CAPÍTULO 13

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Por más que pensé durante toda la noche en cómo acercarme a Aarón, no logré tener ninguna idea, mi frustración es tan grande como las ojeras que cargo hoy.

Estoy en camino a la universidad pero no he podido sacarme de la cabeza a Aarón, si sigo así no voy a poder concentrarme en clase.

Como si estuviese en una especie de trance decido bajar del autobús y tomo otro al instante, cuando por fin reacciono me doy cuenta de que estoy al otro lado de la ciudad, en la misma zona donde está ubicado el edificio donde trabaja él, le pido al conductor que detenga el autobús justo cuando está frente al edificio, espero que la información de Sara no esté errada.

Me siento en la cafetería que está al frente para esperar a que llegue, pediré algo para comer y si en una hora no aparece iré a la recepción del edificio y preguntaré por él, sin querer ya tengo un plan.

-¿Desea ordenar algo señorita?- Se acerca a mí un chico como de mi edad, me saca de mis pensamientos pero no lo detallo mucho, no quiero despegar la vista de la ventana.

-Sí, deme una dona con arequipe y un capuchino por favor.

-En un momento se lo traigo.

-Gracias.

Al cabo de unos minutos el mesero trae mi pedido, pruebo y todo está delicioso, como rápidamente ya que en el semáforo de la esquina alcanzo a ver un auto plateado como el de la noche de la discoteca, le hago un ademán al mesero para que se acerque con la cuenta y así lo hace, al ver la cuantía casi me atraganto con el último sorbo del capuchino, es increíble que los precios sean tan elevados en esta zona de la ciudad, evito pasar vergüenza así que tomo el dinero del transporte de toda la semana y pago lo que consumí, agradezco al chico que me atendió y salgo apresurada ya que el auto está estacionado frente al edificio.

Cruzo la calle y mantengo distancia para que no se sienta acosado, lo que menos quiero es espantarlo, lo veo salir del auto, tiene puesto un traje negro con una camisa blanca, una corbata color rojo vino y tiene su cabello peinado perfectamente hacia atrás, no tengo palabras para describirlo, este hombre me vuelve loca con solo verlo de lejos.

Siento que las lombrices de mi estómago se retuercen o más bien son como hormigas, en fin me siento extraña, mi corazón está acelerado y no puedo apartar mi mirada de él, por un momento me mira y sus ojos se encuentran con los míos, siento como si chispas brotaran de nosotros, como si el resto del mundo hubiese desaparecido y solo fuésemos él y yo.

Sonríe, aparta su mirada de mí e ingresa al edificio no sin antes volver a mirar hacia la dirección donde me encuentro y le pasa las llaves del auto al portero para que lo estacione.

Esa sonrisa ¡Dios! Esa sonrisa, me miró, se fijó que estaba allí, esos hoyuelos, esa mirada ardiente y penetrante, lo quiero, debo tenerlo, mi cuerpo exige ser tocado por él, mis senos ser chupados y necesito su pene dentro de mí, estoy muy mojada, de no ser por los valores inculcados por mi madre y las leyes impuestas por la sociedad, estaría haciéndolo aquí mismo con el primero que pase o ingresando a la fuerza al edificio y violando a esa escultura viviente creada por Dios.

No sé qué hacer ahora, si me quedo a esperar todas las horas que faltan a que salga a almorzar me van a mirar cómo bicho raro, no puedo entrar a ningún restaurante o cafetería porque no tengo nada de dinero y tampoco puedo ir a ningún lado a menos que quiera que me duelan los pies ya que no tengo para el transporte. Justo en ese momento recibo una llamada de Sara, tan oportuna cómo inoportuna.

Llamada telefónica

Sara: Abigail ¿Dónde carajos estás? Entramos hace dos horas y tú aún no llegas, debíamos sustentar el trabajo que hicimos ayer y ya no sé qué decirle al profesor para justificar el echo de que no has llegado.

Abigail: ¡Dios! El trabajo... Lo olvidé por completo, perdón.
Igual ya no alcanzo a llegar, habla con él y que nos dé plazo para hacer la sustentación la próxima clase.

Sara: Está bien, ¿Dónde estás? ¿Está todo bien?

Abigail: Si todo bien, estoy en el barrio Cordialidad pero estoy sin cinco, ¿Puedes pagarme el taxi para ir hasta allá?

Sara: ¡Estás loca! Eso queda súper lejos, un taxi cobrará una millonada. Espera... Tengo una idea mejor.


Fin de la llamada

¿Qué carajos fue eso? ¿Por qué me colgó? ¿Cómo que tiene una idea mejor? ¿Qué hago ahora? Quiero llorar, mi teléfono volvió a sonar pero esta vez es un mensaje de texto.

Mensaje de texto de Sara
Mi Lady su carruaje llegará en unos minutos, supongo que si estás en el barrio Cordialidad es porque estás en el edificio Banco del  Estado 🙄  y si no estás ahí entonces ve, pasarán a recogerte en ese lugar.

Me siento en una de las bancas que están afuera del edificio y espero a ver con qué sorpresita me saldrá Sara, al cabo de 10 minutos que para mí fueron eternos un automóvil Marcedes Benz se detiene justo frente a mí, parece que los Mercedes los están regalando o están muy de moda, ahora todos tienen uno.

Se abre la puerta y no puedo creer lo que veo, es Fabián, trae sudadera puesta, al parecer estaba haciendo ejercicio antes de venir para acá, no sé si es el deseo que siento o el recuerdo de la magnífica noche que pasamos, pero me dan ganas de saltarle encima y hacer cuánta locura se nos ocurra.

-¿No vienes preciosa?- Me dice él al ver que no muevo un solo músculo.

-Por supuesto.- Respondí amablemente para no parecer desesperada mientras que miles de ideas, unas más cochinas que otras pasan de mi mente a mi vagina, luego recuerdo la conversación que tuve con Sara, lo que me dijo de ser sincera con él y me debato entre ser sincera o dejarme llevar por mis impulsos y quitarme estas ganas que tengo.

-¿Te sucede algo? ¿Por qué estás acá y no en la universidad? Sara me llamó y me dijo que pasara por ti porque querías hablar conmigo, te escucho.

Tal vez lo que estoy apunto de hacer no sea lo mejor, tal vez complique más las cosas y tal vez me arrepienta más adelante pero ya no pienso con la cabeza, es mi vagina la que domina, la que piensa, la que ordena y sin mayor esfuerzo la voy a obedecer.

-Lo que menos quiero en este momento es hablar...

🔶🔸🔶🔸🔶

Narra Aarón Vásquez


Esa chica es realmente hermosa, no sé porqué tengo la impresión de que ella estaba ahí por mí, que no fue una simple casualidad encontrarla, sus ojos reflejaban dulzura, pero había algo más en ellos, algo siniestro, parece ser el tipo de mujer que te sube al cielo y te hace ver el infierno también.

-Buenos días.- Saludo a Paula la recepcionista.

-Buenos días señor Vásquez.

No sé qué pasa conmigo, desde que vi a esa chica no he parado de sonreír, es absurdo que una completa desconocida produzca todas estas sensaciones en mí, espero poder verla de nuevo.

Capítulo dedicado a KiraG11
Mujer hermosa y fiel seguidora de esta historia.

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