31.

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Como no hay clases durante el verano Harry y yo haremos un pequeño viaje por carretera, el plan es que nuestros amigos se unan a nosotros más tarde en la semana pero, cuando el rizado me dice que quiere hacer el viaje pero solo nosotros dos inmediatamente le digo que estoy de acuerdo.

He sido amiga de Harry durante años y hemos estado en algunas aventuras con nuestros amigos, pero decidimos cambiar eso esta vez. 

—¿Has empacado todo?— le pregunto al ojiverde mientras comienza a tirar sus cosas en el maletero de mi auto. 

—Sí, mamá— niego con la cabeza y camino hacia el lado del conductor solo para ser jalada hacia atrás por los largos brazos de Harry— Anoche apenas dormiste amor. Puedes descansar, yo conduciré y cambiaremos a la mitad— toma las llaves y me arrastra al otro lado. 

—No rayes mi auto o te cortaré las pelotas mientras duermes— digo entrando a la vez que se ríe. Entra desde su costado, enciende el motor y me mira.

—¿Lista?— sonrío y asiento con la cabeza. Me da una sonrisa y besa mi mano antes de comenzar a sacar el auto de su posición estacionada.

Aproximadamente una hora después empiezo a sentir hambre. 

—Oye, ¿Quieres algo de comer?— le pregunto. 

—Um seguro— hago clic para abrir mi cinturón de seguridad y me doy la vuelta para buscar los bocadillos en el asiento trasero.

Llevo pantalones cortos, por lo que mis piernas desnudas quedan al lado de la cara de Harry.  Normalmente, me sentiría incómoda, pero lo conozco desde que era un bebé y nos sentimos bastante cómodos el uno con el otro, hasta el punto en que no nos importa cambiarnos en la misma habitación, así que esto no es gran cosa.

Tomo un paquete de papas fritas y una bebida para mí. Abro el paquete tomando unas pocos y ofreciéndole algunas a Harry pero el me agarra la bolsa y la mantiene entre los muslos.

—Eyy— grito e intento tomarla devuelta, pero él siempre logra bloquear mis manos. Se ríe de mis patéticos intentos y aparta mis manos juguetonamente, lo que me hace derramar mi bebida sobre mis pantalones cortos. 

—Oh, mierda— dice, dejando la bolsa de papas fritas a un lado y tomando una toalla de repuesto mientras yo me estremezco al sentir el liquido filtrándose a través de mi ropa. Mantengo mi bebida lejos e intento quitarle la toalla a Harry, pero él aparta mis manos, diciéndome que las mantenga en alto. Coloca la tela sobre mi entrepierna y frota ligeramente el área. Mi respiración se atora en mi garganta ante la sensación. 

—H-Harry, puedo— me detengo cuando sus manos presionan mi centro, lo que me hace apretar involuntariamente mis mulos a la vez que siento que me mojo.

Un suave gemido sale de mi boca por el placer, mis ojos se abren ante lo que acabo de hacer, miro a Harry con la misma expresión pero sus ojos están fijos en la carretera. 

Sus movimientos se detienen por un minuto y un silencio incómodo llena el auto, pero la creciente necesidad de placer domina todos mis sentidos mientras levanto mis caderas y aprieto su mano, echando mi cabeza hacia atrás contra el asiento del carro. 

—Joder— lo escucho gemir, sus dedos lentamente comienzan a recorrerme. Olas de placer se esparcen por mi cuerpo cuando Harry responde, yo gimo bajo su toque. 

—Harry, por favor— lloriqueo.

—¿Qué? Dime, ¿Qué quieres bebé?— pregunta lento, su voz notablemente más profunda. 

—Yo quiero- yo uhm... si así— me detengo cuando comienza a rodear mi clítoris. 

—¿Te gusta eso? ¿Quieres mis dedos?— mi estómago da un vuelco ante sus palabras y asiento. 

—Sí— eso es todo lo que necesita para deslizar su mano debajo de mi ropa y sentir lo empapada que estoy. 

—Joder, estás tan mojada— gruñe, hundiendo su dedo en mí sin previo aviso. Siseo y muevo mis caderas para un mejor acceso. 

—Más rápido Harry— no me deja terminar antes de empujar su dedo a un ritmo rápido, lo que me hace agarrar su bíceps a la vez que él golpea todos los lugares correctos dentro de mí.

—Te sientes tan bien Ari. Tan cálida y húmeda para mí— gruñe y se mueve en su asiento. Mi mirada va a su bulto muy obvio en sus jeans. Siento que la presión crece en la boca de mi estómago al verlo y gimo. 

—Harry, estoy casi...— grito de placer cuando él agrega otro dedo, empujando más profundo. 

—Sí, cariño, vamos— choques de intenso placer sacuden mi cuerpo cuando siento que toco el orgasmo. Retira su mano y pierde el contacto visual conmigo a la vez que se chupa los dedos mojados por mi excitación. 

Miro hacia abajo al bulto tenso en sus pantalones y trago. Cuando mira hacia arriba, ya tiene su mirada puesta en mi. 

—No tienes que hacer nada por mí, amor— dice, mirando hacia la carretera. 

—Quiero— una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro y se la devuelvo, luego apoyo mi mano en su ereccion, Harry levanta las caderas ante el contacto. 

—Por favor Ariana tócame— la desesperación en su voz es suficiente para encenderme de nuevo.  Abro su cremallera y empujo sus bóxers un poco más abajo, su erección se libera, lo que lo hace suspirar de alivio, mis ojos se agrandan por su tamaño.

Empiezo a acariciar ligeramente su longitud, haciendo girar mi pulgar en su punta, recogiendo el pre-semen. 

—Por favor Ari, deja de burlarte de mí— rio, el es tan excitante. Envuelvo mis manos alrededor de su pene y empiezo a bombear lentamente haciendo que deje escapar un gemido bajo, luchando por mantener sus ojos en la carretera. 

Me inclino hacia adelante y mi lengua lame su punta solo para que sus caderas se muevan hacia arriba. Sonrío para mí misma antes de lamer una franja audaz en su eje y tomarlo tanto como puedo, acariciando el resto con mis manos, siento su mano agarrar mi cabello con fuerza, pero solo tirando ligeramente, con cuidado de no lastimarme, unos quince minutos después Harry habla.

—Estoy cerca— dice con la respiración entrecortada, sus caderas empujan golpeando la parte posterior de mi garganta. Antes de que pueda hacer un movimiento para llevarlo más profundo, se corre en mi boca, gime en voz alta antes de soltarse en mi. Me lo trago todo y le doy un pequeño beso en la punta antes de subirle los bóxers. Recupera el aliento y me mira con una sonrisa.

—Esto no es justo, no pude probarte bien— el hace un puchero. 

—Creo que estás olvidando que reservaste una habitación para los dos, tendrás mucho tiempo para eso.

𝘩𝘴 • 𝘪𝘮𝘢𝘨𝘪𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora