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[Raquel]

Aunque había sido un buen día tenía que volver a casa, me dediqué a poner al día todo aquello que tenía pendiente: trabajos, materia. Pase toda la noche en aquello sin darme cuenta el tiempo paso rápido y ya era de madrugada, sabia que iba a dormir cómo mucho cuatro horas pero aún así caí rendida en la cama sin contar un segundo me dormí profundamente.

- Por más que corras te atrapare - Dijo aquel hombre enmascarado detrás de mi, pisando mis talones, mi respiración agitada dejaba ver lo cansada que estaba, volteé a verlo rápidamente, ni siquiera pude ver su rostro cuando caí al suelo, comencé a arrastrarme pero eso no lo detuvo, sollocé cuando una risa maliciosa salió de su boca. - Te tengo - seguí arrastrando mi cuerpo pero era en vano, mire a mi alrededor pero todo estaba desierto, un sonido inquietante me llevó a mirarlo con mucha atención, un largo y afilado cuchillo, podía ver la luz de la luna reflejada en aquel cuchillo, tragué saliva y negué con la cabeza. - No, por favor - Suplique, el hombro se acercó agresivamente a mi y me tomó del cuello levantando mi cuerpo al segundo. - Por favor - Sollocé - No quiero morir - Pero ya era demasiado tarde cuando aquel cuchillo atravesó mi estómago. - Dulces sueños, Raquel -

Inhale aire exageradamente y me senté en la cama recuperando este, mi corazón palpitaba en un estado preocupante y algunas lágrimas lograron escaparse. - Fue un sueño, todo está bien - Me repetí varías veces intentando calmarme.
Mire la hora, estaba a tiempo, suspire frustrada y me levanté de la cama dispuesta a empezar otro día.

- Te juro que fue horrible - Negué con la cabeza intentando quitar aquella extraña sensación que sentí cuando mi aparente "vida" se dio por acabada. - Que fuerte, ¿le ves sentido? - Pregunto Mónica, negué nuevamente. - Quisiera no volver a recordarlo - Dije y tomé un sorbo de mi té. - Debe haber sido horrible - Dijo Mónica. - Lo fue - Dije y la presencia del profesor Sergio se hizo presente en el salón.

[Alicia]

Sólo quedaba un trabajo por revisar y sería libre, estaba exhausta y sin ningún significado, fue un día bastante tranquilo a decir verdad. Al llegar a casa pude ver que Anais había llegado antes que yo, preparé la cena y comí junto a ella. - Mami - Dijo Anais, asentí y la miré atentamente. - ¿Que hablaron el otro día con papá? - Preguntó Anais llevándose el pedazo de comida a la boca, sonreí levemente. - Con tu padre hablamos - hice una pausa para beber un poco de agua. - Lo de siempre - Me limité a decir, el rostro de Anais no se vio tan convencido y al recordar el trato que le dio Germán sólo me dio más impotencia, suspire cortamente. - Esta bien - Dije para mis adentros y me acomode para quedar frente a ella. - Cuando dos personas se quieren, se hacen pareja, ¿No cierto? - Anais asintió rápidamente, prestando atención a cada cosa que decía. - Son pareja, aveces por mucho tiempo, se quieren mutuamente - Moví mis manos explicando mejor. - Pero en algún momento el cariño que sentían por el uno, se acaba - Dije. - Eso estábamos hablando con tu padre - Sonreí levemente, Anais sonrió a la par mía. - Esta bien - Dijo, suspire aliviada porque no había entendido y aún así quedó satisfecha con la respuesta.

- Entonces, papá y tú, ¿ya no se quieren? - Preguntó Anais acostada en su cama, devolví la mirada hacia ella y tomé sus manos con delicadeza. - No es eso, tú padre y yo nos seguimos queriendo, sólo que no de esa manera - Respondí con la mayor claridad posible, Anais asintió, deje un pequeño beso en sus manos y me levanté de su cama. - Esta bien, cariño, duerme bien - Dije antes de salir de su cuarto, suspire seguido y baje las escaleras, la presencia de Germán estaba en el salón, recién había llegado, se notaba porque aún tenía su chaqueta puesta, pase a su lado y fui hacia la cocina, sentí sus pasos atrás mío, lo miré al entrar y en su rostro pude notar tranquilidad, al fin, después de mucho tiempo. Saque un snack de la estantería. - ¿Cómo le diremos a Anais? - Preguntó Germán mirándome. - A tu madre, tu familia, ¿que pensarán? - Agrego mientras se servía una copa de vino. - Yo hablaré con Anais - Respondí aún con tranquilidad. - Alicia, te estás equivocando - Dijo Germán y se acercó a mi. - Vas a destruir toda la familia - Agrego, lo miré detenidamente y solté una sarcástica risilla. - ¿Arruinar a la familia?, ¿Te parece poco lo que has hecho? - Pregunté dejando de lado el snack, Germán asintió y desvió la mirada hacia algún punto fijo de la cocina, estuvo unos segundos ahí sin decir absolutamente nada. - No podemos separarnos, piensa en la niña - Dijo Germán acercándose, negué con la cabeza. - ¿Tu acaso pensaste en la niña antes de casi morirte por una intoxicación? - Pregunté levantandome del asiento, quedando frente a frente, sentí su respiración agitarse, ese tema le incomodaba tanto que me encantaba recordárselo. - Es distinto - Se limitó a decir, bufé sin gracia y lo miré seria. - Alicia, cariño, no puedes dejarme - Dijo Germán cambiando su tono de voz a uno un poco más suave pero su postura seguía siendo amenazadora. - Germán, déjate de gilipolleces - Dije y me crucé de brazos. - Mierda Alicia, no te conformas con nada, he intentado ser un buen esposo pero tú - Me apuntó con su dedo índice - Eres una mierda - Negué con la cabeza simplemente derrotada. - ¿No te cansas de lo mismo siempre? - Dije, Germán se acercó rápidamente a mi con su mentón en alto y un rostro desagradable, tomó mis mejillas entre unas de sus grandes manos y se acercó a mi rostro. - Si me entero que tienes otro - Hizo una pausa para soltar una risita callada pero no pudo seguir hablando cuando lo interrumpí. - ¿Que harás?, dime que harás, Germán, mírame a la cara y dime que harás - Dije con mi voz alterada, el rostro de Germán cambió completamente a uno enfurecido, lo supe cuando su mano atravesó mi mejilla. una corta, ruidosa y dolorosa bofetada. Lleve mi mano a mi mejilla y la sostuve, un quejido salió de mi boca cuando toque aquel lugar. - Un adelanto - Dijo Germán prácticamente esfumandose de la casa.

Entrégame tus labios rotos
Los quiero besar, los quiero curar
los voy a cuidar
con todo mi amor.

A Punta de Espada//Ralicia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora