Capítulo 39

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—¿Con quién quieres encerrarte ahora Bennet? —Giro la cabeza lentamente y los chicos están detrás de mío. Vuelvo lentamente a mirar a Lore para fulminarla con la mirada a lo que ella me responde levantando los hombros.

Los chicos se sientan y piden su desayuno.

—Piensas contestarme. —Susurra en mi oreja.

—Ya puedes quitar esa sonrisa porque no hablaba de ti. —Mira a Lore con una sonrisa burlona. Ella está expectante para ver que pasa.

—Haré como que te creo.

—Bueno chicos, después de desayunar vamos a hacer "snake gliss", en la web ponía que es muy divertido y apto para todos. —Dice Lore.

—Solo espero que no nos matemos. —Añade Tomás.

Hacemos eso, después de desayunar nos dirigimos directamente al puesto donde hay que hacerlo. Nos subimos uno detrás del otro, yo tengo enfrente a Daniel y detrás a Abel y detrás de él están los otros dos. El instructor nos da señales de qué hacer en casa de caernos y otras cosas más. Arrancamos y bajamos a una velocidad bastante alta para mi gusto, ahora que estoy embarazada tengo que tener cuidado. Empezamos a dar vueltas por el camino que hay marcado para acabar en el final del recorrido. Nos bajamos y nos dirigimos a la siguiente actividad, las motos de nieve. Cada uno va subido a una con un instructor delante conduciendo, luego quien quiera las puede probar.

...

Estoy agotada, todo el día dando vueltas de un lado para el otro. ¡Y encima aún queda ir a cenar! Me tumbo en la cama sin ni siquiera quitarme las botas. Abel pica a la puerta y le dejo entrar. De reojo veo que se acerca a la cama y se tumba finalmente a mi lado.

—¿Cansada?

—Reventada. —Le corrijo. Me giro para quedar uno delante del otro. —¿Y tú?

—Ahora de maravilla. —Pasa de mirarme a los ojos para pasar a mis labios. Sin pensarlo dos veces me muerdo el labio. Se acerca un poco más a mi y roza mis labios. No puedo evitarlo y cierro los ojos para luego juntar nuestros labios.

El beso es lento pero deseado desde hace tiempo. Nos separamos un poco debido a la falta de aire y nos miramos a los ojos.

—Abel no quiero jugar contigo. —Se levanta de la cama sin dejar de mirarme.

—¿Te puedes dar cuenta de una vez que esto que tenemos no es precisamente ser amigos? —Hace una pausa. —Deni te quiero desde hace muchísimo tiempo y sé que tú a mi también pero te da miedo porque en el fondo sigues amando a Iván y no sabes como desprenderte de él. —Me levanto de la cama para quedar a su altura. Coge un mechón de mi cabello y lo pone detrás de mi oreja. Miro de nuevo sus labios y ¡qué más da ya todo!

Uno nuestros labios para fundirnos en un deseado beso pero esta vez con más pasión. Abel sin pensarlo coge mis piernas para que las enrosque en su cintura y así poder pegar mi espalda en la pared. El beso cada vez sube más su intensidad. Sin soltarme se deshace de su camiseta dejando su torso al desnudo. Beso su cuello pasando por su oreja para volver de nuevo a sus carnosos labios. Con cuidado me deja encima de la cama y me ayuda a quitarme las botas y los pantalones mientras yo me quito la sudadera y la camiseta para quedar en ropa interior. Me mira de arriba abajo mordiéndose el labio. Se quita sus pantalones y a su vez el bóxer dejando el miembro al aire. No dudo en mirarlo de arriba abajo por lo que muerdo yo también mi labio. Nos deshacemos de mi ropa interior y con cuidado sin dejar de besarme se introduce dentro de mi. Cada vez va más rápido por lo que intento gemir lo más flojo posible. Cambiamos de postura, por lo que ahora Abel está detrás mío, tumbados en la cama. Acaricia mi barriga y vuelve a introducirse dentro de mi.

Cuando los dos llegamos sale de dentro y se desploma a mi lado.

—Tenía tantas ganas de hacerlo contigo. —Me giro para mirarle a los ojos. —Desde ese día en la fiesta que nos dejaron a medias no he dejado de pensar en ti. En tenerte de nuevo desnuda en mi cama y hacer el amor hasta que no podamos respirar nunca más. —Sonrío. Creo que llevo tiempo también queriendo estar en la misma cama que él.

—Pues no me ha gustado mucho. —Sonríe con picardía.

—Habrá que repetirlo de nuevo. —Me guiña el ojo y se pone encima mío.

...

Los tres días han pasado volando. Simplemente puedo decir que lo he pasado increíble. Ha sido un modo de desconectar de mi vida, de mi día a día por tres días y de volver aún más fuerte y segura que nunca.

Ahora sé lo que quiero.

Salimos los tres al jardín de la casa de Abel para tomar un chocolate caliente sentados en las tumbonas.

—¿Has pensado ya el nombre para tu hijo? —Dice Lore después de darle un trago a su chocolate.

—Tengo algunos pensados pero no estoy segura. —Me encojo de hombros. Iván me dijo un día que cuando fuéramos mayores y tuviéramos hijos les querría poner Abril si fuera niña y Liam si fuera niño. Pero ahora, solo elijo yo.

—Dinos. —Añade Abel sentándose a mi lado para deslizar su brazo por mi cintura.

—Me gusta mucho el nombre de Byron, Aaron y Alec. —Sonríen satisfechos después de tanto tiempo de espera.

