Harry me dijo que no podía salir ese día porque su madre lo llevaría al doctor cuando llegara del trabajo para que revisara sus heridas.
Así que, aquí estoy. Sentada toda solitaria en un café del centro de la ciudad. Me he pedido un café porque la verdad es que ya está comenzando a hacer más frío y mi abrigo no me ayuda tanto. Abro mi laptop mientras espero.
Camille solía comprar cosas por internet porque decía que el stock que traían aquí, era muy precario y no estaba dentro de sus necesidades. En fin, antes de salir de casa, le he pedido su nombre de usuario y contraseña en uno de los portales más usados por ella. Quizás aquí pueda encontrar un vestido.
Si es que puedo verme bonita.
-¿Erin?
Levanto la vista de la pantalla rectangular y veo al chico que está delante de mi. Cada vez que lo veo me parece mas horrible de lo que es. Está vestido con el uniforme café claro de la cafetería y lo hace lucir más viejo.
-¿Qué haces aquí, Jake? -le pregunto secamente. Aun me resulta insoportable estar cerca de el.
-Trabajo aquí desde que tuvieron el gusto que acusarme. Mi madre me ha obligado. -me explica mientras indica con su dedo el lugar. En su mano tiene una taza de color rosa pálido. La deja en la mesa. -Y además, esa es mi mesa.
Me levanto rápidamente y saco mis cosas de la mesa. Me siento en la que está frente a la mía y lo quedo mirando.
-Es mejor prevenir que sufrir las consecuencias. Quién sabes qué enfermedad contagiosa puedo pescar si me quedo ahí. -el rodea los ojos y me cambia la taza con el café hirviendo a la mesa actual.
El olor del líquido está tan bueno que se me hace agua a la boca.
-Y por lo otro, ¿Creíste que Harry seria el único es sufrir? -añado desafiándolo.
Jake frunce el ceño y da un paso hacia mi. Acerca su boca a mi oreja y siento su aliento rozar mi piel. Trato de alejarme pero el lo evita.
-De hecho, creo que no fue el único. ¿Aún te quedan los cardenales que mis chicos hicieron accidentalmente al mantenerte apartada? -susurra. Me estremezco de inmediato y por mi mente pasan los recuerdos de ese día. Me había levantado y al ducharme, vi las manchas de color morado justo sobre mis codos.
-Eres un imbécil. -me suelto apartándolo de un manotazo. El se hecha a reír mientras se aleja.
-Recuerda dejar el 10 por ciento de propina por mi cálida atención. -me grita y se esconde detrás del mostrador para luego entrar en la cocina.
Le doy un sorbo a mi café que creo que sabe mas amargo de lo normal con todo lo sucedido. Han pasado miles de cosas y aun así no entiende lo mala persona que es. ¿Qué saca haciendo tanto daño? ¿Satisfacción? ¿Qué no siente remordimiento?
Cuando termino de beber mi café, pido la cuenta a un chico que está en la mesa de atrás. Al traérmela, leo que son solo 3 dólares. Decido dejarle 5 porque la verdad es que me da gracia. Saco una servilleta y descuelgo la lapicera que cuelga de mi bolso.
Escribo:
"Jake, guarda el cambio. Quizás, con el resto, te alcance para llevar el pan a casa. ¡Saludos!"
Salgo de la tiendita y me quedo mirando por la ventana mientras camino. Observo que Jake se acerca a la mesa y sonríe al ver la propina, luego lee el mensaje y arruga la servilleta con una furia y la lanza sobre la mesa. Una chica se le acerca por detrás y le dice algo. El se voltea y se aparta rápidamente hecho una bestia, mientras yo me retiro hacia mi casa, con la sonrisa más grande del mundo.
Cuando llego a casa, veo que mi madre se ha quedado dormida en el sofá con Peter. Saco un manta y la extiendo sobre ellos para luego subir las escaleras. Escucho la musica un poco fuerte saliendo de la habitación de mi hermana. Toco dos veces hasta que escucho que me dice que pase.
-Hola –le digo y me siento en su cama. A pesar de que use negro todos los días, su habitación no parece tan su estilo. Las paredes son de un calipso opaco y el edredón es blanco.
De hecho, creo que no hay nada negro a la vista.
-Hola –me responde sin apartar la vista de la pantalla de su teléfono móvil.
Me saco los zapatos con la ayuda de el respaldo de la cama y me acuesto a su lado. Es casi de mi porte, solo que unos centímetros mas baja. Y a pesar de todo, de verla casi todos lo días con el mismo maquillaje, ahora que no lo tiene, sigue viéndose igual de hermosa.
-Oye, yo… Creo que no tuve la oportunidad de decirte cuánto lo siento, Cam –le digo y miro el techo blanco sobre nosotras. –De verdad, y no lo digo solo por lo que pasó, si no porque sé lo enganchada que estabas de Jake.
Siento que mi hermana frunce el ceño y se sienta en la cama. Se va hasta el lado contrario y se sienta como indio. Sonríe.
-¿Por qué siempre tienes que perdonarte? Lo que pasó, pasó. –sentencia. –No tienes que volver a recalcarlo y si, estaba muy enganchada con ese maldito porque en realidad, creí que era buena persona, me hacía reír y creí que el también estaba enganchado de mi. –baja la vista. –Pero bueno, recién tengo 18 años, y el próximo en la universidad, encontraré a miles de chicos en las fraternidad loquísimas de por ahí.
-Para eso debes cambiar de look porque si no pensarán que ibas a un funeral y te haz perdido. –le digo sonriendo. Camille enarca una ceja y me lanza un cojín.
-Estúpida… Que crean lo que quieran, yo soy así y si no les gusta que se vayan a la mierda. –sonríe y yo le aplaudo a su comentario. Siempre le ha dado igual lo que piensen de ella y siempre he querido copiarle eso. Pero es muy difícil. –Hablando de looks, ¿Haz encontrado un vestido?
Meneo la cabeza en señal de respuesta y ella chasquea la lengua.
-Yo creo que tendré que mirar también…
Y cuando dice eso, me paro en la cama de un golpe. Casi choco con la repisa que está solo a unos dos centímetros de mi cabeza pero aunque me hubiese dado el golpazo, hubiese sido el mejor.
-¿Qué tu qué? –le pregunto casi gritando. -¿Camille Moriarty irá a un baile de secundaria?
-Qué va… es el ultimo y creo que podría ser divertido –responde y me apunta con un dedo. –Y no me vengas a molestar con tus estúpidos comentarios que te ves mas fea de lo que eres.
Río a carcajadas y me lanzo sobre ella mientras la oigo reclamar contra el edredón. Tenía la mejor hermana del mundo.
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Leave Me Speechless (h.s)
FanfictionEra que el que nunca decía nada. El que siempre estaba callado. El mudo de la clase. El mudo de la generación. El mudo de la adolescencia. El mudo del mundo. Era el chico tímido hasta que llegó alguien que lo sacó de ahí.