23.

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He decidido irme en el auto con Harry.

Tomó el de su madre y ésta se fue en el de su padre. Van delante de nosotros.

Miro de reojo a Harry y veo que tiene la vista pegada en la carretera. Aunque, en segundos, la gira hacia mi. Alarga la mano y aprieta el botón de la radio. "The Enemy" de Andrew Belle, comienza a sonar por los parlantes.

Muevo mi mano y la posó sobre la suya que descansa firmemente en la palanca de cambios.

-El se pondrá bien. -alcanzó a decir pero el saca la mano de la palanca haciendo que, por obligación, mi mano salga disparada.

-Maldición, Erin. -grita el pasándose la mano por el cabello. -¿Por qué siempre tienes que decir que todo estará o está bien cuando evidentemente no lo está?

Lo que ha dicho, me ha asustado de alguna manera. Tiene puesto un abrigo negro con el cuello en forma de americana.

-Lo siento, yo... Solo estoy siendo positiva, eso es todo, Harry. -le respondo mirando hacia la ventana. Saco la banda elástica de mi muñeca y me hago una cola de caballo alta.

-Es que de eso se trata, Erin. Hay casos y casos. -me dice fuertemente gesticulando con la mano que no está en el manubrio.

Lo único que ilumina el interior del auto, y de mayor intensidad, su rostro, son los pequeños símbolos del tablero de velocidades del vehículo.

-Está bien. -musito y apoyo la cabeza en la ventana helada.

Al cabo de unos 15 minutos, llegamos al parking del hospital. Harry sale y da un portazo y yo tengo que apresurarme para seguirlo.

Su madre a entrado por urgencias y ahora están sacando al señor Styles del auto unos paramédicos. Harry empuja la puerta de entrada al hospital que estaba entre abierta y espera a que pase yo. En cuanto lo hago, me toma de la mano y tira de ella para que me voltee frente a el.

-¿Qué? -le pregunto mirándolo a los ojos. El se relame los labios y pone los ojos en blanco.

-Mira, lo siento. -empieza a decir. -pero debes entender que esto ya es el colmo. No ha pasado tanto tiempo desde que ingresó por lo del accidente y ahora estamos de nuevo en este maldito lugar. Todo esto me tiene hasta acá. -se pone la mano extendida sobre la cabeza indicando la coronilla. -Con venir al hospital. Siento que tengas que ser tu con la que descargo mi ira, sabes muy bien que no tengo intenciones de hacerlo, yo solo... Hablé sin pensar.

Su pecho sube y baja rápidamente y está apoyado en la puerta de vidrio del hospital. Volteo y veo que Lynn está corriendo por los pasillos siguiendo la camilla en la que va su esposo. Nos indica que nos quedemos ahí.

-Como yo. -le digo al fin. El me mira a los ojos y mantiene la mirada en ellos. No dice nada y se limita a cerrar la puerta detrás nosotros y poner una mano en mi espalda para hacerme avanzar.

Nos sentamos en unas sillas de plástico azules en la segunda fila de cuatro. Delante de nosotros, en la esquina de la pared, hay una pequeña televisión que transmite las noticias actuales.

Harry se saca el abrigo que deja a un lado de su asiento y apoya los codos en sus muslos para luego esconder su cara entre sus manos. Suspira fuertemente y me obligo a no decir ningún comentario estúpido. Quizás sea cierto, tal vez me doy demasiadas expectativas.

Lynn aparece detrás de un pasillo con una puerta doble ancha y corre hacia la sala de espera. Cuando está por acercarse, aminora el paso. Levanta el abrigo de Harry, se sienta en el asiento a un lado de su hijo y deja el abrigo en su falda.

-Le harán unos exámenes para ver qué tiene. -dice en voz baja. -recuerdo que tu padre tenía todos sus exámenes al día, está sano según yo.-añade mirando a su hijo.

-Bueno, obviamente, no lo está, mamá. -responde Harry irguiéndose en su asiento. La remera blanca que lleva hace que se trasluzca un poco la piel.

-Harry... -le regaño pero el me mira furioso y se levanta del asiento arrancándole el abrigo a su madre. Abre la puerta de entrada de un tirón y sale al aire helado, desapareciendo de nuestras vistas.

La puerta se cierra rápidamente con un estruendo provocando que todos los presentes en la sala de espera, salten de un susto.

-Lo siento. -murmura Lynn a las personas mas cercanas que pueden escucharle.

Se recuesta en la silla de platico y estira los pies delante de ella, pasándolos por debajo de la silla de en frente. Cierra los ojos.

-Cuando era pequeño tenía problemas de ira. O no sé qué será esto pero le cuesta mucho controlar lo que siente. -explica Lynn aún con los ojos cerrados. -No sé cómo pudo soportar tantos años con lo de Jake.

Suspiro sonoramente dejándo mis ojos abiertos. Lynn suelta una risa nerviosa y veo cómo se saca el anillo de compromiso para pasárselo a la otra mano.

Tiene los mismos gestos nerviosos que su hijo.

-Será mejor que vaya a hablar con él. -le digo a medida que me levanto. Ella asiente con la cabeza y me sonrie. Le devuelvo la sonrisa y me abro paso hacia el exterior.

Apenas salgo del lugar, lo único que veo es oscuridad. Pero no completamente. La luna ilumina gran cantidad del recinto y sólo se ven las sombras de los autos en el asfalto. Camino por la calle tratándo de buscar a Harry. Doblo por la esquina al no encontrarlo y miro hacia el estacionamiento en donde llegamos.

Y entonces lo veo.

Está parado frente a el auto de su madre y tiene los brazos apoyados en la altura de la puerta con la cabeza escondida entre ellos. Se ha puesto el abrigo. Camino hasta el, le doy dos golpecitos en el hombro y el alza la cabeza para verme.

Pero en cuanto se da cuenta que soy yo, se aparta del auto y avanza unos centímetros más allá.

-Erin, por favor. Déjame solo. -me dice sin mirarme. Está de espaldas a mi. Me abrazo a mi misma porque solo estoy con una remera de mangas cortas. -No quiero que me veas así.

-No, Harry. -digo. El se voltea y enarca una ceja. Se cruza de brazos y carga el peso de su cuerpo a una pierna.

No me gusta este Harry.

-¿No? -pregunta el acercándose a mi en zancadas. -¿Acaso haz vivido la sensación de que tu padre se está yendo?

Miro sus ojos esmeralda abiertos y llenos de furia. Apuesto que los míos son todo lo contrario. Un mar de lagrimas que comienzan a caer.

-¿Sabes qué? -digo y levanto los brazos para enfatizar. Sonrió y suelto una risa de lo nerviosa y triste que estoy. El no sabe lo que ha hecho, pero en mi ha marcado algo. -De hecho si, Harry. La he vivido. E incluso, peor que tu. Porque tu aun tienes a tu padre ahí -indico el hospital con mi dedo indice. No me he dado cuenta en qué momento he subido el tono. Estoy gritando. -Aun puede seguir a tu lado, esto solo ha sido algo menor.

Doy un paso hacia adelante y le planto el dedo índice en su pecho. El frunce el ceño y permanece callado. La mirada de incomprensión lo invade.

-¿Y sabes por qué? -añado susurrándole. Las lagrimas siguen cayendo por mi rostro con mas intensidad cada vez. -¿Sabes por qué, Harry? -le grito apretando mi dedo con mas fuerza. Sus ojos brillan a la luz de la luna sin saber qué decir.

Tomó aire y bajo la vista para luego volver a posarla en sus ojos que ahora están llenándose de lagrimas.

-Porque mi padre se fue cuando nació Peter y no lo he vuelto a ver desde entonces. -grito fuertemente.

Y es entonces, cuando todo se desmorona.

Harry, la haz cagado oficialmente.

Dioooooooooooos, he disfrutado muchísimo escribiendo este capítulo. Sé que puede sonar cruel pero de verdad me he divertido haciéndolo. Soy rara, lo sé.

En fin, espero que les haya gustado...

Un beso enorme en forma de nanai (modo de consolación chileno) ,

Monse.

Leave Me Speechless  (h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora