qué?! —Gritan al unísono. Se acercan rápidamente. —Ya nos puedes contar todo.
Eso hago, desde el principio hasta lo último. Lore sonríe feliz abrazándome.
—Bueno, aquí dónde se desayuna. Muero de hambre. —Nos reímos.
—Pues andando, ya llegamos tarde.
Acabamos de prepararnos y salimos de la habitación. Iván está esperándome fuera con sus amigos, al verme esboza una sonrisa, hago lo mismo. Me acerco y no duda ni un segundo en darme un beso.
—Buenos días. —Susurra encima de mis labios para darme otro beso rápido y así juntar nuestras manos.
—Buenos días. —Mi corazón bombea muy rápido, parece que vaya a salir. Estoy feliz, completamente feliz y enamorada de este hombre.
Editado el 29/04/2020

ESTÁS LEYENDO
Yo ballet y tú hip hop
Teen FictionElla una profesional del ballet. Él un aficionado al hip hop. Ballet y hip hop, dos tipos de bailes muy diferentes pero a la vez muy iguales. ¿Qué pasaría si su prima estuviera metida en el asunto? ¿Qué pasaría si su ex volviese con ganas de acabar...