-Erin...
-Me voy a morir, Harry -digo interrumpiéndolo. Estoy acostada en mi cama a las 3 de la mañana mirando el techo brillante. El cuerpo me suda y estoy que me pongo todas las prendas de mi armario para poder hacer desaparecer el frío. Escucho que Harry se acomoda la garganta y bosteza.
-Yo también lo haré si no me dejas dormir.... ¿qué pasa? -pregunta adormilado.
¿Que qué había pasado? Había dejado la ventana abierta la noche anterior y me había quedado dormida en el alféizar de esta.
Resultado: una gripe.
-Me voy a morir. -repito. Escucho que Harry ríe al otro lado y me lo imagino recostado contra el respaldo de su cama. Con un brazo cruzado tras su cuello y los ojos cerrados. -Es enserio, siento que está habiendo un cremación de mil personas dentro de mi.
-¿Tienes fiebre? -pregunta cambiando su tono de voz.
-No, te he dicho que tengo un incendio dentro... -empiezo a decir y oigo el reproche de Harry. Me cambio el teléfono a la otra oreja y me pongo la memo derecha en la frente. -Está bien, está bien. Si, tengo fiebre.
-Deberías decirle a tu madre, si no quieres morir. -responde.
-Lamentablemente, mi madre hoy trabajó hasta tarde y no quiero preocuparla. Hoy serás mi enfermero, amigo mío. Dime qué hacer. -digo asintiendo. Mamá había llegado hoy a media noche con una ojeras trenzas. Trabajaba como secretaria en una empresa de contratistas. Tenía que cerrar algunos días y llegaba a esa hora. Sería muy inoportuno de mi parte despertarla en esas condiciones.
-Okay... -musita el y yo aplaudo frente al micrófono. El lo escucha y ríe. -Cuando estoy enfermos, mi madre me pone trapos o una toalla mojada en le frente para que baje la temperatura.
-Bueno... -voy bajando las escaleras con el mayor silencio posible. -ahora, tengo el palo -saco la toalla del armario del pasillo y voy a buscar un balde para hundirlo en agua. -Listo. ¿eso es todo? -escucho que el murmura un asentimiento y subí a mi habitación.
Me tumbo boca arriba y pongo el teléfono en manos libres. Estrujo el paño luego de sacarlo del balde y me lo pongo en la frente.
-¿Cuánto debo estar así? -pregunto. Harry se demora un rato en contestar y creo que se ha quedado dormido cuando empiezo a escuchar su voz ronca.
-Unos minutos. Recuerda que debes estar lo mas... Amm... Libre de calor. Destápate y todo eso. -dice nervioso. Una sonrisa aparece en mi rostro.
-¿Ahora hablaremos sucio? -le pregunto. El dice mi nombre en modo de regaño y yo río. -Ya, perdón.
-Si, si. -dice bostezando. Miro el reloj de mi mesa de noche y veo que son las 4 de la mañana. Es increíble como el tiempo vuela.
-Deberías dormir. -le digo. A mi también me está dando sueño y no dudaré en quitarme estas cosas en unos minutos.
-No, me quedaré aquí hasta que se te pase.
-Puede durar horas... -digo cerrando los ojos.
-No me importa. -dice interrumpiéndome. -He logrado descifrar que soy mas conversador en la madrugada. -ríe.
-Debería comprobar eso. Cuéntame algo. -lo reto. Me gusta hablar con Harry. Normalmente, soy muy mala hablando al teléfono porque me matan los silencios que se hace en el. Pero con este chico, es imposible no tener un tema de conversación.
-Está bien... Empezaré por mi. -dice. -¿sabías que tengo una hermana? Se llama Gemma.
-¿Qué? ¡Nooooooo! -me llevo las manos a la cara y las arrastro por ella. Supongo que si Harry estuviera aquí no pararía de reír hasta el amanecer. -Tengo suficiente contigo. No quiero mas Styles.
-Déjate, Erin.
-Yo también tengo. Dos, de hecho. Uno se llama Peter y una mayor que se llama Camille.
-Haz hecho realidad mi peor pesadilla. -comenta el riendo.
-Créeme que yo vivo en ella igual -río también. El suspira y dice luego de unos minutos.
-El año pasado tuve un auto que mis padres me regalaron al cumplir los 16. Pero mi hermana se enamoró de el cuando vino la semana siguiente y me obligó a que se lo diera. -toma aire y suelta una risa. -No me interesa tener un auto así que acepté.
-¿Cómo puedes regalar un auto? -pregunto Rápidamente. -Digo, si yo tuviera un auto seria la persona más increíble del mundo pero prefiero el aire libre.
-Es que siempre salía solo, entonces no tenía gracia. -dice cortante. Suspiro y me pongo de lado. Me hago una coleta alta y juego con el celular.
-Un día rentaremos uno o robaremos e iremos juntos. ¿está bien? -le digo mirando la foto que está en mi protector de pantalla. Es la que nos sacamos el día de su cumpleaños.
-Bueno...
-Bueno...
-Esto me hace acordar a Bajo La misma Estrella. -dice riendo. Carraspeo y digo.
-"Quizás Bueno será nuestro siempre" -respondo citando el libro de John Green. -Cierto, Harold.
-No me digas así.
-Te diré como quiera, Harold. -lo interrumpo. Saco el palo de mi frente y siento que ahora está menos tibia que antes. -Creo que tu acción ha funcionado, y al parecer no voy a morir.
-No te hubiese extrañado si te hubieras muerto.
-Te iría a ver a tu casa por las noches, querido Harold. -digo riendo. Dejo el balde y los paños en la esquina de mi habitación y me meto dentro de la cama. Dejo el teléfono en la mesita de noche y cierro los ojos.
-Erin.
-¿Si?
-Buenas noches.
-Buenas noches... Harold. -digo y me voy quedando dormida con la dulce y ronca risa de Harry en el teléfono.
A la mañana siguiente me levanto sintiéndome mucho mejor. Bajo a la cocina para poder prepararme un desayuno. Decido prepararme un bowl con leche y cereal y vuelvo a mi habitación. Me siento en la cama y me llevo la cuchara a la boca mientras saco mi celular. Al desbloquearlo, de inmediato aparecen las notificaciones.
"Harold ha llamado 10 veces a las..."
Frunzo el ceño y me pregunto por qué habrá llamado tantas veces. Estoy a punto de llamarlo cuando aparecen los mensajes.
"Erin" -dice uno.
Cierro los ojos y siento cómo mi corazón comienza a acelerarse cuando stop próxima a leer el otro mensaje. Cierro los ojos y respiro profundamente. No me he dado cuenta de que he dejado caer el bowl con cereal y leche.
Tomó aire y abro los ojos. Leo atentamente.
"Erin, mi padre ha tenido un accidente"
Mierda.
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Leave Me Speechless (h.s)
FanfictionEra que el que nunca decía nada. El que siempre estaba callado. El mudo de la clase. El mudo de la generación. El mudo de la adolescencia. El mudo del mundo. Era el chico tímido hasta que llegó alguien que lo sacó de ahí.