—¡Hola, Danny! ¡Buenos días!— digo saludando al viejo conserje del estudio que esta trapeando el pasillo vacío.
—Nyx, ¿no llegas demasiado temprano otra vez? Son solo las seis, tu clase comenzará a las siete— dice con el ceño fruncido, confundido.
—Uhm, me desperté temprano y es aburrido estar casa— tartamudeo— Te veo luego.
Voy directamente al vestuario y decido prepararme. La razón por la que entré temprano es porque necesito practicar ballet. Sí, practicamos cuatro veces a la semana de 7am a 11pm, pero yo necesito más práctica. He asistido a clases de ballet desde que tenía siete años, pero después de once años, todavía no soy lo suficientemente buena.
Soy una decepción.
En especial para mi mamá, ella no lo dice en voz alta, pero sé que la decepciono. Mi madre fue una de las bailarinas más famosas y grandes de la historia antes de darme a luz. Compitió local e internacionalmente y ganó cuarenta medallas de oro y doce trofeos. Ha protagonizado muchas representaciones teatrales de ballet. El Cisne Negro, El Cascanueces, Romeo y Julieta, La Bella Durmiente, Cenicienta, El Lago de los Cisnes. Ademas de que fue admirada por casi todas las bailarinas, incluso hasta el día de hoy.
¿Y yo? Siempre soy el respaldo. Nunca me dan ese gran papel porque saben que me equivocaré como siempre. Mamá dejó de actuar cuando me dio a luz, pero todavía enseña ballet en su propio estudio. Ella siempre me pide que me transfiera a su clase, pero no quiero hacerlo, solo se decepcionará más si ve lo fracasado que soy. Incluso creo que mi profesora solo me apoya por culpa de mi madre. Puedo sentir lo cansada que está de enseñarme y no puedo culparla. Simplemente no soy tan buena como mi mamá.
Después de estirarme durante quince minutos, enciendo la música que tengo en mi teléfono. Primero hago piruetas. Paso en relevé, media vuelta, luego vuelta completa y otra y otra y otra, pero cuando intento hacer la cuarta vuelta, me caigo, otra vez. Suspiro. Sigo intentándolo pero sigo fallando, es que o me caigo en el cuarto o quinto giro o siento que mis giros se descuidan.
Después de bastante tiempo, mi estómago gruñe. Tomo un largo trago de agua de mi botella. Otro problema, es que tengo un poco de sobrepeso para una bailarina. Si miras a las demás, solo vez chicas con figuras de modelos, pero yo, tengo un poco de barriga y peso dos veces más que una bailarina comun. Decidí dejar las harinas y ya no cenar, aunque no parece estar funcionando. Esta mañana, me salteé el desayuno y traje mucha agua en su lugar.
Muy pronto, el salón comienza a llenarse y la maestra Carrie empieza la clase. Hoy, ella esta con su sobrino, Harry. Y no, no hace ballet. Siempre he estado enamorada de él, creo que todas las chicas del estudio lo están porque es lo más cercano a la perfección.
Harry es dulce, divertido y en general increíble. ¿Mencioné siquiera que él canta? En el segundo piso de este edificio hay una sala de música, su sala de música. Lo escuché cantar dos veces y maldita sea, tiene una voz de oro. Pero, por supuesto, no le gusto. Él no sale con chicas de la clase de ballet, hasta donde yo sé, apuesto a que le gustan las bellezas rubias y delgadas. No soy flaca, mi cabello es de un color castaño normal y estoy lejos de ser hermosa. La mirada Harry y la mía se encuentran e instantáneamente me sonrojo y me doy la vuelta. Lo escucho decirle a su tía que estará en su salón de música antes de que comience nuestra clase.
Cuando las demás terminan los calentamientos, comenzamos la rutina. Unos giros de piqué que ya estoy dominando, Pas de Bourree y luego el paso que he estado practicando mucho, Pirouette. Respiro hondo y luego comenzamos la pirueta, vuelta completa y otra vuelta y otra vuelta y otra hasta que me tropiezo.
—¡Para para!— la maestra Carrie grita frustrada y suspiro, sabiendo muy bien que estoy jodida— Chicas, tomen un descanso por un tiempo. Nyx, ¿puedo hablar contigo?