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Estoy parada justo en el medio del pavimento de un túnel. Todo está completamente oscuro, y comprendo que éste debe, en el fondo, tener algún giro, porque no comprendo dónde está el final. Mis piernas comienzan moverse inconscientemente, tratando de sobrevivir, de sacarme de aquí. Quién sabe cuánto tiempo llevo aquí.

Un aire helado me golpea el rostro mientras avanzo, y tengo que llevarme un brazo a él para taparme los ojos. De pronto, sin dejar de caminar, por el espacio que queda entre mi mano y ojos, puedo ver que mi cuerpo está levemente iluminado, y que mientras sigo avanzando, más puedo distinguirlo, asó que saco mi brazo de su lugar.

La luz es muy fuerte así que me duelen un poco ojos al recibirla tan de repente. Se van acostumbrando de apoco, y no puedo desprenderme de la mente, la imagen de un bebé abriendo los ojos por primera vez, no sabe qué habrá allá, no sabe qué le espera, sin embrago lo hace igualmente. Cuando mi vista se acostumbra, lo veo a él.

Está en la misma posición en la que yo estaba en el principio, pero tiene los bazos cruzados y está de espaldas a mi. Noto su tensión a través de la delgada tela de su camiseta de mangas tres cuartos de color verde musgo. Siempre me ha encantado cómo le quedan este tipo de camisetas, hacen que se vea más fuerte, rudo. Y más porque está tan tenso ahora. Se me escapa un ruido de mis labios y descubro que es el ruido que hace mi corazón por el pedido inminente y desesperado que hace para traer a su compañía. Mi cuerpo se ha enamorado también de él que hace lo que sea para traerlo devuelta.

Pero él, a pesar de haberme oído, no se mueve. Veo cómo su mano cae empuñada a un costado de su cuerpo firmemente. Sus botas se arrastran por el piso hasta poder girar finalmente en 180 grados. Su rostro está igual de tenso que hasta puedo contar cada imperfección que aparece en su bello rostro. Sus ojos verdes me miran pidiéndome una respuesta, pero yo ni siquiera sé la pregunta.

Y ahora es cuando parece relajarse, su cuerpo entero descansa y en su rostro casi veo una pizca de felicidad; pero sus ojos dicen lo contrario, están llenos de lágrimas, de agua pidiendo derramarse pero él las contiene.

Entonces él suspira y no puedo escucharlo. Me mira por última vez y vuelve a girarse para donde estaba mirando antes. Y se va, dejándome sola, sin respuestas y sin habla.

Todo se vuelve difuso y de pronto despierto.

Leave Me Speechless  (h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora