CAPÍTULO 1

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Hace un tiempo...

Me tomó por los brazos y con su cuerpo me aprisionó contra la pared, me sentía aterrada, no era capaz de mover ni un músculo, estaba a merced de él.

Después de un par de minutos logré reaccionar e intenté apartarme y gritar, cosa que él aprovechó para besarme e introducir su lengua en mi boca, era un beso agresivo y exigente, no sabía que hacer puesto que era mi primer beso, era totalmente inexperta en el tema.

Mientras me besaba llevó mis brazos por encima de mi cabeza y con su mano izquierda sujetó mis muñecas, por otra parte su mano derecha se adentraba en mi falda tocando y apretando mi trasero, maldije dentro de mí por haberme puesto falda ese día. No pasó mucho tiempo cuando comencé a sentir que su pene se ponía duro, solo tenía 16 años y era virgen, totalmente inexperta en el tema pero en la escuela nos habían dado clases de educación sexual por lo que tenía algo de conocimiento.

De un solo movimiento me colocó encima de la mesa, golpeando mi espalda con la madera, me besó nuevamente solo que esta vez fue un beso apasionado, bajó un poco dejando besos en mi cuello, sacó mis senos de la blusa de tirantes que llevaba puesta y comenzó a chuparlos con ansia y desesperación, me removí incómoda pero no dejó de hacerlo, los chupaba, succionaba y mordía ligeramente, en ese momento estaba más excitada que asustada, él había dejado de sujetar mis manos y para mi sorpresa estaba tocando y jalando su cabello.

Una ola de sentimientos encontrados me embargó cuando con sus dedos rozó mi clítoris por encima de mi ropa interior, a pesar de no conocer a ese chico y de no haber tenido sexo nunca deseaba tener su pene dentro de mí, al parecer él lo notó ya que de inmediato apartó un poco mi tanga y comenzó a frotar su pene aprovechando la humedad que salía de mí, estaba tan inmersa en un mundo de placer que no me dí cuenta cuando sacó el pene de su pantalón.

Se introdujo en mí lenta y dolorosamente, quería llorar, salir corriendo de allí, pero algo dentro de mí deseaba lo que estaba pasando, así que fui fuerte y soporté aquel dolor, una vez dentro no se movió pero con el pulgar de su mano derecha masajeó mi clítoris con movimientos circulares, al ver que me relajaba comenzó a mover su cadera aumentando de a poco el ritmo de la penetración.

Sonidos escapaban de mi boca involuntariamente y una electricidad inusual recorría mi cuerpo por completo, sentía que tocaba las estrellas pero a la vez que caía en un abismo profundo, de pronto algo en mí estalló, mi cuerpo pero sobretodo mis piernas temblaban y mi corazón palpitaba muy rápido, sin embargo, esto no detuvo sus embestidas. Él continuó entrando y saliendo de mí por un par de minutos más, de repente la expresión de su rostro cambió, aumentó el volumen de sus gemidos y se detuvo de golpe, ahí supe que se había venido dentro de mí, al sacar su pene sentí como el semen salía de mi vagina y desee que se repitiera.

No sabía qué hacer o cómo reaccionar después de que él terminó, por un momento pensé que me dejaría tirada en la mesa pero fue todo lo contrario, pasó su mano por mi espalda y me ayudó a levantar, me bajó de la mesa y acomodó mi cabello y mi ropa, besó mis labios lentamente y pidió o mejor dicho exigió verme al día siguiente a la misma hora ya que no habría nadie más en su casa.

Fui a esa casa para hacer un proyecto de la escuela con mi compañera Sofía y mientras ella iba con su madre a comprar los materiales que nos faltaban yo terminé siendo desvirgada por su hermano el cual era un total desconocido para mí, pero eso no sería un impedimento, lo seguiría viendo, seguiría teniendo sexo con él y en el trascurso de los hechos me tomaría el tiempo para conocerlo.

Así pasaron 2 años, nos veíamos casi todos los días, lo hacíamos donde podíamos: en su casa, en la mía, en los baños de los centros comerciales, en los vestidores de los almacenes de ropa e incluso lo hicimos en un ascensor. A pesar de que él había sido mi primera vez, de lo bueno que era al hacerlo y de lo mucho que aprendí con él jamás me enamoré y él de mí tampoco, solo se trataba de sexo y eso me hacía sentir bien, me hacía sentir libre.

ADICTA [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora