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[Raquel]

El dolor de cabeza era evidente, perdí la cuenta de las cervezas que bebí o cigarros que fume cuando iba en el cuarto. había despertado por los rayos de sol que pegaban fuertemente en mi rostro. abrí los ojos lentamente y miré a mi alrededor me había dormido en el sillón, estaba Mónica a mi lado con su maquillaje corrido, me levanté con mareos, fui al baño y lavé mi rostro intentando recordar lo último de la fiesta.

Estábamos ahí, la típica conversación después de la fiesta más escandalosa que había tenido hasta ahora. Alberto, Antoñanzas, Mónica y yo. éramos los únicos despiertos. -Venga, hablemos de los maestros- dijo Antoñanzas, un bufido se escuchó salir de Alberto. -Mas vale que sea algo bueno o te tiro a la piscina- dijo Alberto. -¿Cual es el peor profesor?- pregunto Antoñanzas. -Marsella- dijimos todos a la par y solté una carcajada, Antoñanzas siguió con un par de preguntas, la verdad es que las respuestas eran bastantes parecidas. -Ahora la pregunta más esperada- Dijo el contrario aumentando el suspenso -El mejor profesor- dijo por último. -Sergio- dijeron todos. -¿Alicia?- Dije extrañada por las respuestas. -Venga tía, ¿Alicia Sierra?- dijo Alberto burlándose, asentí levemente y sonreí algo avergonzada, ¿qué tenía de malo Alicia?.

Suspire recordando, sentía que algo por recordar me faltaba pero el dolor de cabeza no me dejaba descubrirlo, fui a la sala nuevamente y Mónica ya estaba despierta. -Tía, me quiero ir- Dijo Mónica haciendo una mueca. -Entonces vámonos- reí bajo mientras ella se arreglaba.

[Alicia]

Germán había desaparecido todo el fin de semana, no contestaba el celular, ni siquiera leía mis mensajes, hasta el domingo cuando llegó a las ocho de la mañana.

estaba en la cocina haciendo el desayuno para las dos, cuando escuchó la puerta abrirse y cerrarse al segundo, era él, se hizo presente en la cocina y me miró fijamente. -¿Se puede saber donde estabas?- Dije dejando de lado el desayuno. -Trabajando- Respondió Germán, un bufido salió de mi. -Bueno, tampoco te interesa saber- agregó German. -A mi no me interesa saber, pero te recuerdo que tienes una hija- dije volteando mi mirada hacia el. no dijo nada simplemente se fue a su habitación, era cómo hablar con un adolescente con problemas de atención, era literalmente imposible.

[Raquel]

Llegar a mi casa fue una bendición, lo que más necesitaba era mi cama y un baño, pero me estaba inclinando más por dormir todo el día, llegué a mi casa, mis padres estaban desayunando tranquilamente en la mesa, los extrañaba tanto, me senté en la mesa junto a ellos y les conté todo, todo lo que no pude estos ya casi dos meses ya que nuestros horarios nos lo hacía imposible. después de aquel desayuno que alegró lo que quedaba de día decidí ir a mi cuarto, al fin, tire mis cosas a cualquier parte de aquella habitación y me lancé a mi cama, la necesitaba.

Lunes. [9:57]

Había descansado tan bien el día anterior que estaba completamente preparada para el examen de tiro. -Deseame suerte- Dijo Mónica antes de entrar en el salón de tiro. al sólo el hecho de acordarme de aquella clase de tiro con mi maestra los nervios volvieron a hacerse presentes. Pasaron aproximadamente quince minutos y Mónica salió de aquella sala con una sonrisa tranquila. -Me fue bien, le di a ese cabron en la cabeza- Dijo Mónica riendo y imite su acción. -Raquel Murillo- Dijo la maestra Sierra, rápidamente fui hacía ella. -Vale, tienes dos oportunidades para darle en la cabeza o en el pecho- Dijo Alicia señalando el arma -La cabeza da más puntos- Añadió, sonreí y tomé aquella arma y los lentes, apunté calculando absolutamente todo y disparé, uno en el pecho y otro en el brazo, suspire frustrada, pensé que lo iba a lograr. -Puedes mejorar aún más, vas por un buen camino- Dijo Alicia mirándome antes que saliera de aquella sala. Dios, eso fue horrible, fui al baño a lavar mi rostro. -¿Puedo mejorar?- dije murmurando mientras lavaba mi rostro, al salir del baño, vi Alberto aparentemente esperándome. -Raquel, guapa, ¿Qué tal?, ayer ni un adiós me diste- Dijo Alberto acercándose y caminando a la par mía. -Perdón, es que era muy temprano y no quería molestar- Dije sincera. -Venía a preguntar si te puedo besar aquí en la academia también- soltó Alberto con un sonrisa, detuve mi caminar agresivamente. -¿Que dices?- dije en un tono más enojado. -Así cómo lo oyes, ¿o acaso no recuerdas?- dijo Alberto soltando una pequeña risa al final.

-Esta muy fuerte la música, ¿No quieres ir a otro lugar?- pregunto Alberto, asentí y tomó mi mano comenzando a caminar hacía una dirección que yo sinceramente desconocía, su casa era tan acogedora y grande que estaba encantada por ese corto paseo que dimos, la música de a poco comenzó a disminuir y llegamos a una habitación, aparentemente la suya, tenía algunos pósteres de jugadores de futbol, supuestamente lo normal. -Lindo cuarto- Dije entrecortada, estaba borracha y precisamente en mi voz se notaba aquello, tenía sueño y hambre. -Gracias Raquel- Dijo Alberto sentándose en su cama y dio palmadas a esta señalando que me sentara junto a él, -Raquel- Dijo Alberto, asentí esperando que hablara. -El otro día en el debate que tuvimos, siento que me pase un poco de la raya- Dijo Alberto, ¿Un poco?, por poco me lanza un silla, suspire y sonreí. -No pasa nada, a todos nos puede pasar- Dije y lo miré, Alberto se estaba acercando, ¿Que se supone que iba hacer?, cuando estaba a centímetros de mi boca. -Yo sabia desde el momento en que te vi que eras una chica difícil, pero ya ves ahora- Dijo Alberto antes cortar esos centímetros que nos separaban con un beso agresivo, podría decir hasta que lastimo mi labio superior, me separe rápido de el y reí bajo. -¿Que haces?- dije tocando mis labios. -Lo que siempre he querido hacer, no me mientas Raquel, no digas que tu no has querido besarme alguna vez- Dijo Alberto tomando mi brazo para acercarse a mi, ¿Puedo echarle la culpa al alcohol después de esto?, lo más probable.

-Para, para- Dije cuando Alberto estaba intentando desabrochar mi camisa. -No vamos a follar- solté por último, un bufido se escuchó de Alberto y se separó. -La cosa era dejarme con las ganas- Dijo Alberto volviendo a su compostura. -No va a ser por mucho tiempo- añadió Alberto antes que saliera de su cuarto, suspire y fui a la sala, Antoñanzas ya se había ido y la música también, Mónica estaba acostada en aquel sofá, imite su acción y suspire, -Buenas noches, Moni- Dije con una sonrisa antes de dormir.

Puse cara de disgusto. -No, no puedes besarme, ni en la academia, ni en ningún lado- dije mientras comenzaba mi caminata nuevamente, Dios, fui tan tonta, ¿Por qué lo acepte?, esto era una señal para dejar de aceptar las invitaciones a fiestas.

[Alicia]

Estaba cansada, sólo por el hecho que tenía que corregir miles de exámenes, dejé de lado las hojas y la calculadora, prendí la máquina de café y tomé mi celular, Una llamada perdida de: Germán. suspire, supongo que no era tan importante si no llamo de nuevo. Tenía mi café en la mano, dispuesta a seguir en mi trabajo cuando mi celular comienza a vibrar, era Germán, contesté, ni siguiera alcance a decir alguna palabra. -¿Sabes quien vino a visitarte?- Dijo Germán en la otra línea con la respiración agitada. -Estoy en la entrada de la academia- dijo por último y colgó. ni siquiera procese lo que dijo cuando ya estaba yendo hacia aquella entrada. Germán estaba esperándome apoyado en su auto, pude percibir a Anais adentro de este. Me acerqué al contrario lentamente. -Tu amiguita Nairobi, vino a visitarte- Dijo Germán mirándome con su ceño fruncido y cruzado de brazos, abrí los ojos y asentí esperando que siguiera hablando, aún no encontraba algo malo en eso. -¿Cuantas veces voy a decirte que esa amiga bollera tuya no te hace bien, ni a ti, ni a la niña, ¿Que pasa si le influye en algo a Anais? o en el peor de los casos, a ti- Dijo Germán levantando la voz, sonreí sorprendida, era increíble que viniera a mi trabajo a decirme algo tan estupido cómo eso.

[Raquel]

-Me voy a tirar a la cama y no voy a salir de ahí nunca- Dijo Mónica caminando junto a mi hacia la salida, reí, el día había sido agotador, simplemente con el hecho de saber que me fue peor de lo que esperaba en ese examen ya me derrumbó toda mi estabilidad durante el día. -Yo necesito una duch- No terminé la oración cuando escuche gritos de alguien, volteé a ver y estaba Alicia, con alguien, ¿Por qué el le estaba gritando?. -Te recuerdo que te fuiste todo el fin de semana, no tienes de que quejarte- dijo Alicia con voz tranquila, pero el hombre seguía elevando la voz gritando cosas inentendibles, bien, era un discusión, ¿De pareja?. Mire fijamente a Alicia pude capturar su mirada un segundo lo cual me sacó del trance, el hombre la había tratado tan mal y luego el simplemente se fue, dejando a Alicia ahí. Mierda, la había humillado y de seguro no lo merecía. -Venga Raquel, vamomos- Dijo Mónica tomando mi mano para llevarme hacia el autobús.









A Punta de Espada//Ralicia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora