[Alicia]
- ¿Por qué te tengo que decir lo que me meto por la nariz? - Pregunto Germán levantando la voz. - A mi no me importa pero tienes una hija - Dije abriendo la ventana ya que el aire ya se estaba haciendo escaso, un suspiro marcado salió de Germán. - Siempre la misma excusa, acéptalo Alicia, te preocupas por mi - Dijo Germán mirándome. - ¿Excusa?, ¿Nuestra hija es una excusa para ti? - Pregunte totalmente sorprendida. - Debes parar de comportarte cómo un niño - Agregue. - Siempre estás pendiente en lo que hago - Dijo Germán, estacione el auto y lo miré fijamente. - Es increíble cómo me das la culpa de todo cuando la culpable eres tú - Dijo Germán desviando la mirada hacía la ventana. - ¿Mi culpa?, claro, siempre es mi culpa - Dije saliendo del auto, abrí la puerta de Anais y la tomé en brazos, estaba plácidamente dormida pero la discusión la despertó, cuando entramos la baje, Germán seguía quejándose y diciendo cosas que no entendía. - Cariño, ve a tu cuarto, subiré enseguida - Dije con una sonrisa mientras acariciaba la mejilla de Anais. - Mami, ¿Que pasa?, ¿Por qué papá grita? - Pregunto confusa. - ¡Tu madre te dijo que fueras a tu cuarto! - Grito Germán hacia Anais, seguido de eso sólo pude ver cómo sus pasos subían las escaleras corriendo. - No tienes que gritarle a la niña - Dije acercándome a el. - ¿Quieres que sea igual que tú acaso? - Pregunte mientras Germán retrocedía. - Con que no sea cómo tú, yo me doy por pagado - Dijo Germán con su ceño fruncido, reí sarcástica. - Cómo yo - Dije en voz baja. - ¿Que se supone que es "Cómo yo"? - Pregunte, Germán suspiro con una mueca en boca. - Narcisista - Comenzó Germán enumerando estos puntos con sus dedos. - Mal agradecida - siguió - Y por último, necesitada - Dijo Germán con una sonrisa en su rostro, abrí los ojos sorprendida por aquel comentario. - ¿Necesitada de que? - Pregunte - ¿De ti? - Germán asintió, reí seco. - Lo que menos necesito es un hombre cómo tú - Dije seria y mirando a sus ojos, su expresión cambió, su ceño se frunció aún más y su vena del cuello se notaba, agarró con agresividad mi brazo y me acercó a él. - ¿Así?, Con que no me necesitas - Dijo, Asentí con la mirada en alto. - Eres una mierda, Alicia - Dijo y solto una risita. - Una verdadera mierda - Agrego. - Si, cómo tu digas pero ya me cansé de ser tu mierda - Dije y Germán apretó más fuerte, solté un quejido bajo. - ¿A qué coño te refieres? - Pregunto Germán en un estado que desconocía completamente. - Me refiero a que estoy cansada de ti, de tus humillaciones - Mire cortamente su apretón - De tus mentiras, tus putas adicciones y tus problemas de ira - Dije soltando ese peso que llevaba encima, Germán soltó mi brazo cuando vio que una lágrima paso por mi mejilla, no hice ninguna expresión, veía cómo se alejaba a paso lento pero su mirada seguía en mi. - Quiero el divorcio, Germán - Dije con una sonrisa en mi rostro, Germán me miró confuso y se acercó nuevamente. - ¿Tienes a otro? - Preguntó. - Esa pregunta es para ti - Respondí, Germán calló y su mirada de posó en el suelo, tocaba su frente con preocupación. - No entiendo porque - Dijo Germán. - ¿Que no entiendes?, te parece poco todo lo que ha pasado o mejor dicho, lo que me has hecho pasar - Dije mientras otra lágrima caía. - Me parece poco, que seas tan débil - Dijo Germán, tal vez si era débil pero mi consciencia no estaba limpia con el, Germán se acercó y posó su mano en mi cuello apretando este. - No te dejaré ir tan fácil, si eso es lo que piensas - Dijo y me soltó, su presencia se esfumó de aquel lugar, recupere el aliento, me senté en el sofá totalmente derrotada. Ya lo había hecho, no había vuelta atrás.
[Raquel]
No sabía si tenía la fuerza para levantarme, agradecía que era viernes de lo contrario no hubiese podido ir a la academia, terminamos pidiendo comida China, recuerdo que fume demasiado, lo más probable es que una cajetilla por lo menos.
El fin de semana pasó y aunque mis heridas sanaron, aún tenía hematomas en el costado de mi abdomen, ni siquiera podía tocarlos porque aún ardían, en mi rostro no había mucho sólo una pequeña herida en la comisura de mi labio.
Pero la semana ya había empezado. Apenas desperté metí mi cuerpo bajo la ducha, una fría ducha que despertaría hasta la más mínima parte de mi cuerpo, cuando tenía que maquillarme dudé en taparme aquel labio, pero lo hice igual, lápiz labial en la zona, no se notaba tanto, era muy difícil descubrir que ahí había algo.
Llegue a la academia con energías que sinceramente no sabía de dónde había sacado, tal vez lo mucho que descanse el fin de semana. - Raquel - Un escalofrío pasó por mi columna al escuchar una voz masculina, volteé rápidamente. - Ángel - Dije aliviada. - ¿Vamos a la cafetería?, tengo un frío, que se me sale del pecho - Dijo Ángel con una sonrisa, comenzamos a caminar hacia la cafetería. - ¿Estás mejor? - Pregunto Ángel. - Si, me siento mejor - Dije con una leve sonrisa, tomando un sorbo de mi té. - Cuando encuentre a ese hijo de puta solo - Dijo Ángel, lo miré rápidamente. - No harás nada, te puedes meter en problemas - Dije rápidamente y comenzamos a caminar hacia el salón. - No entiendo - Dijo Ángel sentándose. - ¿Por qué no lo quieres ver en el suelo llorando? - Pregunto Ángel, solté una risita. - No es necesario, creo - Dije haciendo una mueca. - Es completamente necesario - Debatió Ángel y vio hacia la puerta donde Mónica estaba entrando. - ¿Que hablan? - Pregunto Mónica. - De lo que se merece Alberto - Dijo Ángel. - Una patada en los huevos - Dijo Mónica acomodándose en su asiento. - A eso me refiero - Dijo Ángel con una sonrisa pero mi atención se fue hacia la puerta nuevamente donde Alicia caminaba a paso lento, su vestimenta era cómo la de siempre pero en su rostro se veían dos grandes ojeras, se notaban tanto por su pálida piel, hice una pequeña mueca al ver su rostro por completo. - Abran sus libros en la página 97 hasta la 115 y hagan la actividad de la misma página - Dijo Alicia con la mirada baja. - Si no lo terminan hoy pueden hacerlo mañana - Agrego y se sentó sin dar aunque sea una mirada hacía mi, baje la mirada hacia aquel libro y comencé a leer, me sentí completamente incómoda cuando sentí una mirada en mi, sabía que no era Alicia, su mirada sólo me daba seguridad, me di vuelta, Alberto estaba mirándome fijamente, no hizo nada cuando descubrí su sucia mirada en mi, siguió ahí, fruncí el ceño y volteé la vista hacía el frente, Alicia por otro lado, su mirada en mi sano cualquier herida que pude haber tenido uno de estos días, sonrió levemente al ver cómo mis nervios brotaban en mi, mi lápiz cayó de un estupido movimiento, lo recogí rápidamente y la mirada de Alicia seguía en mi, me analizaba, siempre lo hacía, sólo quería que no se diera cuenta de la herida que habitaba en mi labio porque sería demasiado para ella. Se levantó de su asiento y comenzó a dar vueltas por el salón, lentamente, se posaba a explicar a algunos compañeros pero la atención al final siempre terminaba en mi, llego a mi lugar, le dediqué una leve sonrisa y cuando vi que su expresión a una totalmente seria me di cuenta que me había descubierto. - Raquel Murillo, salga del salón - Dijo Alicia mirándome - No puedo permitir esas actitudes en mi clase - Agrego, la mire confundida y me levanté, no sin antes mirar alrededor cómo tenían las misma confusión que yo, caminé hacía la salida y Alicia cerró la puerta, se acercó a mi y tomó mi mentón para acercarlo hacía ella, se acercó a mi labio y lo vio. - ¿Quien te hizo eso? - Pregunto soltando mi mentón sin antes dar una leve caricia. - No me digas que fue - dio una pausa, suspire bajando la mirada. - Raquel, cariño, ¿Te hizo algo más? - Pregunto acariciando mi mano con su pulgar, asentí. - Muéstralo - Dijo Alicia. - No creo que aquí sea el lugar correcto - Dije llevando mi mirada por fin hacia ella. - Bien, al final de las clases, ¿Cenamos juntas? - Pregunto con una pequeña sonrisa, asentí con la misma sonrisa. - Vale - Dijo en un tono bajo abriendo la puerta. - No quiero que se vuelva a repetir esto, Señorita Murillo - Dijo haciéndome entrar al salón.
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A Punta de Espada//Ralicia
FanficSabía lo difícil que era el amor, aun me preguntaba si existía ya que nunca lo he vivido cómo tal, nunca había sentido el amor verdadero. ¿es eso algo malo?. pero en el momento en que la vi, pude sentir el cosquilleo en la garganta, lo único malo e...