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—Vamos a hacer un bebé— Harry siempre dice al menos dos veces a la semana y aunque hemos estado casados ​​unos buenos 3 años siempre me opongo a la idea. No es que no quiera, porque quiero. Pero deseo seguir trabajando unos años más y ganar dinero para la familia que formaremos en el futuro. Se que una vez que tenga un bebé, voy a querer dejar de trabajar para poder dedicar toda mi atención a mi hijo, quiero que ellos crezcan conmigo y Harry presentes en sus vidas.

Así que cuando él me dice que cree que deberíamos tener un bebé, mi respuesta siempre es la misma: "pronto, amor"

Y Harry lo entiende, sabe que tenemos toda la vida para pasarla juntos. Además, es mi cuerpo el que llevará a su hijo. Aunque aveces, se que cuando ve a sus compañeros publicando en las redes fotos de sus bebes o hablando de ellos, no puede evitar ponerse celoso. Se que él también desea poder alardear de alguien.

—¡Eyy! Llegaste a casa temprano— sonrío cuando siento a Harry envolver su brazo alrededor de mi cintura. Él me acerca a su cuerpo y deja un suave beso en mi mejilla. Yo giro la cara hacia un lado e inclina la cabeza hacia atrás para poder besar sus labios.

—Terminé mi trabajo antes— responde él, besando mis labios tres veces más antes de apoyar la barbilla en mi hombro— Huele delicioso aquí— señala, mirando como me muevo por la cocina. Siempre le cocino las mejores comidas, cuando llega a casa, todo está preparado y la mesa esta puesta. Aveces si él tiene que quedarse hasta tarde en la oficina, guardo su almuerzo en el refrigerador.

—Estoy haciendo tu plato favorito— digo.

—No puedo esperar para probarlo entonces. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?— dice contra mi cuello, su aliento calentando mi piel.

—Puedes poner el pan en la mesa y sacar el vino. Está en la nevera— Harry besa mi mejilla por última vez antes de separarse de mi y hacer lo que le dije.

Unos minutos después de que termina de acomodar las cosas, coloco las pastas encima de la mesa y comenzamos a comer mientras hablamos sobre nuestra tarde. Hoy fue mi día libre así que estuve en nuestra casa todo el tiempo, primero limpié y luego leí un libro que realmente me encantó.

Mientras tanto, Harry fue ascendido en el trabajo. Con este ascenso obtendrá su propio lugar de estacionamiento, un salario más alto y su propia secretaria personal.

—¡Qué gran noticia, H! Me alegro mucho por ti— le dedico una gran sonrisa y acaricio su mano por encima de la mesa.

—Gracias, cariño. Estoy haciendo esto por nosotros y por los pequeños que andarán por aquí en el futuro— él me devuelve la sonrisa, sosteniendo mi mano contra la suya.

—Sé que has estado trabajando muy duro para nosotros y yo también, por eso creo que es hora de que intentemos tener un bebé— le digo sinceramente, sin pensarlo demasiado. Harry me mira atónito.

—¿Estoy soñando? ¿Te escuché bien?— él tartamudea.

—No estás soñando, sé que quieres que tengamos una familia. Yo también quiero eso y creo que debemos intentarlo ahora.

—Dios, Alana, te amo— inmediatamente se levanta de su asiento para venir hacia mi. Acuna mi rostro entre sus manos y me besa suavemente para luego profundizar el beso. Yo me río contra sus labios.

—Tranquilo, muchacho. Todavía estamos comiendo.

—No me importa. Quiero llevarte arriba y hacer un bebé. Ahora, por favor, Lana— ruega, acercándome para besarme de nuevo.

—Está bien, pero tenemos que limpiar p— Harry me interrumpe cargándome en su cuerpo y me veo obligada a aferrarme a él para no caerme.

—No me importan los estúpidos platos. Quiero hacerle el amor a mi esposa ahora mismo— él me mira y yo asiento riendo, ganándome un suave beso en la frente.

