6.

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Entre de nuevo en la casa y Harry me pidió el abrigo.

-Wow, señor Styles, creo que deberíamos ir mas lento -digo con coquetería. El se ruboriza y me desprendo de inmediato de la prenda. Dejo al descubierto, una camiseta de pijama que era al menos unas 2 tallas más grandes que la mía. -No me juzgues, cuando supe de ti nacimiento, salí corriendo.

-Me encargaré de no hacerlo jamás -cuelga el abrigo y se reúne conmigo en el vestíbulo. -Creo que estoy demasiado despierto y dormido para pensar. -yo suelto una risa y el toma el puño del suéter y lo tira para envolverse los dedos -¿Qué hacemos?

Comienzo a pensar. Me llevo una mano a la barbilla para enfatizar la acción. Harry tiene razón. En comparación a cuando abrió la puerta, está despierto. Sus ojos ya no se cierran solos si no que están abiertos de par en par observándome. Me vez en cuando baja la vista y juega con sus anillos.

¿Acaso jamás se los sacaba?

Y entonces se me ocurre una idea.

-Como no te he traído un regalo... -Harry hace ademán de interrumpirte y yo levantó la mano frente a su boca para callarlo. El abre mas sus ojos y sonríe asintiendo. -Te haré uno.

-¿A qué te refieres? -pregunta arqueando una de sus gruesas pero no tanto cejas.

-¿Te gustan los pasteles, Harry? -miró a sus ojos y el sonríe mostrando esos hoyuelos tan extraños.

-¿Y a quien no?

-Entonces, te regalaré un pastel. -arqueo mi codo como un caballero en épocas pasadas que invita a bailar a su dama y lo extiendo hacia Harry. -¿listo, camarada?

El asiente cuando engancha su brazo con el mío. Esto es totalmente raro. Es mucho más alto que yo, de modo que mi brazo esta inclinado hacia arriba y siento que el se esfuerza por no caminar rápido. Su pisada equivale a unas 10 mías.

Llegamos a la cocina y lo suelto. Me apoyo en la encimera y suspiro. Harry saca un piso de un rincón y se sienta. Se echa un poco hacia delante y es como si descansara.

-¿Tienes harina? -el asiente e indica un mesón. Me agacho y sacó el paquete de harina. -¿Huevos? -apunta al refrigerador y cuando lo abro me alegro de encontrar la leche. -¿Azúcar? -se alarga para sacar de un cajón cerca de el y saca un frasco con azúcar. -Bueno, que empiece la fabrica de regalos.

Junté todo en un lado de la mesa y Harry me alcanzó un bowl grande. Eran la 01:10 de la madrugada y nosotros estábamos haciendo un pastel. Cuando ya estuvo hecho, metí un dedo en la orilla y probé.

-No tengo idea por qué siempre me gustó probar la masa así. -lo sumerjo y me lo echo a la boca. -Es decir, está todo crudo.

Harry pasa a mi lado y me empuja con su hombro para que me haga a un lado. Pone su dedo en la orilla y gira un poco el bowl para llenar su dedo de masa. Cuando lo prueba, su cara se ilumina.

-Quizás deberíamos dejarlo así, Erin.

-Y entonces moriremos de mil enfermedades -le suelto y me agacho para poder ver horno. Pongo la temperatura y el tiempo adecuado y meto dentro el pastel sin antes meter otra ves el dedo y Harry me toca la mano con timidez indicándome que no lo haga. Lo miro y le paso el dedo por la mejilla. -Así mejor. -le sonrío. -Bueno, ahora tendremos que esperar unos 40 minutos o mas, cumpleañero.

El asiente y se pasa la mano encerrada en un puño por la mejilla. Luego chupa el resto que le quedó en la mano y sonríe.

-Todo por esa belleza.

Se sacude las manos en los pantalones y sale de la cocina. Me sacudo las mías en la remera y salgo corriendo tras el. Está plantado en el inicio de las escaleras y cuando me ve empieza a subirlas. Me quedo plantada donde estaba y enarco una ceja. El se da vuelta cuando está apunto de desaparecer en el piso superior e inclina la cabeza.

-¿No subes? -pregunta.

-Ahora si -digo. Harry ríe y se afirma a la barandilla para no caer.

Lo sigo y veo los rulos que aparecen bajo su cabellera. Cuando alargo una mano para poder jugar con ellos, el llega a la cima y corre para ponerse de espaldas a una puerta blanca.

Cuando llego a su lado, el comienza a girar el pomo y abre la puerta. Veo como delante de mi empieza a aparecer una habitación con las paredes pintadas de un lado negras y otras blancas. La cama está deshecha pero ordena y el edredón es negro al igual que las almohadas. Sobre ella hay mueble alargado que tiene cajas de discos apiladas hasta completarlo. En la esquina hay un amplificador y varios cables en el suelo y a su lado, la esquina de un mueble blanco amenaza con ser visto pero desde donde estoy no lo logro ver.

-¿Otra vez necesitas mi permiso? -pregunta Harry sacándome de mis pensamientos. Sonrío irónica e inclino la cabeza. El sonríe extensamente y menea la cabeza. -Pasa.

Y lo hago.

Ahora puedo ver el mueble blanco que amenazaba con ser visto y me doy cuenta que es un librero. Está lleno de libros excepto un cuadrado en la parte de abajo. Me volteo y veo que el está apoyado con solo la parte alta de la espalda y con el resto de su cuerpo inclinado hacia delante. Puedo ver los músculos de sus piernas marcarse y como el empieza a jugar con sus anillos otra vez.

-¿Nunca te los sacas? -le pregunto indicando sus anillos. El sonríe y me pasa un brazo detrás de la cabeza mirando hacia abajo.

-Bienvenida a mi mundo.

Leave Me Speechless  (h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora