CAPÍTULO 4

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Llego a casa y por suerte mi madre no ha llegado aún, ella es una buena mamá pero le ha tocado muy díficil, mi padre desapareció cuando se enteró que mi mamá estaba embarazada de mí y yo jamás lo he visto. Siempre hemos sido las dos y ella es quien se ha encargado de mantener económicamente el hogar, además de mis estudios por ende trabaja demasiado, quisiera que encontrara a alguien que le dé bien duro y... Bueno también la haga feliz.

Me dirijo a la cocina para hacerme algo de comer y al abrir la nevera lo primero que veo son unas zanahorias frescas, de inmediato recuerdo que todavía tengo muchas ganas de hacerlo y mi entrepierna comienza a palpitar deseosa.

Tomo la zanahoria más grande que veo y la lavo bien, me quito la ropa interior e introduzco la zanahoria en mi vagina, me tengo que recostar en la nevera ya que las piernas comienzan a temblarme, mi celular suena pero decido ignorarlo, con mi mano izquierda meto y saco rápidamente la zanahoria y con mi mano derecha toco y muevo mi clítoris produciéndome placer, estoy a punto de venirme cuando de repente la puerta que por cierto dejé mal cerrada se abre y veo a Sara, quiero que me trague la tierra por la vergüenza que siento en este momento pero agradezco que haya sido ella quien llegara y me viera en estas y no mi madre. Es evidente que vio todo puesto que desde la entrada se puede divisar la cocina, ya que la casa es pequeña y de concepto abierto.

-Amiga no sabía que estabas tan urgida- Dijo ella riendo mientras se acercaba a mí, no respondí nada y en cambio agaché mi cabeza en señal de vergüenza, comienzo a sacar la zanahoria de mi entrepierna pero de pronto siento su mano sujetar mi muñeca. -Las amigas son para apoyarse en todo momento- La miré sin entender nada, a lo que ella prosiguió. -Permíteme y te ayudo con eso.

Pasa una de sus manos a mi espalda y desliza hacia abajo la cremallera de mi vestido dejándome completamente desnuda ya que la tanga me la había quitado y el vestido no necesitaba sujetador, comienza a chupar una de mis tetas y a mover la zanahoria que aún se encontraba dentro de mí, no puedo creer lo que está pasando, mi amiga está dándome placer, está masturbándome, a esto no le puedo llamar tener sexo ya que ella está vestida y no está recibiendo nada a cambio.

Después de unos minutos de meterme la zanahoria, chuparme las tetas, besarme y de tocarme hasta el culo, mi amiga hace que vea el cielo, logró hacerme sentir lo que hace meses no sentía hizo que me viniera de una forma extraña para mí pero deliciosa.

Saca la zanahoria de mí y me da un último beso, camina con una gran sonrisa hacia la sala de estar y se sienta en el mueble en forma de L, yo por mi parte recojo mi ropa y me dirijo a mí habitación en total silencio, me siento extraña y hasta culpable, no tengo nada en contra de las lesbianas pero jamás me había imaginado teniendo sexo lésbico, aunque lo que más me preocupa es que lo ocurrido afecte mi amistad con Sara, es mi única amiga y temo perderla, en definitiva debo hablar con ella.

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