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Podría sentirte toda la vida
si de mi dependiera
si de tu boca saliera todo lo que
quisiera oír

[Alicia]

Aquello que sentía era inexplicable, toda la irá había desaparecido, Germán había llegado a la casa, por fin podía volver a trabajar, con normalidad, aunque el estaría aquí dos semanas.

La noche del domingo fue la primera vez después de cuatro días que pude dormir de corrido y cómoda, había un buen motivo para despertarse.

[Raquel]

Mi desayuno fue un cigarro que había dejado a la mitad la noche anterior, arreglé un poco mi cabello y me hice un delineado rápido, por suerte este había quedado bien porque no lo iba a corregir. Salí de mi casa, hoy día sería un día movido ya que tenía clases de tiro. Llegue a la academia y de soslayo vi un coche pasar hacía el estacionamiento, pude reconocer el color y a la conductora de este, una tonta sonrisa se dibujó en mi rostro, Alicia había vuelto, por fin.

Entré con un ánimo totalmente distinto a la academia, mi primera y última clase eran con Alicia y eso aumentó más mi felicidad, me sentía aliviada, Mónica llegó al salón. - La fiesta del sábado fue horrible - Dijo Mónica sentándose. - ¿Que pasó?- Pregunte tomando de mi té. - El padre de Alberto llegó cómo a las tres de la mañana, lo regañó- Dijo entre risas - Y además nos echó de su casa- Dijo por último, reí junto a ella. - Vaya mierda, te dije que no era buena idea- Dije sonriendo. -Que si, pero yo soy terca, Raquel- Dijo Monica y Ángel apareció. - Hola chicas, ¿Que hablan?- Pregunto Ángel sentándose. - Nada, de Alberto - Dijo Mónica. - El novio de Raquel - Dijo Ángel en tono burlesco, reí bajo. - Que gilipollas eres, Ángel- Dijo Monica sería. - Que fue una broma - Respondió Ángel. - Esta bien, chicos, no importa - Dije, de verdad no entendía porque se había armado tanto alboroto.

Madre mía

Aquellos pasos de tacón se hacían presentes en el salón, levanté rápidamente la mirada y pude ver su silueta, estaba exactamente igual y eso en parte me alegraba, sonreí ingenua al verla dejar sus cosas en la mesa. - Yo sé que muchos se preguntan porque estuve ausente, son temas personales así que ahorrense la preguntita- Dijo Alicia, extrañaba aquella actitud, que intentaba ocultar que era cómo un oso de peluche apretable y adorable. Baje la mirada para copiar aquello que Alicia había escrito en el pizarrón, un carraspeó se hizo presente en el salón, levante la mirada, era Alicia, mirando sutilmente mesa por mesa a cada estudiante, levantó la mirada y la dirigió hacia mí, aquellos nervios extraños que surgían en mi volvieron, sólo con ella los tenía, moví un mechón de cabello hacía atrás de la oreja y desvíe la mirada hacía mi cuaderno, tenía que seguir escribiendo, sentí su presencia detenerse en mi mesa, levanté lentamente mi mirada hacía ella, una leve sonrisa se dibujo en el rostro de la maestra Sierra y siguió su caminar.

Después de aquella clase que había subido mi espectativas de toda la semana salí del salón junto a Mónica y Ángel, - Clima de mierda - Dijo Ángel, estábamos de camino a la biblioteca. - Hace demasiado frío, no importa cuántos cafés me tome- Añadio. - Te puedo dar un abrazo - Dijo Mónica, ellos tenían una amistad amorodio, de soslayo vi a Alicia entrar al baño. - Chicos - Me detuve a la salida de este- Tengo que ir al baño - Dije - Venga, te esperamos - Dijo Ángel. - No, no, vayan, yo voy enseguida -Dije nerviosa pero al final aceptaron, entré al baño y cerré la puerta, abrí el agua y lavé mis manos que sudaban por los nervios de tener a mi maestra cerca, Alicia abrió la puerta de su cubículo y me miró detenidamente. - Maestra - Dije y recordé: Ahorrense la preguntita. Alicia se acercó al lavabo aún con la vista en mi. - ¿Si, Raquel?- Mierda, de verdad que no sabia si aquella pregunta la iba a incomodar. - La extrañe - Dije en voz baja al igual que mi mirada, estaba siendo sincera pero la intriga de saber me mataba. - ¿A sí?- Preguntó Alicia aún con la mirada en mi, asentí cortamente y la observé. - ¿Le paso algo malo? - Pregunte finalmente, pendiente en su respuesta. - Lamentablemente si - Respondio Alicia - Pero ya estoy aquí, no voy a irme - Dijo Alicia, sonreí levemente y toqué mis muñecas, aquello ya se había hecho un tic. - Cuéntame que ha pasado estos días - Dijo Alicia y acarició cortamente mi hombro, lo único que había pasado estos días había sido ese desafortunado episodio con Alberto. - Lo normal, sólo que sin su presencia todo es diferente- Dije y una risilla salió de la boca de Alicia. - No sabía que me habías extrañado tanto - Dijo Alicia mirándome con una pequeña sonrisa, se acercó levemente y acarició mi mejilla con su pulgar. - Así fue - Añadi a su comentario y miré detenidamente su rostro, hasta acabar en sus labios, me acerqué a ellos deseando besarlos y Alicia no se negaba a ello, lo supe cuando su mano se posicionó en mi mentón para levantarlo a su altura, sentí su respiración chocar contra la mía, junte lentamente nuestros labios, puse mi mano en su cuello amaba tocarlo y sobre todo hacer la trayectoria hacia su mandíbula, Alicia camino hacia pared más cercana, para apoyarme contra esta, sentí una de sus manos bajar hacía mi cintura dando leves caricias en esta, me separé por la falta de aire, suspire y una sonrisa se dibujó en mi rostro. - Yo también te extrañé - Dijo Alicia dando un corto beso en mi frente antes de abrir la puerta. - Nos vemos en las clases de tiro- Dijo por ultimo Alicia antes de irse, suspire con alivio.

[Alicia]

-¿Cómo quieres que te pague este reemplazo? - Le pregunté a Marsella. - Una cena, tal vez, pero si no quieres esta bien - Dijo Marsella con la mirada esquiva. - Venga acepto, pero esta semana estoy colapsada - Dije tomando de mi café. - Cuando estés libre - Dijo Marsella con una sonrisa.

[Raquel]

La clase que estaba esperando, me había hecho tan buena en esto y pensar que absolutamente todo el problema fue la postura, entre a la sala un poco tarde ya que Mónica no podía entrar con cosas calientes en la sala y justo la chica se estaba tomando su tercer café del día pero cuando finalmente entramos pude ver las filas hechas y obviamente a Alicia, Dios, sus facciones eran tan bonitas, podía mirarla toda la vida, sus manos eran un paraíso, eran finas y largas, sin contar que sus venas sobresalían, su sonrisa era un paisaje, sobre todo cuando en su sonrisa mostraba sus dientes, todo era totalmente perfecto cuando se trataba de ella. - Raquel Murillo- Dijo Alicia sacándome de esa nube de pensamiento. - Tu turno - Dijo Alicia, fui hacia la mesa, me puse los lentes y tomé el arma, sentí cómo Alicia tocaba mi cintura y la acercaba a ella. - Mucho mejor - Dijo y sacó sus manos de mi cintura, apunte y disparé, cómo ya era de costumbre, le di en la cabeza a uno pero en el otro fallé y le di en el pecho, aunque ahora aquellos muñecos se movían de un lado al otro. - Muy bien, me pregunto quién te habrá enseñado eso - Dijo Alicia. - Debería averiguarlo, es una especialista - Dije siguiendo ese juego con una sonrisa, Alicia se acercó lentamente a mi y se acercó a mi oído disimuladamente. - Te quiero en veinte en el estacionamiento - Susurro, aquellas palabras provocaron mi piel de gallina, si fuera por mi, la besaria ahí mismo, en frente de absolutamente todos, asentí levemente y me separé dándole una última mirada.

A Punta de Espada//Ralicia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora