Todo me abruma, los profesores, los estudiantes. Estoy atravesando una de las resacas de mi vida. La Sra. Lancaster habla con su voz chillona sobre física mientras yo trato de deshacerme de la lucha salvaje en mi cabeza.
—Profesora, ¿puedo usar el baño?— casi susurro cuando mi mano se dispara en el aire. Ella asiente molesta, sus viejos ojos me miran entrecerrados cuando recojo mi mochila del suelo y salgo a toda velocidad por la puerta.
Mis pertenecías caen al piso del baño. Agarro el fregadero y miro mis brazos en el espejo, subo las mangas a los antebrazos para revelar el mosaico de líneas blancas y rojas que se retuercen en mis muñecas.
Trato de calmar mi respiración pero mis pulmones se contraen violentamente a la vez que pido para que suene la campana del final del día. Puedo escuchar el movimiento en los pasillos mientras los estudiantes salen efusivamente de los salones, calmo mi respiración, apretando el material de mi jersey en mis puños.
La sirena que señala el final del día escolar al fin suena, tomo mis cosas y me dirijo a la biblioteca.
La gente desliza los libros en los estantes a su paso, los bibliotecarios los intentan callar con un dedo presionando en sus labios fruncidos.Camino hacia la esquina trasera, donde se que esta esperando. Sus ojos verde bosque se encuentran con los míos mientras rodeo una estantería. Su figura alta y perfecta esta desplomada contra una mesa con la barbilla apoyada en los brazos cruzados.
—Winslet— el sonríe. Coge un bolígrafo y lo juguetea con indiferencia entre los dedos.
—Harry— respondo en forma se saludo. Agarro mi carpeta y la dejo caer sobre la mesa para luego sentarme.
—Hoy tuvimos álgebra— dice, rio sabiendo cuánto lo odia— Odio la álgebra.
—Por eso estás fallando.
—Lo seee mamá— el mira hacia abajo pero aun así puedo ver la comisura de sus labios regordetes marcándose para arriba.
—Eyy solo soy tu tutora de estudio— susurro, pasando una mano por mi cabello rubio. Tomo un bolígrafo y hojeo algunas páginas de mi libro. Harry suelta un quejido en protesta, haciéndome poner los ojos en blanco.
Empiezo a explicarle, pero me doy cuenta de que no esta escuchando. Me concentro en seguir su línea de visión, jadeo cuando veo que mi jersey ha quedado atrapada en el anillado de mi libro, tirando de la manga hacia mi codo.
—Winslet— Harry murmura, tomando mi muñeca y girándola hacia arriba antes de que pudiera hacer algo.
—No es nada— digo bajito, cruzando los brazos.
Puedo ver gente mirándome, preguntándose por qué Harry esta sentado conmigo. Todas las chicas de la escuela fantasean con el chico de negro, su piel que es una obra de arte y sus ojos verdes, una jungla misteriosa. No hay alguien en esta institución que lo niegue, y si dices lo contrario, estas mintiendo.
—Winslet no tenía ni idea— dice mirándome triste, claro seguro me tiene pena como todas las demás personas a mi alrededor.
—¿Podemos olvidarlo?— pregunto esperanzada, pasando mi cabello detrás de mi oreja. Antes de que pueda protestar, me quita el bolígrafo de los dedos y cierra mi carpeta. Sus ojos se encuentran con los míos, mientras toma mi mano, me sorprendo cuando él lleva mi muñeca a sus labios, salpicando besos en la piel cicatrizada.
—Harry— murmuro, sin saber si es un pedido para que me suelte o para que nunca lo haga.
Los rizos cuelgan frente a su rostro cuando toma mi mano, me guía por la biblioteca y presiona su palma contra una puerta lila. Abro la boca para hablar pero él me hace callar y yo estoy feliz porque ¿qué voy a decir? "Oh, deberíamos volver a la álgebra para que yo pueda mirarte y tu no puedas absorber ninguna información"