Una vez en nuestro dormitorio, me deja de manera cuidadosa sobre la cama. Mi esposo besa mi tobillo derecho antes de arrastrar sus besos hacia mi pierna, sus manos trabajan para bajar mis pantalones cortos y mis bragas, hasta que lo único que queda en mi es una camiseta blanca, que en realidad es suya. Él acaricia mis pechos lentamente y comienza a levantar la tela que los cubre mientras besa mi estómago. Pronto, la camisa está fuera de mi cuerpo y yo queso acostada desnuda en su cama.

Me acerco para besar a Harry a la vez que le quito la chaqueta del traje. Luego ambos comenzamos a desabrochar los botones de su camisa antes de tirarla al suelo junto a las otras prendas. Los besos se vuelven acalorados y urgentes cuando comienzo a trabajar para desabrochar su cinturón y quitarle los pantalones. Segundos después, ambos estamos desnudos.

Él toma mi pezón en su boca, mordiendo y chupando la protuberancia rosada repetidamente. El contacto de su boca húmeda sobre esa zona envía una sensación de hormigueo por mi columna y aumenta la humedad entre mis piernas. Harry arrastra una mano hasta mi centro y me retuerzo contra su cuerpo. Dos de sus dedos frotan círculos contra mi clítoris haciendo que se vea obligado a besarme con fuerza para callar mis gemidos.

Yo tomo su pene y lo bombeo en mi mano. Él gime ante el toque y empuja un dedo en mi interior. El placer es bienvenido y me hace girar la cabeza hacia atrás. 

Por mi parte continuo bombeando la gran masculinidad que tengo en mi mano, más rápido esta vez y de la manera que se que le gusta, tocando su hendidura con mi pulgar y frotando de un lado a otro. Él gime de placer y empuja otro dedo en mi intimidad.

—H, detente— jadeo— Quiero correrme contigo dentro de mí.

—Lana, por Dios, vas a ser mi muerte— gruñe antes de sacar sus dedos de mi interior y llevárselos a la boca, chupándolos. Por costumbre, Harry saca un condón de su mesita de noche pero cuando está a punto de rasgar el envoltorio, lo detengo.

—Ya no necesitamos eso. Al menos no ahora— digo, riendo.

—Lo siento, bebe— él ríe nervioso, sus mejillas poniéndose coloradas— ¿Estás lista?— asiento en respuesta. Harry hace círculos con la punta de su pene en mi entrada, provocándome— palabras, Lana— me recuerda.

—Sí, por favor H— digo mientras él continúa jugueteando sin entrar completamente en mí.

Harry, tan lentamente como siempre, empuja en mi cuerpo. Yo gimo bajito al sentirlo finalmente en mi interior.

—Maldita sea, tan apretada— gruñe, empujando hasta el fondo. La sensación siempre es tan dulce. Cierro los ojos por un segundo para agudizar todos los sentidos, él abre más mis piernas y observa atentamente la manera en que me penetra. Por mi parte no puedo evitar tomar el edredón con fuerza cuando él golpea el lugar correcto dentro en mi interior.

—No te detengas, por favor. Justo ahí— gimo, Harry mueve su mano para frotar círculos suaves contra mi clítoris. El placer constante y fuerte me acerca al borde, y las embestidas vienen con más fuerza cuando siente a mis paredes contraerse a su alrededor.

—Vamos, nena. Córrete para mí— susurra contra mi oído, segundos después no tardo en correrme mientras aprieto los brazos de Harry, jadeando por aire.

—Bésame— pido entre respiraciones profundas, él lo hace y yo envuelvo mis piernas alrededor de su cintura para que no deje de empujar sus caderas contra las mías.

Harry queda persiguiendo su propio orgasmo, sus embestidas son descuidadas pero rápidas cuando siento que sus piernas tiemblan y el climax se apodera de él.

Tan pronto como sale de mi interior, desciende para lamer mi clítoris, las vibraciones hacen que me estremezca y tiemble.

—Dios, H. Estoy demasiado sensible— él deja algunos besos en mis muslos y luego se pone encima de mí para besar mis labios— te amo.

—Te amo más— Harry responde, con confianza y sin duda. Nos envuelve a ambos en el cálido edredón y me rodea con sus grandes brazos, pronto nos quedamos dormidos.

𝘩𝘴 • 𝘪𝘮𝘢𝘨𝘪𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora