Capítulo 1.

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Makis.

- Repetiré una pregunta en este preciso momento.- Susurró al estar nuevamente frente al castillo que siempre se encargó de llenarme de sueños desde pequeña, dejando su rostro a escasos centímetros del mío.- Te quieres casar conmigo?-

- Obvio.- El peso que tenía en mi espalda, la carga de mi familia se volvían algo mínimo al estar con ella.- No lo dudaría ni un segundo en decirte que sí.- Pero así no era como empezó todo...

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- Feliz cumpleaños, hija mía.- Mamá me entregó una pequeña bolsa, abrazandola fuertemente, sintiendo como ella simplemente me intentaba consolar, sin saber qué ocurriría en (aproximadamente) doce horas.

- Gracias, mamita.- Sabía el esfuerzo que tenía ella que hacer para conseguir...- El libro que te dije que me gustaba.- Asintió sonriente, abrazandola fuertemente.- Gracias.- Repetí metiéndome en la ducha antes de que me diga algo, corriendo al colegio.

- Cuidado, pequeña.- Todos mis libros cayeron de par en par, sintiendo como la mujer me ayudaba a levantarme, sufriendo por el ardor de mis rodillas.- Estas bien?- Era hermosa! Vestía formalmente, pero su rostro y cuerpo eran maravillosos a comparación del bicho feo que era yo.

- Si.- Junté mis cosas a duras penas, mientras ella me ayudaba, intentando aguantar el dolor.

- Esperame aquí.- Abrió la puerta de su auto, sacando un botiquín de primeros auxilios.- Va a doler.-

- Llegaré tarde.- Me quejé cuando el alcohol pasó lentamente por mis rodillas, notando su sonrisa.

- Tienen una enfermería en tu colegio?- Asentí suavemente.- Pideles más alcohol y vuelve a desinfectar.- Puso dos gasas.- Ve con cuidado.-

- Gracias.- Sonreí levemente, mientras acomodaba su blazer.

- Con cuidado.- Volví a correr, llegando para que Cami me mire extrañada, tomando su brazo.

- Vi a una mujer guapísima.-

- Tan guapa que tienes las rodillas así?-

- Nos chocamos.- Sonrió escuchando atenta.- Y me curó.-

- Y tiene dinero?-

- Eso parece y creo que iba al juzgado.- Frunció su ceño.- Quizás es jueza.-

- O una violadora y si te vuelve a ver, desapareces.-

- No creo que la vuelva a ver.- Mi primer error fue creer que eso no pasaría.

Mamá
(En línea)

No te quedes a entrenar hoy.

Apenas termina tu última clase te vienes a casa.

Y eso hice, volví apenas tuve oportunidad, sabiendo que tampoco podría entrenar por el ardor en mis piernas, dejando mi bolso en el sofá.

- Hay que acomodar la casa, no tirar las cosas donde a uno se le plazca.- Papá una vez más apurandome, subiendo rápidamente a mi habitación, encontrando una caja enorme, con un moño que la mantenía cerrada.- Tienes que usarlo, sin ninguna queja.- Asentí suavemente, escuchando la puerta cerrarse, encontrando un vestido blanco, con unos zapatos de marca, hermoso quedaba pequeño para tal conjunto, arreglando mi cabello para que la puerta suene apenas estuve lista, abriendo con cuidado.

- Eres una princesa.- Mamá una vez más.- Ya hablamos de lo que pasaría hoy, así que nada de quejarse y no hagas que la visita se moleste.- Asentí suavemente, me habían preparado para esto desde hace más de tres años, bajando lentamente para encontrar a la misma mujer con la que había chocado, hablando tranquilamente con papá.

- Intentamos hacer lo mejor posible, si no resulta cualquiera de nosotros puede intervenir y llenar sus espectativas.- Fijó su mirada en mí, notando como su rostro cambió por un momento, antes de sonreír.

- Gracias, Alfonso.- Susurró ella lanzando un suspiro que hizo que mi corazón deje de latir por un momento.- Podrían dejarnos a solas? Solo serán unos minutos.- Aunque no quería, no tenía poder de decisión y los dos tampoco, porque ya se habían ido a la cocina.- Que casualidad.-

- Solo es una coincidencia.- Agache mi cabeza, mientras ella se acercaba lentamente a mí lado.

- Natalia Afanador.- Me tendió su mano, tomándola así mis manos estén sudando.

- María Cristina, o puedes decirme Makis.- Asintió suavemente, dejando la copa que tenía en sus manos a un lado.

- Sabes lo que pasará esta noche?-

- Si.- Asintió suavemente, jugando con mis manos.

- Quiero que busques tus cosas después de cenar y te llevaré a...-

- Su casa.-

- Nuestra casa.- Susurró teniéndola demasiado cerca, cerrando mis ojos para intentar no hacer que se enoje.- De ahora en más.- Tomó mi mentón, alejandome por inercia.- Me gustaría que me mires a la cara y no me tengas miedo.-

- La respeto, no es miedo.- Susurre dando un paso hacia atrás, notando como ella simplemente asentía, corriendo mi silla para que me siente, teniéndola a mi lado.

- Tus rodillas están bien?-

- Ya no me arden.- Dejó su mano en mi muslo.- Gracias.-

- Por qué?- Alcé mis hombros, dejando mi mano sobre la suya, sintiendo como ella las entrelazaba para acariciar el dorso de la mía, cerrando mis ojos por un momento, hasta que mis padres volvieron a entrar con la comida, intentando soltar su mano, pero la misma estaba más que aferrada a la mía, sin esperar que ella misma me sirva.

Mi pulso temblaba, mi corazón latía más que fuerte y ella actuaba normal, como si nada pasara.

Mi futura esposa.

Cuando me dijeron lo que iba a pasar no creí que fuera de esta forma.

Una Vida Para Amarte- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora