Después de media hora formada en la fila para ingresar a la discoteca, por fin llegó mi turno y pude entrar, lo raro es que Sara aún no aparece y no sé qué voy a hacer aquí sola, ya le he mandado como diez mil mensajes y la he llamado y no me responde, no sé si preocuparme o enojarme aún más con ella.
Después de haber esperado tanto para ingresar no pienso irme sin diversión, así que camino hacia la barra donde puedo estar visible a los demás, normalmente cuando ven a una mujer sola los hombres atacan como águilas en busca de su presa, no soy fanática del licor pero me decido por una cerveza Smirnoff para entrar en calor.
Antes de hacer el pedido Sara se aparece frente a mí, se ve realmente hermosa, despampanante con ese vestido azul eléctrico y los amigos que trajo consigo no están nada mal, uno es moreno, alto, ojos color miel, una sonrisa que te deslumbra, su cabello es corto casi como corte militar y de complexión delgada pero con algo de musculatura, mientras que su otro amigo es de tez blanca, alto, muy acuerpado con los músculos bien marcados en todo su cuerpo, ojos verdes, cabello castaño muy poblado, es un poco más serio que el otro chico y eso hace que me sienta atraída, pero en el análisis logro ver que el paquete del moreno es más notorio, sobresale mucho más que el del chico blanco y debo admitir que eso me resulta más interesante.
-Pensé que ya no vendrías, me estaba empezando a preocupar por ti, no eres capaz de avisar que tardarás, eres una desconsiderada.- Suelto con ira a Sara una vez termino de admirar a nuestros acompañantes.
-Relájate chica reloj, está todo bien y ya estamos aquí, sabes que este resultado...- Dice mientras toca su cuerpo de forma provocativa y señala su rostro. -No se obtiene con chasquear los dedos.
-No puedo creer lo cínica que puedes llegar a ser.
-En vez de discutir permíteme y te presento a estas bellezas, él es Fabián- Dice señalando al chico moreno, extiendo mi brazo y le ofrezco mi mano en señal de saludo, él se acerca toma mi mano y besa mi mejilla muy cerca a mis labios, su respiración y su tacto erizan los bellos de hasta la parte más recóndita de mi cuerpo, pero logro controlar cualquier reacción o sonido que pueda escapar de mí. -Y este grandulón es Mauro, ya lo tengo reservado para mí así que no lo mires mucho.- La miro fingiendo sorpresa e indignación por su comentario, pero realmente no me sorprende, este es el tipo de hombres con los que la veo salir todo el tiempo, Mauro ríe por el comentario de Sara y la expresión de mi rostro, por lo que puedo ver una perfecta y blanca dentadura, le extiendo la mano al igual que a Fabián y este hace lo mismo, toma mi mano y besa mi mejilla pero sin tanto suspenso.
Suena una canción movida a lo que Sara se va a bailar con Mauro su galán de esta noche y me quedo en la barra con Fabián, no ha dejado de mirarme o mejor dicho de comerme con la mirada, pero no me quejo yo no pretendo que me proponga matrimonio, con tener un rato su cabeza entre mis piernas y luego su miembro dentro de mí me conformo.
-¿Nos vamos a ver las caras toda la noche o quieres hacer algo divertido?- Le pregunto a Fabián de manera descarada y coqueta, mientras me deleito al ver como sus ojos se iluminan y sus pupilas se dilatan.
-¿Qué quieres hacer?- Pregunta haciéndose el inocente pero una sonrisa lo traiciona escapándose por una de las comisuras de sus labios. -¿Alguna vez has ido al segundo piso de este lugar?- Pregunta mientras me penetra hasta el alma con la mirada.
-No, es la segunda vez que vengo y jamás he estado allí, ¿Qué lo hace especial? ¿Puedes mostrarme?- Esta vez fue una sonrisa genuina la que brotó de sus labios, tomó mi mano y nos encaminamos hacia el segundo piso, debimos abrirnos camino entre la muchedumbre, el lugar es muy conocido por lo que siempre está lleno, la música en esta zona es igual de fuerte que abajo pero la luz es tenue, creando el escenario propicio para volver realidad cualquier fantasía sexual.
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ADICTA [+18]
RandomHistoria con alto contenido sexual, apta para mayores de edad. La vida de Abigail cambia cuando conoce uno de los placeres de la vida: EL SEXO, no le importaba con quién, dónde o las circunstancias, sólo le importaba satisfacer sus necesidades, veía...