—A mi me gusta mucho Byron dice Lore. —A lo que Abel niega con la cabeza.

—Alec sin duda. Es precioso. —Lore le fulmina con los ojos.

—Sin duda la madrina tendrá un voto más valioso que el de un simple amigo.

—Sin embargo Lore te equivocas, el padrino también tiene un voto muy valioso en la elección del nombre.

—Si lo sé no digo nada. Siempre estáis igual. —No puedo parar de reír. Se comportan como críos.

—A ti cuál te gusta más. —Dicen los dos al unísono.

Pican a la puerta.

—Salvada. —Añade Lore.

Me levanto de la tumbona y atravieso el salón para ir a la puerta principal.

¡Madre de dios! Por qué ahora.

Iván sonríe tímido al verme. Detrás de él se encuentran un montón de cajas con el logo de una tienda de bebés. Soltando el carrito de bebés me mira de arriba abajo y se atreve a abrazarme. A los segundos de ver que no es recíproco el abrazo se aleja un poco de mí. Creo que nunca pensé que esto podría pasar. Sus ojos me transmiten tristeza y arrepentimiento.

—¡Deni! Hemos llegado a un acuerdo con el nombre del bebé. —Grita Abel desde el jardín. Al no responderle, ni siquiera mirarle, los dos se levantan de la tumbona para ver que pasa. No puedo dejar de mirar fijamente a Iván sin ninguna emoción en mi rostro. —¿Qué pasa Deni? —Al ponerse a mi lado ve que Iván está en el umbral de la puerta y no se queda atrás. Con toda la fuerza que puede reunir le pega un puñetazo en la cara. Lore al ver la escena se interpone entre los dos para que Abel no le pueda pegar de nuevo.

—Deni. —Susurra Lore mirándome con las cejas levantadas.

—¡Eres un hijo de puta! —Le espeta Abel en la cara a Iván. Intenta apartar a Lore pero se rinde con tal de no hacerle daño. —¡¿Cómo te atreves a volver después de todo este tiempo?!

—Quise ponerme en contacto pero después de todo lo que pasó no pude. —Dice entre lágrimas Iván.

Estoy hecha un lío ahora mismo.

—¡Ella no quiere nada contigo pedazo de hijo de puta! Vete antes de que pueda meterte un puñetazo de nuevo.

—No. —Digo. Las tres miradas se dirigen por primera vez a mi. —Necesito hablar con él. —Hago una pausa. —A solas. —Abel me mira extrañado y no se lo puedo reprochar después de todo lo que ha pasado estos tres días.

Entran a la casa y cierro la puerta una vez a solas. Bajamos las escaleras del porche y nos miramos fijamente sin atrevernos a dar el primer paso. Respiro hondo antes de empezar.

—Te fuiste de nuevo. —Digo secamente sin mostrar ningún sentimiento que aun pueda tener por él.

—Lo siento Deni. —No dejo que continúe.

—¡¿Y de qué sirve?! —Grito sin dejar de mirarle. —¿Cuántas veces me has fallado Iván? —Sus lágrimas empiezan a caer. —¿Cuántas? —Repito de nuevo sin obtener respuesta. —Muchísimas Iván. Y por una vez que realmente te he necesitado, me has vuelto a fallar.

—Solo quería conseguir dinero para nosotros y para el bebé.

—¡¿Y no podías habérmelo dicho?! Te fuiste a Francia sin dejarme ni un triste mensaje.

—¡No me hubieras dejado! —Grita sin dejar de mirarme a los ojos mientras le caen las lágrimas.

—Claro que no. —Respiro para tranquilizarme un poco. Estamos montando una escena en la calle. —Eres su padre y como tal tendrías que haberte quedado conmigo, con nosotros. —Rectifico.

—Llegó un momento que me di cuenta lo que hice y quise llamarte pero sabía perfectamente que no querrías cogerlo. —Asiento con la cabeza dándole la razón. Claro que no se lo hubiera cogido después de tanto tiempo sin dar señales de vida.

—¿A qué has venido Iván? —Señala al porche.

—A quedarme Deni. Quiero cuidar a nuestro hijo. —Mira mi barriga aunque está tapada con mi abrigo. —¿Cómo está?

—Estamos muy bien sin ti. —Intenta acercase pero no le dejo. No puedo después de todo.

—Deni por favor. —Como una tonta asiento con la cabeza y se acerca lentamente a mi. Desabrocha mi abrigo y pasa una mano por mi vientre acariciándolo. —Hola. —Sonríe mirando a mi barriga. —Soy papá y te juro que no volveré a alejarme de ti. —Se levanta un poco hasta quedar a mi altura para así poder acercarse a mis labios hasta rozarlos. Como puedo retrocedo un poco dejándole aturdido ante mi respuesta.

Se escucha un fuerte ruido que proviene de dentro de la casa. Al momento Abel abre la puerta y viene corriendo hacia nosotros para ponerse en medio. Le pega un empujón a Iván.

—Aléjate de ella. —Le espeta en la cara.

—No eres ella para elegir eso. —Le dice Iván arrugando la frente y apretando los puños. —Voy a hacerme cargo del niño. —Abel se ríe fuerte.

—Has tenido tiempo para cuidar de ella y no lo has hecho.

—Y me arrepiento cada segundo que pasa. —Me mira a los ojos Iván. —Deni te quiero.

Abel le pega otro puñetazo haciéndole sangrar por la nariz.

—¡Parad los dos! —Me miran sin saber qué hacer ni qué decir. —Necesito pensar.

...


Editado el 05/08/2021

Yo ballet y tú hip hopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora