4.

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Las constelaciones brillan con la intensidad que siempre han tenido, de a ratos miro el gran cielo azul marino moteado. La brisa del verano sopla tranquilamente, el aire húmedo forma rocío sobre la hierba verde brillante que nos rodeaba.

El libro que habia estado leyendo antes descansa sobre mi estómago mientras miro al cielo, mi cabello largo esparcido sobre la hierba húmeda. Los setos rodean el perímetro de nuestro escondite, desde el exterior parece un solo arbusto grande que no puede contener a nadie y mucho menos a dos personas.

—¿Anna?— Harry susurra inseguro, como si aún decidiera qué decir a continuación.

—¿Sí Harry?— hablo en voz baja, mi cuello girando hacia su lado a la vez que lo miro. Es hermoso, especialmente a la luz que la luna arroja sobre sus impresionantes rasgos, su cabello largo y rizado, sus ojos verdosos, sus labios gruesos. Pero nunca se lo dire, nunca me abriré, nunca reconoceré lo que siento por mi amigo, porque eso es lo somos, amigos.

—Si pudieras estar en cualquier parte del mundo ahora mismo ¿donde seria?— dice, siempre me hace preguntas como esta, fisgoneando en mi mente como si estuviera tratando de dibujar una imagen más amplia de cómo funciona.

Pasa una mano por su cabello y mira hacia el cielo con los brazos cruzados sobre su pecho mientras me da tiempo para pensar mi respuesta. El ladrido de un perro suena en la distancia, la calle junto a los setos cobra vida con coches y gente. Los faros brillan a través de las gruesas hojas podadas y Harry toma mi mano, hace que me estremezca. 

—Vamos, vamos al arroyo— el sonríe, alejándome del suelo, mis convers blancas se conecta con la hierba resbaladiza mientras me aferro a Harry para mantenerme estable.

El arroyo es un lugar para el y para mí, donde podemos ir a hablar. Es un pequeño sector de agua clara que alcanza el pecho de Harry si se adentra demasiado.

Empuja el arbusto a un lado para dejarme pasar, camino por la abertura y el rizado descansa una mano en mi espalda para ayudarme a no tropezar hacia adelante, en un momento su mano entra en contacto con mi trasero

—Lo siento— balbucea, quitando la mano rápidamente mientras el rubor inunda sus mejillas.

—Está bien— murmuro, mis mejillas se calientan con el contacto también.

Nada como esto ha sucedido entre Harry y yo, solo bromeamos, pero una nueva clase de tensión parece estar en la atmósfera esta noche. 

—Siempre olvido en qué dirección es— murmuro un poco avergonzada, venimos aquí casi todos los días, pero nunca fui buena con las direcciones, especialmente cuando la oscuridad no me permite ver a dos metros de distancia.

—Por este camino— la voz ronca de Harry resuena a unos metros de distancia y me apresuro a agarrar su mano, su brazo bronceado naturalmente contrasta con el entorno oscuro. 

Cuando se puede escuchar el goteo de agua, Harry suelta mi brazo, un claro se abre haciendo que los árboles se hagan mas pequeños para permitir que la luz de la luna golpee el agua. La vista es algo impresionante. 

—Olvidé lo agradable que era por la noche— me habla el rizado en voz baja. Se quita su remera negra y la tira al suelo mientras hago todo lo posible por no mirar su torso— ¿Vienes?— pregunta antes de aflojar la hebilla de sus jeans, segundos después se escucha el sonido de ellos golpeando el suelo.

—Creo que solo miraré— sonrío, me quito las zapatillas y sumerjo mis pies en el agua azulada.

—De ninguna manera— el camina con maldad, moviéndose hacia mí. Antes de que me dé cuenta de lo que está pasando, Harry tiene sus brazos alrededor de mi cintura y esta tirando de mi cuerpo contra el suyo.

𝘩𝘴 • 𝘪𝘮𝘢𝘨𝘪𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora