27.

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Los últimos de nosotros nos acurrucamos en el desordenado living; con las manos entrelazadas en los regazos y las rodillas tocándose nos miramos los unos a los otros, la música latía en nuestros pechos y había botellas de alcohol desparramadas por el suelo mientras el grupo se terminaba de acomodar. Algunos se sentaron en sofás, otros estaban en la alfombra, yo inhalé profundamente mientras Lisa hablaba.

—Entonces, ¿Quién primero?— él sonrió cuando le devolví la sonrisa; estos momentos siempre fueron buenos. 

Brooke cogió la botella y las yemas de sus dedos la giraron. Contuvimos la respiración mientras se desaceleraba, se posó en Madison. 

—Te reto a que beses a Harry— Brooke habló, consciente de la historia entre los dos.

Harry se tensó visiblemente, mordiéndose los dedos, sin dudarlo Madison se acercó arrastrando los pies, colocó su mano en el cabello del rizado y conectó sus labios. Él no respondió, apretó los puños incómodamente y entrecerró los ojos. Segundos después ella se apartó de él, limpiándose la boca y recostándose entre los cojines del sofá con aire de suficiencia. 

—Harry— Brooke señaló la botella con la cabeza. 

El nombrado sonrió inocentemente, agarró la botella y la hizo girar. El vidrio apenas dio una vuelta completa antes de aterrizar sobre Alice, una rubia con pechos grandes que no era exactamente reservada sobre nada íntimo. 

—Alice— comenzó Harry, pasando una mano por su barbilla— Toma un trago.

—Qué jodidamente creativo— la chica suspiró, probablemente prefiriendo quitarse una prenda de ropa. Ella bebió el trago, echando la cabeza hacia atrás antes de hacer un "Ahh" audible. 

—Ey no es mi culpa, este juego es una mierda— Harry gruñó, cruzando los brazos.

Era extraño, el rizado era diferente al resto del grupo. No se enfadaba, ni se interesaba por las mujeres. Había escuchado historias de Madison sobre cómo era en la cama pero siempre dijeron  "reservado y algo callado", a diferencia de las personas de las que se rodeaba. 

—Entonces, ¿Qué crees que deberíamos jugar Harold?— Lisa dijo con falso cansancio. 

—¿Qué hay de Siete minutos en el cielo?— Madison cuestionó, recibiendo suficientes asentimientos en su cuenta para sentirse segura de su sugerencia— Bien... entonces— sus manos se frotaron juntas antes de tomar un sorbo de su cerveza— Si pierden, entonces tienen que tomar un trago, de lo contrario diviértanse.

Alice movió su muñeca mientras sostenía la botella, en mi horror y para la diversión del grupo, el objeto de vidrio disminuyó y se detuvo en mi pierna. 

—Joder, no— Alice se rió, tomando un trago. Le di un leve puñetazo en el brazo con diversión antes de que me sonriera. 

—Blair, gira— Lisa se volvió hacia mí. Agarré la botella, haciendo que girara rápidamente. Dio vueltas al grupo, todos sonrieron cuando pasó junto a ellos. Finalmente se detuvo, arrastré mis ojos al chico de cabello rizado con ojos verdes que sonreía cortésmente.

Me quedé sin habla, tomando la mano de Harry y llevándolo a través de la casa mientras la gente silbaba detrás de nosotros. Sin una palabra, me metí en el armario oscuro designado antes de que Harry cerrara la puerta detrás de él. 

—No tenemos mucho tiempo— susurré.

—¿Qué es lo que quieres hacer?— preguntó, su voz era la única indicación de dónde estaba. Extendí mi mano, presionando mi palma contra su pecho mientras daba un paso adelante. Presioné un dedo contra sus labios antes de reemplazarlo con los míos.

Respondió de inmediato a la vez que mi respiración se hacía más profunda. Pasé mi lengua por su labio inferior y la suya entró en mi boca. Empujó sus caderas contra las mías débilmente, gimiendo de excitación. Me incliné lejos de él para permitir que se quitara la camiseta negra. 

—Rápido— tarareé cerca de su oído. El espacio era limitado; Harry dio un codazo a los estantes mientras se desabrochaba los jeans rápidamente. Dedos torpes trabajaron en mi cinturón y podía sentir a Harry frustrarse.

—¡Joder!— maldijo en voz baja; su respiración se volvió errática. Finalmente, los jeans y la ropa interior se bajaron lo suficiente en nuestro desorden acalorado. Presioné mis labios contra los suyos de nuevo, mordiendo su labio inferior con rudeza.

—Fóllame, rápido ¿Si?— ronroneé en el oído de Harry, él gimió en voz alta para que luego sus manos fueran a mi trasero empujando mi cuerpo antes de decirme en voz baja que saltara. Envolví mis piernas alrededor de su cintura, gimió empujando su longitud contra mi hueso pélvico. 

Con un rápido reajuste, se unió a mí, agarrando mi trasero a la vez que nuestras caderas se magnetizaban una hacia la otra, el rizado gruñía haciendo que me excitara cada vez mas.

Mi espalda estaba presionada contra la pared, empuje mis caderas para encontrarme con las suyas. Aceleró aún más; consciente de los pocos minutos que nos quedaban. Mi orgasmo estaba aumentando rápidamente, mi cuerpo temblaba con el placer que Harry aportaba dentro de mí. 

—Estoy cerca, bebé.

—Mierda— Harry lloriqueo ante mi uso del dulce término.

—Ven ahora o lo haré primero— le ordeno, recibiendo un empujón particularmente fuerte que me hace llegar, bese el hombro de Harry y él se retiró sin haber llegado, lo mire expectante.

—Déjame venirme en tu boca— podía imaginármelo, despeinado y frustrado mientras sus cejas se fruncían y se llevaba el labio entre los dientes en la oscuridad.

Me arrodille rápidamente en el suelo, Harry no espero y agarrandome del cabello se enterró en mi, sentí su pene golpeando el fondo de mi garganta, se sentía realmente grande en mi boca, el chico empujaba tan rápido que ni siquiera tuve tiempo de tener alguna arcada, segundos después el termino llenando mi boca de su liquido caliente.

Emparejé mi respiración con la suya y sus brazos me envolvieron, besando mi cabeza, solo podía asumir que había vuelto a ser él mismo. Gritos y golpes resonaron en el pasillo, nuestros siete minutos habían terminado.

Pero maldita sea, valió la pena.

𝘩𝘴 • 𝘪𝘮𝘢𝘨𝘪𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora