Me echo el pelo por encima del hombro y procedo a abrirme paso entre la multitud de gente bailando salvajemente con las manos en el aire.
Últimamente, he estado de mal humor, así que mis adorables amigos decidieron que sería mejor traerme a un club, donde me siento aún más frustrada sexualmente de lo que he estado en las últimas dos semanas.
Debido a mi agenda ocupada y a la falta de compañía, tuve que proporcionarme placer yo misma. Sin embargo, después de un tiempo, necesito algo más. Anhelo algo más.
Me siento en la barra y pido un agua, lo que me hace ganar un comentario sarcástico del camarero, decido ignorarlo y mirar a una multitud que se pelea entre sí.
—¿Puedes darme una cerveza, por favor?— escucho una voz ronca hablar a mi lado.
Me vuelvo para encontrarme con un hombre alto que se dirige a un asiento. Lleva jeans ajustados y una camisa con estampado de flores que esta medio desabrochada. Su cabello le cae hasta los hombros, pero esta cuidadosamente formado por rizos.
Miro al hombre sin vergüenza antes de que se vuelva para mirarme y sonrío cortésmente.
—¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?— habla con calma y me mira a los ojos, decido aprovechar esta oportunidad para mi beneficio.
Me paro de mi asiento y no me molesto en bajar mi vestido levantado. Camino hacia él lentamente, manteniendo contacto visual todo el tiempo. Sus ojos se agrandas cuando me acerco a él y pongo mis labios a unos centímetros de su oreja.
—En realidad... hay una cosa en la que podrías ayudarme— pongo mis manos en sus hombros y él se estremece debajo de mí. Miró hacia arriba, su mirada pasa de mis ojos a mis pechos y luego a mis piernas.
—¿Y que sería eso?— pregunta en voz baja, decido poner una mano sobre su entrepierna.
Paso mi dedo sobre él mientras miro como se muerde el labio. Con confianza, reemplazo el dedo por toda mi mano y agrego más presión al bulto creciente.
Murmura un "joder" en voz baja antes de tomar mi brazo y arrastrarme al baño de hombres, cierra la puerta detrás de él.
Le sonrío perezosamente y empiezo a desnudarme para él, lo veo acariciandoce a sí mismo a través de sus ajustados jeans. Una vez que me quito la ropa interior, me paro sobre un pie y comienzo a quitarme el tacon pero su voz me interrumpe.
—Déjalos puestos— gime desde el otro lado del baño. Asiento obedientemente.
—Tu turno— hablo en voz alta y con eso, se despoja de su propia ropa. Su pecho y brazos estan completamente llenos de tatuajes, calentándome aún más. Lo veo quitarse los jeans y suspiro notablemente cuando se las arregla para bajar sus bóxers, su longitud ahora esta completamente dura y necesita desesperadamente atención.
Camina hacia mí lentamente y en lugar de poner sus labios sobre los míos como esperaba que hiciera, gira mi cuerpo y lo presiona contra el cubículo, que por suerte esta completamente limpio.
Pasa sus manos sobre mi estómago y mis pechos, moviendo lentamente mis sensibles pezones mientras presiona su miembro duro contra mi trasero. Mis ojos se cierran y dejo que el placer se apodere de mí.
—No puedes hacer eso frente a toda esa gente, cariño. Me pusiste tan jodidamente duro, no puedo esperar a estar dentro de tu apretado coño— me habla al oído y me abofetea el trasero sin piedad, ganándose un gemido.
Luego lleva su mano a mis muslos y la pasa por mi clítoris expuesto antes de comenzar a frotar ferozmente.
—Por favor, follame, por favor— las palabras apenas se escapan de mi boca.
—Hm, tan mojada. Dios, sólo estabas aquí rogando que te follen, ¿No?
—Si, por favor, te necesito— digo en un intento de excitarlo mas.
Debe haber funcionado porque antes de darme cuenta, esta en el suelo, de rodillas con su cara a centímetros de mi intimidad. Lentamente inserta un dedo en mí y lo mueve a un ritmo peligrosamente lento, haciendo que mis caderas se levanten.
—¿Estas ansiosa?— el se ríe entre dientes y se vuelve a parar, aun así me sigue tocando.
Su miembro largo esta empezando a palpitar contra mí y me muevo hacia atrás para hacer contacto con él, lo que me regala un fuerte gemido de su boca. Sé que provoque algo porque sus ojos se oscurecen y agarra mi cintura para comenzar a posicionarse en mi centro. Espero ansiosamente, desesperada por que él este dentro de mí.
Dejó escapar un fuerte gemido cuando de repente se mete en mi, me embiste fuerte y no me deja adaptarme a su gran tamaño, me siento como volando, soy literalmente un peso muerto en sus brazos.
Continua empujando contra mí y yo retrocedo, igualando su velocidad perfecta. Miro al dios detrás de mí, notando las gotas de sudor que se forman sobre su rostro esculpido, deja que pequeños gemidos salgan de su boca cada vez que chocamos.
—Córrete bebé, vamos— exige y yo estoy tan cerca. Pone una mano sobre mi clítoris de nuevo y comienza a frotar con dureza círculos en mí, haciendo que mi cabeza se incline hacia atrás.
Siento que me aprieto a su alrededor, el rizado deja escapar un "mhm" antes de soltarse en mí y hacer que yo también me venga, colapsamos juntos en el suelo.
Después de estar sentada y limpiarme en tres minutos, me ve caminar hacia la puerta y abrirla.
—¿Adónde vas?— pregunta con el ceño fruncido.
—A casa, gracias por la buena follada— digo y salgo del baño, una gran sonrisa formándose en mi rostro.