31.

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Pensé que al tocar sus labios por primera vez, los encontraría de alguna manera, algo raposos o no lo sé., porque siempre se los anda mordisqueando.

Pero me equivoqué completamente.

Sus labios son tan suaves como la seda que al tocar por primera vez con los míos, se deslizan con completa facilidad. Al comienzo de todo, fue como si todo lo que desee alguna vez, se hubiera desvanecido. Mi boca era dura, fría contra la suya de alguna forma, pero luego se ablandó.

Harry suelta un suspiro contra mi boca cuando se da cuenta de que le he correspondido el beso. Intento sonreír pero el con una de sus manos en mi cintura, me pellizca suavemente. Deslizo mis manos por los rizos de su nuca y los enredo en mis dedos.

Él, lentamente, abre la boca y me estrecha más contra si mismo mientras me besa. Siento lentamente, el aún presente pero precariamente, sabor a la gomita de frutilla que se había comiendo luego de haberla encontrado en su auto. Percibo cómo su corazón late rápidamente en su pecho y no dudo que el mío va más o menos a ese ritmo. E incluso, puedo asegurar que más.

Con los ojos cerrados, los demás sentidos se intensifican.

Con una delicadeza que jamás pensé que existía, Harry me aparta de su pecho pero sin soltarme. En su rostro comienza a crecer esa sonrisa que tanto gusta. Eso hace me contagie yo y lentamente, esbozo una sonrisa con el mismo calibre que el. Juntos, nos damos cuenta de lo tontos que nos vemos y comenzamos a reír fuertemente.

Estallamos en carcajadas en este espacio tan reducido y tan especial ahora mismo, que el eco entre nosotros comienza a hacerse presente. Harry tiene las mejillas rosadas y ahora sé que tiene una vergüenza enorme. Abro la boca para molestarlo, pero el se da cuenta y me la cubre con su mano.

-No te atrevas, Erin. -murmura contra mi oido mientras me apoya contra su pecho de espaldas. -No te atrevas.

Comienzo a reir y sé que la unica forma de que me deje ir, es haciendo esto. Saco la lengua y la paso por la palma de su mano contra mi boca. El suelta un chillido de asco y se restriega la mano contra el pantalón de vestir.

Oigo ruidos tras nosotros mientras río y Harry me mira con una ceja enarcada aun con una sonrisa. La puerta de salida de emergencia por la que salimos aquí, se abre rapidamente dejando ver a la chica del eterno negro.

Camille.

-¡Chicos! -grita ella. Un poco más fuerte de lo que habría hecho cualquier persona. Se ha ido un poco antes de casa por lo que probablemente había estado bebiendo con alguno de sus amigos.

Hoy se ha vestido linda, pero obviamente, de negro. Su vestido es normal, sin ningún detalle estrambótico. Camille.

-Los he estado buscando hace mucho tiempo, necesitaba decirles algo. -añade bajando el pequeño escalón que nos separa de ambiente. Se lanza al suelo y los tacones que trae, hace que esté casi, a unos centímetros de Harry. -Un chico del instituto, hará una fiesta ahora mismo. Ya no queda casi nada del baile, por lo que todos comenzarán a irse ahora. Deberían venir.

-¿Nosotros? -dice Harry con el ceño fruncido. Se ha alejado de mi pero no deja de mirarme por el rabillo del ojos mientras mi hermana razona su pregunta. Cuando ésta asiente, Harry se vuelve mas confundido aun.

-No creo que sea mala idea, Harry. -planteo. Mi voz está rasposa y el chico frente a mi sonríe al saber la razón. -Vamos. ¿Qué podría salir mal?

Harry me observa de pies a cabeza durante un minuto. Su ceño stá fruncido y la verdad es que comienzo a dudar de haber aceptado la invitación de Camille. Pero quizás allá podamos escabullirnos. ¿No?

Leave Me Speechless  (h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora