CAPÍTULO 27

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Ebria si estoy, pero no puedo culpar al licor por las ganas reprimidas y contenidas que albergo, un error el que estoy cometiendo, sí, quizás hasta pecado es, pero el deleite de mi cuerpo no lo hace ver así.

Ya se me había olvidado lo fantástico que es Javier en la cama, recuerdo porqué decidí involucrarme con él y me mantuve a su lado por 8 meses, pero parece que ahora es mejor de lo que recuerdaba, tal vez la rabia hacia mí por mis múltiples infidelidades hacen que me trate así, sin una pizca de amor y delicadeza, es sólo sexo duro, tratando de infringirme dolor sin saber lo mucho que me excita eso, pero no lo culpo, yo tampoco lo sabía, debo agradecer a Gabriel por haberme mostrado el camino.

Tiene mis manos sujetadas con las suyas mientras está arrodillado frente a mis piernas abiertas, chupa mis senos con fiereza y los muerde a su antojo, ya me hizo alcanzar dos orgasmos, uno con sus hágiles dedos y el otro con su ardiente lengua, él ya se vino una vez en mi boca con una mamada y ahora va por la segunda.

Sus ojos irradian odio, lujuria y tal vez rasgos de pura maldad, no hemos dicho ni una sola palabra desde que entramos a su habitación dejando la fiesta de graduación atrás, pero nuestros cuerpos han dicho más de lo necesario para demostrarle al otro lo que queremos.

Decidí venir a la fiesta porque el echo de estar encerrada y sola me hacía sentir miserable, tengo derecho a vivir y divertirme, estando aquí traté de controlarme lo más que pude pero me fue imposible contener las ganas, Javier me descubrió en el baño del primer piso con un amigo de su hermano, nos besábamos con menos ropa de la que trajimos y estábamos a punto de tener sexo, su mandíbula estaba tensa y su cara reflejaba toda la ira que estaba sintiendo, con los puños apretados hizo que el muchacho acomodara su ropa y se marchara, me pidió que acomodara la mía y me sacó a rastras del baño.

Pensé que me sacaría de su casa por tratar de hacerlo con ese chico pero no, todo lo contrario, me arrastró con él hacia su habitación y aquí estamos, perdimos la noción del tiempo y nos olvidamos también de lo que sucede a nuestro alrededor y de paso que olvide el resto de mi vida.

Me zafo de su agarre y me arrodillo frente a él soportando mi peso también con mis manos, dejando mi culo expuesto ante sus ojos, me da una nalgada que la sintió toda mi ascendencia y también mi descendencia si es que llego a tener, trata de meter su pene por mi puerta trasera pero no se lo permito, no porque me asquee el asunto, es solo que quiero guardar esa parte íntima para el hombre que llegue a amar, que por lo menos encuentre esa parte de mí virgen y poder explorarla junto él.

Me da otra nalgada aún más fuerte que la anterior por mi negativa, introduce su miembro esta vez por mi extremadamente mojada vagina, arqueo mi cuerpo de placer dándole libertad para que se introduzca profundo en mí, en esta oportunidad soy yo quien se comienza a mover, aprovecho los resortes del colchón para dar pequeños saltitos con mis rodillas, haciendo que mi trasero se mueva hacia arriba y hacia abajo, logrando que su pene se deslice con facilidad dentro de mi cavidad, parece que le encanta mi movimiento.

Aferra sus manos a mi cintura presionando con fuerza mi cuerpo hacia el colchón y luego disminuye la presión para que los resortes se acomoden y mi cuerpo retome la posición inicial, realiza el movimiento una y otra vez replicando el que antes hacia yo pero esta vez la intensidad es mayor, cuando está a punto de venirse se detiene.

Saca su pene y le da un giro de 180 grados a mi cuerpo haciendo que mi espalda quede sobre el colchón, se baja de la cama, me toma de los pies y me desliza hasta el borde donde ubica mi culo, levanta mis piernas dejando mis pies a la altura de sus hombros, se aferra a ellas en un abrazo y me vuelve a penetrar sin contemplación, si alguien llegara a escuchar los golpes, los gritos, los gemidos o algo de lo que está sucediendo en esta habitación, llamaría a la policía de inmediato porque parece que estuviesen asesinando a alguien.

Después de un par de minutos libera mis piernas pero su pene sigue dentro de mí, las flexiona presionando mis tetas y continúa con la deliciosa tortura, envuelve mi cuello con su mano derecha en un ligero apretón, mis gemidos no se hacen esperar y mirándome fijamente a los ojos logra venirse, los espasmos de su cuerpo son tan fuertes que no logra mantenerse en pie y cae a mi lado con una sonrisa ladeada de satisfacción.

De la misma forma extraña como llegamos a su habitación salimos de ella, es al rededor de la una de la madrugada y la fiesta parece que apenas comenzara, me dedico a bailar, beber y divertirme como nunca en mi vida lo he hecho.

Javier no se me despega ni por un minuto, a pesar de decir que ya no me quiere y que por el contrario me odia por lo que le hice, se ha dedicado a cuidarme y marcar territorio sobre mí durante toda la noche, algo para destacar es que hemos bailado, reído y hablado con tanta confianza, como si entre los dos existiera algo todavía, no hay incomodidad ni fastidio al tener al otro tan cerca, incluso nos hemos besado delante de todos mientras bailamos y todo fluye naturalmente.

La velada casi romántica acaba y Javier se ofrece a llevarme a mi casa pero prefiero que no sepa dónde vivo, le agradezco y le digo que me sentiré más cómoda si me voy en un taxi y él lo pide por mí, cuando el taxi llega anota la placa y me da una calurosa despedida.

-Gracias por todo, necesitaba por lo menos una noche así.

-No tengo problema en fabricar otra para ti.- A pesar de que trató de sonar sexy no lo logró y una carcajada sonora se desprende de mí, el alcohol me tiene desinhibida y junto a él puedo ser yo misma sin problema.

-Parece que ya el alcohol te está afectando el buen juicio, ¿No que me odiabas?

-No pretendo hallar en ti a la mujer de mi vida, eso quedó atrás, pero debo reconocer que el sexo contigo es fenomenal y estoy dispuesto a pasarla bueno cada vez que me lo permitas.

Sonrío como tonta y nos despedimos con un desaforado beso que eriza cada vello de mi piel, nos separamos porque el aire le falta a nuestros pulmones y me marcho rumbo a mi realidad.

Al llegar al apartamento me quito los tacones y me tiro a la cama aún sin desmaquillarme o cambiarme la ropa, reviso mi celular y veo 18 llamadas perdidas de Aarón, 5 de Sara y un mensaje de Javier.

Mensaje de Javier

Mañana a las 7pm en el parque centenario, en el centro, tú eliges el plan, no acepto un no por respuesta, que tengas buena noche, confírmame que llegaste bien.

Pienso en responderle pero prefiero hacerlo cuando esté sobria y aterrizada, lanzo mi celular lejos de mí y quedo profundamente dormida al instante.

ADICTA [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora