CAPÍTULO 9

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-No creo que pueda aguantar las ganas Abigail.- Me dice Fabián al llegar al primer piso, tocó bajar ya que Sara está urgida por verme.

-¿Ganas? ¿De qué?- No obtengo una respuesta verbal, en vez de eso toma fuerte mi mano y me lleva con él rápidamente, me deja en la entrada del baño de hombres y él entra, tal parece que es cierto que no podía aguantar las ganas.

Han pasado dos minutos y nada que sale, será que no hay papel en el baño y está atrapado en algún cubículo sin saber qué hacer, ¿Cómo podré ayudarlo? ¿Estará bien si entro allí para ver si necesita algo? No sé si ir a donde Sara sola dejando a Fabián en el baño sin saber de él o seguir esperando, todo aquel que pasa por aquí me mira raro y más los chicos que han salido del baño.

Sale otro chico y detrás de él sale Fabián, me vuelve a tomar de la mano y me introduce al baño junto con él y cierra la puerta con seguro, comienza a besarme mientras desabrocha su pantalón y deja su manduco al aire por segunda vez esta noche. ¡Mierda! Lo haremos en el baño, esto se pone cada vez mejor.

Me sujeta de los muslos y me levanta haciendo que mi vestido se suba y quede totalmente expuesta a él ya que mi ropa interior sigue en su bolsillo, automáticamente mis piernas se enrollan en su cadera así como mis brazos se enrollan alrededor de su cuello para no caer, nuestras bocas siguen devorándose como si no hubiese un mañana, él camina y pega mi espalda contra la pared, se separa un poco de mí sin bajarme e introduce a grandulín en mi vagina sin ningún tipo de cuidado o delicadeza, me penetra una y otra vez haciéndome gritar sin control, puedo sentir el látex rozar mi entrepierna y entiendo que mientras esperaba a que salieran los demás aprovechó el tiempo para calentarse y protegerse, es un tipo listo.

Deja de penetrarme y se separa de la pared, camina hacia el lavabo, coloca mi culo sobre la encimera y se vuelve a introducir en mí duro y sin contemplación, me acomodo en el borde y abro mis piernas a más no poder para sentirla toda, un poco más de tamaño y me perfora, siento que llega y toca mi estómago, estoy exagerando pero mi cuerpo lo siente así, no esperaba mucho de él y me tiene aquí caliente, mojada y dispuesta a hacer todo lo que me diga, el muy maldito es realmente bueno en esto.

Saca mis tetas del vestido y las chupa mientras sigue penetrando mi ser, como puedo tomo su suéter y lo saco de su cuerpo, paso mis uñas por su espalda una y otra vez, aquella electricidad que bien conozco comienza a recorrer mi cuerpo, mis gemidos aumentan su volumen, mis manos se cierran en su piel lacerándola y mi boca muerde sus labios, antes creía tener orgasmos pero parece que evolucionan con el tiempo o mejor dicho con la compañía, sus embestidas no paran, el echo de que me viniera fue como el cambiar del semáforo de rojo a verde, solo concedió el permiso para que salga la bestia, con una mano toma mi cabello y tira mi cabeza hacia atrás con brusquedad, con la otra agarra mis nalgas, su boca juega con mis senos y mi cuello y sus embestidas continúan con desenfreno.

-¿Cansada preciosa? ¿Quieres que me detenga?- Dijo Fabián con mucha dificultad debido a que le falta el aire, es irónico que siendo él quien hace todo el trabajo me pregunte si soy yo quien está cansada, negué con la cabeza y lo besé nuevamente.

-Eres malditamente deliciosa, no quiero venirme pero no aguanto más- Dijo y sin más dejó que la naturaleza hiciera su trabajo, su abdomen se contrae, su respiración es totalmente irregular, su rostro y su pecho están cubiertos de sudor, pero sus ojos siguen reflejando deseo.

Se separa de mí y se ubica en uno de los lavabos, se apoya con sus manos en la encimera tratando de recuperarse, abre el grifo y rocía agua en su cabeza con sus manos, por mí parte tomo algunos pañitos húmedos de mi bolso y limpio bien mi zona íntima, me bajo y antes de acomodar mi vestido le pido a Fabián mi ropa interior, él suspende lo que hace, toma algunas toallas de papel y retira el exceso de agua de su rostro, me mira y una sonrisa diabólica brota de sus labios.

-¿Qué te hace pensar que esa tanga te sigue perteneciendo?

-Primero que todo no es una tanga es un cachetero de encaje, segundo es mi favorito y tercero... No pretenderás que me pasee por toda la discoteca sin ropa interior ¿O sí?

-Está bien me convenciste, pero te lo voy a devolver con una condición...- Levanta una ceja y sonríe de lado, se ve tan sexy así.

-¿Qué tienes en mente?- Le pregunto divertida dispuesta a asumir cualquier fantasía que tenga en mente por más loca que sea.

-Te la devolveré si me permites volver a quitarla.- Se acerca a mí y deja un beso corto y tierno sobre mis labios, me mira fijamente por unos segundos y sonríe, gesto que correspondo con gusto, me abraza fuerte, me besa la frente y finalmente me devuelve mi ropa interior.

Terminamos de arreglar nuestra vestimenta, acomodo mi cabello y le doy un repaso fugaz a mi maquillaje, Fabián me pide que me quede detrás de la puerta y es él quien abre y sale primero, al ver que no hay muros en la costa me hace señas para que salga también, qué suerte que los hombres no vayan tantas veces al baño como las mujeres.

Hay más gente en este lugar ahora y se nos dificulta caminar sin tropezar con alguno, de lejos vemos a Sara junto a Mauro, están en la barra con una botella de whisky Old Parr 18 años a la mitad, Sara también vio que nos acercamos y vi la ira marcada en su rostro, nosotras somos tan unidas que tenemos gestos particulares para darle información a la otra sin necesidad de utilizar las palabras, saco el dedo medio en una de mis manos y en la otra hago un círculo solo con el dedo pulgar y el índice, esto significa que estuvimos cogiendo, tenemos otros como sacar el dedo medio en una mano y en la otra hacer un círculo con todos los dedos, esto significa que estábamos en medio de una chupada, entre otros más, hay personas que inventan códigos, miradas, hasta lenguajes para no ser tan evidentes ante lo que quieren decir, lo de nosotras son los gestos con nuestras manos, me aseguro de que vea mis manos indicándole que estaba teniendo sexo para que se relaje y no sea imprudente.

Al llegar a la barra siento algo extraño, como una presencia, algo me incita a buscar a alguien con la mirada y finalmente lo veo, no puedo creer que sea él... Está de pie a un lado de la salida, está más guapo de lo que recordaba, parpadeo varias veces con la intención de que mis ojos no me engañen y cuando los abro completamente ya no está, me disculpo con mis acompañantes y me dirijo hacia la salida, lo veo caminar acompañado de una mujer hacia un automóvil Mercedes Benz AMG E63S color plateado, supe cuál era el modelo ya que leí en un artículo que era uno de los carros más costosos, lujosos pero seguros y duraderos.

Me he concentrado tanto en detallar el carro que no me di cuenta cuando subió y lo puso en marcha, por suerte me grabé la placa y ese será el primer pasó para descubrir quién es ese hombre esculpido por los mismísimos dioses y por supuesto para sacarle la leche y que él me saque gemidos.

ADICTA [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora