CAPÍTULO 36

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-Gracias Sergio...- Le digo mientras muerdo la deliciosa hamburguesa que me compró, él también come la suya porque el muy envidioso no podía verme comer, no... Él tenía que comer también. -Por abrirte a mí, por ser sincero aún cuando no estabas obligado a hacerlo.

-No es fácil hablar de esas cosas y más cuando el mundo no está preparado para ello, pero siento que contigo puedo ser yo totalmente, sin filtros, sin máscaras, ni nada parecido.

-Justo eso me sucede a mí, contigo me siento segura.

-Entonces... ¿Pensarás en lo que te dije?

-Es que todo este romanticismo tuyo con el que me propones las cosas me deja flechada.- Digo con sarcasmo, es increíble como el momento de tensión desapareció tan rápido, ambos reímos por el comentario y casi que por cualquier cosa.

-Me encanta que toques ese tema, eso es algo que se puede arreglar, solo tienes que darme luz verde y yo te muestro cuan cursi, romántico, fogoso, bestial y todo lo que tú quieras, puedo llegar a ser.

-¿Siempre eres así?

-No realmente, podría decir que tú me tienes así, me vuelves loco Abigail, creo que mis huevos van a estallar en cualquier momento de tanto contener la leche y se me va a parar... Pero el corazón por cómo me pongo cuando estás cerca.

-¿Solo el corazón se te va a parar?- Inquiero con una ceja levantada y una sonrisa ladeada. Sergio se acerca a mí quedando a escasos centímetros de mi rostro.

-Sí, porque lo otro lo tengo parado hace rato.

Trago grueso y me abalanzo a sus labios, creo que cada vez me acostumbro más a sus besos y a sentirlo, interrumpo el beso, me levanto de la silla del comedor donde estamos sentados y me subo a horcajadas a sus piernas, envuelvo su cuello en mis brazos y lo beso de nuevo, el lleva sus manos a mi espalda y la recorre con sus dedos hasta llegar a mi trasero, erizando mi piel en su recorrido, aprieta mis nalgas y el beso se intensifica, su lengua acaricia ferozmente la mía y nuestros labios se funden al compás del otro.

Comienzo a mover mi cadera hacia delante y hacia atrás suavemente, haciendo que el roce con su pene duro atrapado en su pantalón estimule mi clítoris, comienzo a gemir en su boca, Sergio sujeta fuerte mi trasero y me ayuda a intensificar los movimientos, libera mi boca y en su lugar besa mi cuello y la piel de mi escote, haciendo que mis gemidos aumenten su volumen y resuenen por todo el lugar, cuando me siento cerca de alcanzar el orgasmo, lo sujeto por los hombros y aprieto fuerte lascerando su piel con mis uñas, él libera una mano de mi trasero y la lleva a mi cabello sujetando con fuerza.

Vuelve a besarme con tantas ganas mientras yo sigo con el movimiento de cadera tratando de contener el orgasmo hasta que no puedo más y me dejo ir, separo mi rostro un poco para poder recobrar el ritmo normal de mi respiración, Sergio toma mi rostro en sus manos y deja pequeños besos, mostrándome ese lado lindo y tierno que quería ver, también tiene la respiración acelerada pero aunque no haya visto su pene sé que tiene una erección monumental digna de una película porno.

Quedamos así por unos minutos contemplando al otro, detallando nuestras facciones y por mi parte tratando de visualizar un futuro a su lado, no es difícil enamorarse de alguien así, lo difícil para mí será arrancar de mi corazón el pasado y los que quedaron atrapados allí, Fabián y Aarón.

Sergio vuelve a besarme pero esta vez es un beso suave y delicado, como si se tratara de algo tan frágil que con el mínimo toque se romperá. Llevo mis manos a su pecho y puedo sentir su corazón, late fuerte y un poco acelerado todavía, él lleva sus manos nuevamente a mi espalda y me acaricia.

-Quédate conmigo por hoy, por esta noche, yo estoy prácticamente solo aquí y tú no tienes a nadie que te espere allá...

-¿Lo dices en serio?

-Por supuesto.

-¿A cambio de qué?

-De nada, prometo no tocarte si no quieres, es más, aquí hay dos habitaciones tú puedes ocupar la otra, está amoblada también.

-Si estás dispuesto a aceptar no dormir conmigo y que no suceda nada entre nosotros, entonces ¿Para qué quieres que me quede?

-Solo el echo de sentirte cerca me hace bien. Será sin presiones ya te lo dije, solo quiero que nos hagamos compañía.- Sonrío como estúpida por la ternura de su comentario.

-Tendrás entonces que prestarme algo de ropa para poder dormir cómoda.

-Puedes dormir desnuda si gustas.- Y ahí está el Sergio de siempre, aunque debo admitir que me gusta mucho esa parte suya. Me levanto de sus piernas y me vuelvo a sentar en la silla donde estaba.

-Terminemos de comer entonces, quiero darme un baño e irme a acostar y... Tal vez ver una película.

-Sería mejor si hicieramos una película nosotros.- Dice entre dientes Sergio y no logro entender.

-¿Qué dijiste?

-¿Ah? Que... Es buena idea lo de la película. Y para bañarte puedes utilizar el baño de mi habitación, es el único con artículos de aseo.

Continuamos comiendo en medio de risas, charla, comentarios con doble sentido y besos, al terminar desechamos los recipientes dónde vino la comida y me dirijo hacia la habitación de Sergio con él tras de mí.

-Yo soy experto en temas de baños, ¿Quieres que te ayude con eso?

-Yo sé perfectamente como bañarme Sergio, no necesito ayuda, pero gracias por el ofrecimiento.

-¿Cuánto tiempo más crees que te resistas a mis encantos?

-La verdad no creo que aguante mucho.

-Entonces ¿Por qué no me facilitas las cosas ahora? Mira como me tienes mujer...- Señala su pene que desde que llegué se ha mantenido erecto. Me río, tomo una toalla e ingreso al baño dejándolo solo en medio de la habitación.

Después de treinta minutos salgo del baño renovada, el agua refrescó y limpió todo excepto mis pensamientos sucios, por su parte Sergio no me facilita las cosas, al salir lo veo solo en bóxer acostado en la cama con los brazos cruzados detrás de su cabeza y sin ningún otro pedazo de tela que cubra su desnudez, exponiendo su trabajado cuerpo y deleitando mi vista con su abdomen marcado y su apetitosa musculatura.

Me señala un suéter suyo sobre la cama y camino hacia ella para tomarlo y posteriormente colocármelo, al estar a un lado de la cama Sergio atrapa mi mano con la suya y me jala haciendo que caiga prácticamente encima de él, abraza mi cuerpo y hace que rodemos en la cama y ahora es él quien está encima de mí.

Parte de la toalla abandona mi cuerpo dejando al descubierto mis muslos, mi vulva y parte de mi abdomen, Sergio me mira como si fuese la octava maravilla del mundo, sus pupilas están dilatadas y su mirada aunque no pueda hablar me dice cuánto me desea.

Con delicadeza roza las yemas de los dedos de su mano derecha sobre mi muslo izquierdo, acaricia mi costado hasta llegar a mi abdomen, baja por mi vientre y posiciona sus dedos al borde de adentrarse en mi zona V y a punto de tocar mi clítoris.

La necesidad y el desespero me invaden, solo deseo que me brinde atención y me tome... Lo deseo a él.

-Llegaré hasta donde me permitas llegar.- Dice con voz ronca y se escucha malditamente sexy, me hace perder la poca cordura que poseo, en medio de un gran suspiro cierro los ojos y me dejo llevar.

ADICTA [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora