22.

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Estoy preocupada por Harry. Es uno de mis amigos más cercanos y lo conozco desde hace años, pero una falla en él es que siempre excluye a la gente cuando hay algún inconveniente, no deja que lo ayuden, a pesar de que siempre está ahí para nosotros. Está claro como el día que no se ha sentido bien últimamente, pero cada vez que uno de nosotros le pregunta al respecto, encuentra una manera de evitarlo. 

Una cosa que noté la última vez fue que comenzó a dejar de hacer contacto visual conmigo. Tal vez tenga miedo de que, si lo miro a los ojos, sepa qué pasa o tal vez se rompa. Odio que sea tan bueno en esto y tenga que pasar por lo que sea que esté pasando, solo.

No me importa cuánto tiempo lleve, haré que se abra esta vez o al menos me diga cómo se siente. 

—¡Harry!— grito cuando está a punto de entrar en su coche. Se da la vuelta y me da una leve sonrisa que no parece real. Sus ojos lucen cansados ​​explicando probablemente sus noches de insomnio. 

—¿Qué pasa?— pregunta, su voz se escucha tan rara. 

—¿Puedo umh, pasar por tu casa más tarde?— intento mirarlo a los ojos, pero él mira a cualquier parte menos a los míos. 

—Uhh, claro, supongo— duda mirando hacia otro lado y rascándose el cuello. Sin pensarlo, envuelvo mis brazos alrededor de su torso en un cálido abrazo, parece desprevenido, pero me devuelve la acción. 

—Te veré más tarde entonces. Adiós— saludo y se aleja lentamente hacia su auto, lo veo entrar, frotarse la cara y acelerar unos segundos después.

Me rompe el corazón verlo así, siempre es tan alegre y es un placer tenerlo cerca. Quiero estar ahí para él.

Me doy una ducha rápida y le envío un mensaje de texto diciendo que estaré allí en 5. Por el camino, recojo algunos chocolates y caramelos que le gustan.  Toco su timbre y espero su bienvenida, escucho movimiento en el otro lado, segundos después la puerta se abre, revelándolo con un suéter y unos jeans. Se vería muy tierno si no fuera por el dolor claramente escrito en su rostro.

Vamos hacía su habitación yo me siento en el piso sobre la alfombra y Harry se acuesta boca arriba en su cama.

—Harry, ¿Qué te ha estado molestando?— sus ojos lucen sorprendidos por una fracción de segundos pero tose para disimularlo. 

—¿Qué quieres decir?— pregunta en voz baja, mirando al suelo. Me levanto del piso y me acuesto a su lado, él se pone visiblemente tenso. 

—Harry, sé que algo te ha estado molestando últimamente. No es bueno mantenerlo todo adentro, puedes hablar conmigo. Estoy segura de que todo estará bien, pero no me dejes fuera de tu vida— el resopla y agarra mis manos volviéndose para mirarme apropiadamente. 

—Dejo fuera a todos. No lo tomes como algo personal, te agradezco que hayas venido hasta mi casa a ver cómo estoy, pero me encuentro bien.

—No, no digas que estás bien, porque sé que no lo estás— digo con firmeza— ¿Qué te impide hablar de eso? ¿Es tan malo que no puedas decirlo o no confías en mí?

—No, no, no digas eso. Confío en ti, confío más en ti que en todos los demás— habla suavemente. Pasa un momento de silencio mientras nos miramos el uno al otro, antes de que vuelva a hablar. 

—¿Entonces dime qué pasa? Odio verte así— busco sus ojos pero deambulan por mi rostro.

—Daisy, realmente no quiero molestarte...— sé que está tratando de salir de esto, pero no voy a dejar que lo haga de nuevo. 

—Harry, ¿hace cuanto tiempo te conozco?— pregunto. 

—Aproximadamente 10 años— él responde.

—Sí, 10 años. Hemos sido amigos durante 10 años, Harry. ¿De verdad crees que me estarás molestando con tus problemas? En todo caso, me estás molestando no hablando de ellos— miro su boca y lo veo mordiéndose el labio con nerviosismo— Oye, no te estoy presionando para que me digas qué pasa. Solo quiero saber cómo te sientes y que siempre estaré a una llamada de distancia si me necesitas. Podemos ver películas o ir a dar una vuelta si quieres.

Me detengo cuando noto las lágrimas que le brotan los ojos. Me arrodillo a su lado y tomo su rostro entre mis manos, él cierra los ojos con fuerza, tira de sus labios entre los dientes y agarra suavemente mis muñecas. Está tratando de no colapsar en este momento. 

—Oye, está bien— susurro, haciendo que se siente y tomándolo entre mis brazos.

Se inclina, sus brazos se envuelven alrededor de mi torso y me sienta en su regazo. Mi cara se sonroja ante la posición, pero la dejo pasar, considerando las circunstancias. Entierra su cabeza en el hueco de mi cuello mientras sus manos me rodean, acercándome a su pecho. Le revuelvo ligeramente el pelo y le froto la espalda, susurrando palabras de aliento en su oído.

Mis manos se detienen cuando siento sus lágrimas caer sobre mi cuello. Su respiración comienza a hacerse más profunda y su espalda se relaja solo un poco, continúo con mis acciones, rogando por no largarme a llorar con el, por mucho que me duela verlo así, no puedo hacerlo en este momento. 

Un fuerte sollozo sale de sus labios, destrozando mi corazón, su agarre se hace más fuerte en mí. Sigue llorando. Después de un rato, sus sollozos se reducen a inhalaciones y se aparta para secarse las lágrimas. Llevo mis manos a su rostro para inclinar su cabeza hacia arriba pero no me deja. 

—Harry, mírame. ¿Por favor?— ante eso, lentamente mira hacia arriba, su cara esta enrojecida, ojos y labios hinchados. 

—No quería que me vieras así— dice suavemente, casi no lo escucho. 

—Entiendo por qué dices eso, pero sabes que nunca te juzgaría. Está bien llorar, llorar es muy varonil— ríe un poquito pero desaparece en un segundo.

—Perdí mi trabajo— mis ojos se abren ante eso. No esperaba que él realmente lo dijera y tampoco esperaba que fuera así— Mi jefe me despidió, inventó una excusa, dijo que había estado holgazaneando últimamente y cuando volví unos días después para recibir mi último cheque de pago descubrí que le dio mi puesto a su sobrino. Daisy sabes que tengo que pagar los medicamentos de mi mamá con el dinero...— empieza a entrar en pánico de nuevo y me hace detenerlo. 

—Oye, oye, cálmate. En primer lugar, tu jefe es un idiota absoluto. En segundo lugar, no seas pesimista acerca de tu trabajo, encontrarás uno nuevo en poco tiempo. Cualquiera tendría suerte de tenerte... Conozco algunos lugares donde puedes presentarte, hablaré bien de ti. De todas maneras yo puedo darte dinero, te quiero mucho lo sabes y ni siquiera debes devolvérmelo.

—No puedo pedirte que hagas eso, es demasiado— sin pensar, froto mi pulgar sobre su mejilla. 

—No lo es. Estoy haciendo esto por ti— el mira hacia abajo— Todo va a estar bien. No te estreses demasiado por eso Harry.

—Muchas gracias Daisy— me habla en el cuello.

𝘩𝘴 • 𝘪𝘮𝘢𝘨𝘪𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora