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[Raquel]

Sentí mi cabeza dar vueltas mientras Alberto hablaba cosas de fondo. - Sí... - Dije a pocas fuerzas, una risita salió de su boca y guardo su movil en el bolsillo, se acercó nuevamente, no recordaba si estaba viviendo la misma escena que hace unos momentos atrás o tenía que alejarlo nuevamente. - Hueles delicioso - Se acercó a mi cuello y inhalo el olor que habitaba ahí con intensidad - ¿Es un nuevo perfume? - Preguntó volviendo a su postura pero esta vez un poco más cerca, lo miré, entre la poca vista que estaba teniendo combinada por la poca consciencia que tenía sólo pude asentir, Alberto tomo nuevamente la botella y la extendió hacía mi. - Vamos, no dejes ese poco que queda - Insistió cuando negué con la cabeza, tomé la botella y la dejé en el suelo, traté de levantarme pero el brazo de Alberto me lo impidió. – Hey, ¿Adónde vas? – Pregunto sosteniendo mi antebrazo con fuerza, un pequeño quejido salió de mi boca, lo miré detenidamente. – Tengo que volver con Mónica – Dije en un tono bajo, me encontraba disimulando todo el efecto que tenía encima. – Tienes que dormir – Me empujó hacia atrás para que cayera en la cama, apesar del forcejeo, su fuerza era superior a la mía, agarró mis muñecas y las incrustó en la cama mientras besaba con rapidez mi cuello, golpeé su parte baja con mi rodilla, quien hubiese dicho que así fue cómo se detuvo. Me levanté rápido, ni siquiera calculé la fuerza con el que le pegué pero al parecer fue la suficiente, un pequeño quejido se escapó de sus labios mientras me miraba desde la cama, abrí la puerta dispuesta a salir por esta cuando Alberto dijo. – ¡Voy a arruinar tu vida!, Raquel recuérdalo muy bien – Lo miré unos segundos y salí de ahí lo más rápido posible, baje las escaleras apresuradamente, miré a mi alrededor hasta que coincidí miradas con Mónica, se le veía preocupada al igual que Ángel, me acerqué. – ¿Donde estabas?, te buscamos por todas partes – Preguntó Mónica, negué con la cabeza. – Llévame a casa – Dije a pocas fuerzas, no paso más de una segundo cuando Mónica tomó mi mano y comenzó a caminar hacia la salida, el lugar se había vuelto tan oscuro y escandaloso, sentía todo con más intensidad, la puerta se abrió y consigo el aire puro entrando por mis pulmones, Mónica me miró. – ¿Paso algo? – Pregunto, negué con la cabeza y un resoplo salió de su boca. – Raquel... – Dijo mientras caminábamos por la calle completamente solitaria. – Estaba con Alberto – Solté rápido, en mis palabras se notaba el arrepentimiento por haber aceptado esa "conversación". – ¿Te hizo algo? – Pregunto después de unos cuantos segundos, asentí.

Las calles estaban vacías, solamente alumbraban aquellos postes de luz, de vez en cuando se escuchaba un auto pasar, el frío comenzaba a hacer efecto.

La puerta de la casa de Mónica se abrió. – Creo que no hay nadie – Dijo mirando por todo la sala. – Dios, necesito algo caliente – Dije caminando a la cocina. – No vino Ángel, perdón – Respondió acompañada de unas risas, negué con la cabeza mientras la risa salía por si sola.

Lo que quedaba de noche fue mejorado gracias a Mónica, las conversaciones que tenía con ella eran simplemente perfectas, podía sentirme verdaderamente bien a su lado y contarle cualquier cosa sin ser juzgada de su parte, era simplemente mágica.

[Alicia]

A primera hora, cómo lo habíamos acordado con mi abogada, Miranda era una vieja amiga, con la cual habíamos compartido tantas cosas que confiaba plenamente para que llevara mi divorcio. El trato que ella le dio al abogado de Germán fue que se iban a comunicar entre ellos, tal vez la decisión fue tomada por aquella conversación que tuve con ella explicándole todo lo que Germán había hecho, Germán y su abogado aceptaron sin ningún inconveniente.

Había invitado a Miranda a tomar un café y cómo una de sus características era llegar temprano así estaba sentada en aquella cafetería cuando llegué. Me senté al frente suyo y le di una dulce sonrisa. – Sierra, estás tan cambiada, cómo te conservas, es impresionante – Dijo Miranda con una sonrisa, solté una risita y negué leve con la cabeza. – ¿Que dices?, Mírate, tuviste un cambio radical – Dije, Miranda río y puso su maletín en la mesa, comenzó a buscar unos papeles hasta que los encontró. – Bueno, sabes que los divorcios pueden ser muy fáciles o muy difíciles y estoy haciendo todo lo posible para que sea rápido y fácil pero Germán – Comenzo a hablar mientras miraba los papeles – Germán pidió la custodia completa – Dijo Miranda, mi expresión cambió radicalmente, dejando mi piel de gallina. – Eso no es lo peor, es que en la mayoría de los casos nunca se le otorga – Me miró – Pero el juez puso en duda tu palabra – Dijo por último pasandome una hoja, comencé a leerla. – En resumen dice que van a hacerle unas preguntas a Anais, van a ver donde y cómo vive, en que escuela estudia, sus calificaciones, absolutamente todo de la pequeña – Me explico, asentí levemente. – ¿Y Germán?, ¿Que le harán a él? – Pregunte – El no tiene casa, además de la mía – Dije, Miranda hizo una mueca. – El aseguró que tenía una casa para poder hacerse cargo de Anais – Respondió, la miré con asombro. – ¿Y también le van a revisar hasta lo que comió la semana pasada? – Pregunte. – Aún no le llega el aviso pero en cuanto tenga noticias nuevas serás la primera en enterarte – Dijo Miranda – Ahora necesito que firmes la autorización – Agregó, mire la hoja, Miranda me extendió un bolígrafo, firme a pocas ganas y se lo entregue, tenía la mirada bastante perdida porque así se encontraba mi mente. – Alicia, todo saldrá bien – Dijo Miranda llamando mi atención – Haré todo lo que tenga a mi alcance para que todo salga bien – Dijo tomando mi mano, sonreí leve, confiaba en ella, sabía que ella podía hacer esto. – Gracias, Miranda – Dije. – No tienes porque, ahora ve a casa y pasa tiempo con tu niña – Dijo por último antes de levantarse completamente.

AY, son 7k de lectura kskdksnf que loco, muchas gracias por todo el apoyo que siempre me han dado, las amo zorras<3

A Punta de Espada//Ralicia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora