El timbre que marca el fin de la jornada escolar de hoy, sueña y retumba por todo los lu abres del instituto. Me apresuro a salir del salón, casi arrastrando mi mochila por el suelo mientras cruzo "volando" el pasillo. Abro mi taquilla y saco los libros de matemáticas, mañana hay un examen y no quiero reprobar.
-¿Estás bien? -pregunta una voz a mi espalda.
Aprieto aún más fuerte el borde de la puerta de metal con mis dedos y cierro los ojos mientras ruego por dios y todo lo que pueda que no sea lo que creo. Me volteo rápidamente y encuentro a Harry con las manos en los bolsillos de sus pantalón ajustados.
-Harry... Si, obvio que estoy bien. -digo y mi voz suena temblorosa. No he dicho ninguna palabra a nadie desde que nos separamos de la clase de filosofía con el chico de enfrente.
-¿Segura? -insiste. Se pasa una mano y se revuelve el cabello. Una pequeña sonrisa aparece en mi rostro y me volteo para cerrar la taquilla. Harry ya ha avanzado unos cuantos pasos de modo que me espera en la mitad del pasillo. Cuando lo alcanzo, me mira de reojo. -Sabes que no puedes mentirme, ¿Verdad?
Me detenido justo cuando llegamos a la puerta de salida. Miles de personas pasan a nuestro lado. Sé que estamos obstaculizando la salida pero no me importa. Me pregunto constantemente si esos ojos que ahora me miran preocupados, sin realmente tímidos.
-Claro que puedo mentirte. Que lo notes o no, es diferente. -emito y con una sonrisa me volteo y empujó la puertas para salir al exterior.
No es necesario voltearme para ver cómo ha reaccionado Harry ante lo que dije. Sé que se está riendo en silencio y que mientras lo hace, menea con la cabeza. Sé que está aguantándose todo lo que puede por no tomar mi mano y hacer que caiga en su pecho y poder estar totalmente unidos. Sé que se le hace totalmente difícil poder controlarse.
Porque ambos sentimos lo mismo.
(...)
Harry y yo estábamos discutiendo hace unos minutos por la música que resonaría a nuestro al rededor. Finalmente, el ganó y me quitó el cable auxiliar de las manos con la suya, mientras que con la otra, afirmaba el volante del auto de su madre.
-No me importa. Al fin y al cabo, solo escucharemos por un par de minutos. No vivimos lejos. -digo haciéndole caso omiso a su victoria. Harry sonríe de lado y se detiene en el semáforo en rojo.
-¿Quién dijo que iríamos a casa? -pregunta aun sin mirarme.
Enarco una ceja y me volteo rápidamente hacia él. Está sonriendo y aunque no me ve, sabe perfectamente mi reacción.
-¿Qué significa eso?
-Significa, que te llevaré a un lugar, Erin. -pronuncia finalmente apretando el acelerador bajo sus pies. En mi rostro comienza a crecer una sonrisa y que que trato de evitarlo, se me es imposibles. -Tranquila, no se secuestraré ni nada... Aunque probablemente, termines padeciendo el síndrome de Estocolmo.
-Eres demasiado horrible como para que me de eso, Harold. -emito y me obligo a no mirarlo. El, en cambio, lo hace y suelta una risa.
Alargo mi mano que descansa sutilmente sobre mi regazo y la pozo sobre la suya que está también sobre su rodilla. Harry, aún sonriendo, retira la mano rápidamente dejándola ahora en el reposa brazos. Frunzo el ceño y río fuertemente. Harry enarca una ceja y yo me apresuro en levantarme y lentamente, dejo que mis labios dejen un tierno beso en su mejilla.
Harry cierra los ojos unos segundos, y es como si lo disfrutara. Me alejo y vuelvo a mi posición inicial. Pero ahora es Harry quién no deja de sonreír.
ESTÁS LEYENDO
Leave Me Speechless (h.s)
FanfictionEra que el que nunca decía nada. El que siempre estaba callado. El mudo de la clase. El mudo de la generación. El mudo de la adolescencia. El mudo del mundo. Era el chico tímido hasta que llegó alguien que lo sacó de ahí.