32.

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Dejé escapar una suave bocanada de aire, apoyándome contra la fría pared del ascensor.  Espero que todo salga bien, no quiero que mi familia pase por algo tan trágico, mi mamá estaría destrozada. Pero dijeron que hay una posibilidad, ¿Verdad?

El ascensor se abre dejándome ver a un joven frustrado. Me alejo de la pared y me paro correctamente. Entra refunfuñando para sí mismo. 

—¿Qué ocurre?— le pregunto en voz baja, con la esperanza de que no se enoje. 

—Estos malditos bastardos, tratándome como una mierda. Tengo un trabajo adecuado, bueno... tenía uno, pero lo dejé porque siempre me trataban como basura, no podía soportarlo más. Yo me esforzaba todos los días y obtenía cero crédito y respeto. ¿Por qué? Solo porque soy el más joven allí. Necesito un jodido descanso.

Termina despotricando, pobre de el, eso parece realmente frustrante. Tengo una idea. 

—Ven conmigo— digo estirando mi brazo frente a él, me mira confundido pero agarra mi mano de todos modos. El ascensor suena de nuevo y sonrío, arrastrándolo fuera de allí— ¿Tienes algo que hacer hoy?— le pregunto mientras lo saco al ajetreado vestíbulo. 

—Habría estado trabajando todo el día pero considerando que lo dejé... no.

—Genial.

—¿No te han dicho que no deberías estar hablando con extraños?— pregunta divertido. 

—Honestamente, ya no me importa, también he tenido un mal día.

—Mi nombre es Harry— el dice. 

—Muy bien Harry, dijiste que querías un descanso y, francamente, yo también. Así que por el resto del día de hoy vamos a hacer como si fuéramos mejores amigos desde hace mucho tiempo y disfrutamos casualmente de un merecido descanso. Solo déjate llevar— me mira con expresión divertida. No todos los días pasas un día divertido con un extraño que acabas de conocer en un ascensor. 

—Si soy tu amigo desde hace mucho tiempo, ¿No debería saber tu nombre?— abro la boca para responder pero algo me detiene. Puedo sentir que estoy a punto de ponerme triste, pero me niego a dejar que eso me domine. 

—No puedo decirte mi nombre— digo mientras seguimos desviándonos por las calles llenas de gente. 

—¿Qué quieres decir?

—Simplemente no puedo, es complicado.

No cuestiona más y se lo agradezco. Mis ojos se iluminan cuando veo un camión de helados en la distancia y acelero. Escucho a Harry reír detrás de mí. Tiene una risa hermosa. 

—¿A dónde me llevas?

—En ningún lugar en particular, realmente, pero el camión de helados por ahora— respondo. 

Finalmente nos detenemos cuando llegamos a nuestro destino temporal. Deja escapar una exhalación profunda y se inclina, apoyando las manos en las rodillas, jadeando pesadamente. 

—¿Qué vas a tomar?— pregunto aún recupera el aliento. Me mira por un segundo antes de ponerse de pie por completo.

—Solo tomaré chocolate.

—¿Chocolate simple? Eso es básico

—Sí, por favor, y no me hagas correr después de esto— pongo los ojos en blanco en broma.

—Muy bien, viejo— finge sentirse ofendido por mis palabras.

—No es muy amable de tu parte decirlo. Soy bastante joven.

—Estoy segura de que lo eres— doy un paso adelante.

—¡Hola! ¿Podemos tomar un helado de chocolate y vainilla? 3 bolas.

𝘩𝘴 • 𝘪𝘮𝘢𝘨𝘪𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora