Por la mañana, mamá me despierta y me planta frente a mi una bandeja llena de comida. Prácticamente no he comido nada desde la mañana de ayer pero no lo siento asi. Mi estomago suele protestar cada vez que necesita atención pero estas horas no lo ha hecho.
Digamos que está dejando descansar.
Rodeo los ojos y comienzo a comer lentamente el sándwich de mantequilla con mermelada. Miro mi celular y me doy cuenta de que son recién las 10:30.
Mamá ha decidido no enviarme a clases porque dice que aun estoy como impactado. He intentado protestarle porque eso lo único que hará es darle una ventaja al malito Jake pero me da igual.
Cuando termino de comer mi sándwich me ducho, y me alisto para ir a ver a Harry. Me monto en mi bici y al cabo de unos minutos estoy frente al portero.
-¡Hola! -me saludo espontáneamente. Pongo cara rara y luego sonrió. El ríe un minuto y me abre el portón.
-¡Gracias! -le grito mientras tomo impulso y me lanzo contra la calle.
Estas casas deben costar mucho dinero, y no solo lo digo porque son lindas, si no porque ocupan mucho terreno. Si no me equivoco, mamá había cotizado una de ellas pero se retractó de inmediato.
Me bajo de la bici y la dejo a un lado de un gran auto gris grafito. Camino por el caminito de entrada y me detengo frente a la puerta de madera. Respiro unas veces y me digo a mi misma que todo saldrá bien. Tendré que contar mi versión de los hechos que básicamente es la misma de Harry a sus padres. Sé que es muy difícil, porque las veces que he tenido que contarle algo a mi madre que he estado escondiendo por mucho tiempo, me han resultado un infierno.
Toco tres veces y la puerta se abre solo un minutos después el señor Styles aparece frente a mi. Está vestido con una camisa a rayas y unos jeans. Ya no tiene las cánulas ni la malla que afirmaba su brazo. Y dicho así, se veía bien. Era muy parecido a Harry. Ojos verdes pero el los tenía un tanto pardos. Tez blanca y cabello café.
-¡Erin! -grita y me toma de los hombros para estrecharme contra el. El cabello que tenía amarrado en una cola alta golpea su rostro y este se echa hacia atrás riendo. -Me da un gusto verte. Pasa.
-Igualmente, señor. Gracias. -le respondo pasando. El cierra la puerta a mis espaldas y yo me quedo esperando a que venga hasta mi.
-Ven, mi esposa quiere conocerte. -dice y apoya su mano entre mi omoplatos. Me conduce por el pasillo donde estaban las fotografías que vi la otra vez y gira en una pequeña sala sin puerta.
Es una sala de estar pero como con todos los hobbys de su familia, al parecer. Hay un gran librero en el fondo, un piano en el medio y en el lado contrario, hay un escritorio donde hay una mujer escribiendo algo en una computadora. Al escuchar que entramos, levanta la vista y sonríe. Se acerca hacia mi trotando en sus pantalones de yoga.
-¡Cariño! -grita y se lanza a mi brazos. Tiene el cabello lacio y de un color negro azabache. Su tez es tan blanca como la nieve. Huele como a rosas. -No sabes el gusto que me da conocerte. -dice al separarse de mi brazos.
-¡Puedo decir exactamente lo mismo, señora! -digo casi imitando la voz de la mamá de Harry medio bromeando, medio diciendo la verdad.
-Oh, vamos, no me digas así. Llámame Lynn. Si me dices señora me creo mas vieja de lo que soy. -comenta mientras se pasa una mano por su brillante cabello.
En realidad, dudo que lo que diga le haga sentir así. Harry me había comentado que su madre lo había tenido cuando tenía 23 años. Lo que significa, que ahora debe tener unos 40 años.
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Leave Me Speechless (h.s)
FanfictionEra que el que nunca decía nada. El que siempre estaba callado. El mudo de la clase. El mudo de la generación. El mudo de la adolescencia. El mudo del mundo. Era el chico tímido hasta que llegó alguien que lo sacó de ahí.