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Es como si estuviese mirándome constantemente, a cada minuto, pero cuando volteo, solo mira al frente. Cuando conduce luce tan relajado, como si se olvidara de todos los problemas que tiene, que tuvo o que alguna vez tendrá. Solo se concentra en la música que nos mantiene vivos y seguir.

"Es feliz..."

Por fin aparca el auto a un lado de la carretera. Hemos salido de la ciudad hace al menos unos 30 minutos y hemos llegado literalmente a la nada. El cielo se ha vuelto naranja, y en el fondo, se puede ver cómo el sol comienza a esconderse lentamente. Pone el freno de mano y suspira.

-Bueno, hemos llegado, querida Erin.

Sonrío. Me encanta que cada vez que diga algo diga mi nombre, no sé por qué. Asiento con la cabeza y me bajo de la camioneta. Harry ya se me ha adelantado, y está abriendo la puerta del maletero.

-Te juro que si me siento en esa cosa y me caigo, te denunciaré por maltrato. -le digo ayudándolo a sacar las sillas de playa que al parecer, su familia no había usado hace al menos unos cuantos años. -Creo que esas las pudo haber usado hasta la madre de mi bis abuela.

-Si tu no tienes, por favor, abstente a decir algo y aceptar lo que se te ofrece. -me calla el rodeando los ojos con una sonrisa radiante. Deja las sillas a un lado y se estira hacia arriba para cerrar el compartimiento. Sus brazos se notan fuertes y creo que ha estado haciendo algo de ejercicio. Pero me avergüenza preguntar.

Aunque creo que luego lo molestaré.

Hago ademán de estirarme para tomar las sillas pero él me detiene con un brazo estirado frente a mi pecho.

-Hey, -musita. -No quiero que se te luxe el hombro y muera en la cárcel por tu demanda, mujer.

Ahora es mi turno de rodear los ojos, sin embargo, Harry hace que deje de hacerlo de inmediato, tomando mi mano y tirando de ella para que mi cuerpo choque con el suyo. Sus ojos se centran en los míos y sonríe a pesar de estar más cohibido de lo normal. Su mano descansa en mi cintura y las mías en su pecho.

-¿Sabes qué? -pregunta casi susurrando. Es increíble cómo el cielo está cambiando en tan poco tiempo. Ahora está en una gama de morados y lilas que hacen contrastar sus ojos que cada vez se vuelven más oscuros. -Te dije que debimos haber venido a este lugar hace mucho tiempo, Erin. -comenta a mi lado, Harry, mientras toma mi mano con la suya y juega con mis dedos.

El aire aquí fuera es cada vez más frío, y teniendo el contacto de la piel de Harry con la mía, hace que me abrigue de inmediato. O de alguna forma, el frío se neutraliza. Todo parece más distante, pero de alguna manera, todo se une.

-Pero como siempre, no me haces caso. -añade él.

-No es que no te haga caso, mentiroso. -lo acuso de inmediato y el me da un apretón con la mano. -es solo que no lo sé, no me apetecía.

Harry rodea los ojos y sonríe como estúpido dejándome ir entre sus brazos. Tengo que admitirlo, el gana. Hace al menos 2 semanas, mencionó algo sobre que debíamos quedarnos hasta que anocheciera en medio de la nada, ya que antes solía venir aquí con Gemma, cuando consiguió su licencia. Decía que sus padres los regañaban luego, porque casi siempre se quedaban hasta tarde y luego volvían en la madrugada. Así que cuando venían, les avisaban en camino.

Harry camina hasta un lado de la camioneta, y extiende las sillas, una al lado de la otra y se sienta en ella. Me mira, doblando las piernas porque es demasiado alto, y colocando una sobre la rodilla, para luego doblar sus brazos detrás de la cabeza, como si estuviese descansando

-¿Estás relajado? -comento dejando libre a una risa. El sonríe aún más y me indica que me acerque con la mano. -Wow, chico. Muy bien.

Me acerco a él y me siento a un lado suyo. En nuestro frente, se encuentra los cerros, con un techo cambiante, lleno de colores; variando de gama en gama hasta que por fin creo que han escogido alguna. Se torna de un azul pálido, y va subiendo en lo contrario al degradé hasta volverse negro como la muerte.

Siento la mano fría de Harry que, al contrario de su cuerpo, siempre está helada. Sus dedos se deslizan por los míos hasta unirse por completo. Oigo que suspira pesadamente y volteo a mirarlo.

-¿Qué pasa, Harry?-pregunto de inmediato y, para mi sorpresa, el sonríe. -¿Qué?

-Me llamaste Harry... -dice sin dejar de sonreír. Rodeo los ojos y me deslizo en la silla hasta que mi cuello reposa en la cabecera de la silla. -No sé qué tiene este lugar, Erin, pero de verdad creo que es, con el bosque que te mostré hace un tiempo, uno de los pocos lugares donde puedes encontrarme si alguna vez me pierdes de vista.

"Me gustaría jamás perderte..."

-Justo aquí, en dónde se esconde el sol entre los cerros, mientras sigue el camino del cielo. Se confunde por no saber cuál escoger y termina yéndose finalmente con las estrellas que cambian de rumbo con la llegada de la noche. -añade quedándose callado un instante.

Sus palabras me han dejado anonadada. Quizás está esperando que diga algo, pero no puedo.

-¿No te parece raro lo rápido que pasa el tiempo? -pregunta al aire. Suspiro pesadamente, al igual que él hace un rato. Tiene razón. El tiempo pasa demasiado rápido, tanto así que ni siquiera nos damos cuenta que cada vez nos estamos volviendo más viejos, sedentarios, monótonos... aunque no queramos, siempre habrá algo que lo haga por inercia.

De pronto, algo aparece en mi mente, algo así como un verso de una canción o un poema...

-Mi padre. -dijo de repente.

Harry se voltea para mirarme en ese mismo momento. Su mirada se encaja con la mía y sus cejas están enarcadas de preocupación.

-¿Cómo? -pregunta el pobre, sin saber qué hacer. Ni yo lo sé. Aquel pensamiento o palabra ha venido a mi de la nada, tan solo al recordar aquel fragmento de los poemas que me leía.

-"Cuando no sepas donde ir,
y pienses que no tiempo para vivir,
piensa en que nos estamos moviendo constantemente;
y de eso no somos conscientes ni parcialmente." -declamo perfectamente, tanto como por horas y horas de haberlo escuchado, o quizás solo por intuición.

-Mi padre solía escribir para sus estudiantes en la universidad poemas y me los leía para que yo pudiera evaluarlos cada noche, en la noche previa a sus clases. Uno de ellos era ese. -añado

Harry se queda petrificado y no sé si es por la declaración que acabo de hacerle, o porque le hee contado algo nuevo de mi padre, aunque sea por intuición; o por el poema.

-Creo haber oído ese poema antes, Erin. -dice.

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Chicas, lamento mucho no haber escrito en dos semanas, y haberles prometido cosas que no cumplí; pero estoy devuelta. Tengo muchas cosas que hacer, o quizás no tantas, es solo que no sé como ordenarme, pero si estoy aquí, es porque estoy logrando llevar un orden.

Espero que les haya gustado, porque a mi si. Extrañaba tanto a Harry y a Erin. Comenten el capitulo!

Un besote,

Monse.

Leave Me Speechless  (h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora