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[Raquel]

El tiempo comenzó a fluir por si sólo, nunca se detenía y eso me daba más motivación para salir adelante, con la ayuda de Alicia que fue más sobreprotectora que cualquier persona en mi vida, con la infinita licencia tenía que estudiar en casa y era algo que no me salía tan bien pero siempre que Alicia llegaba podía entenderlo un poco mejor gracias a su ayuda. Con respecto a mis padres, luego de aquella tarde con Alicia en el hospital, tuve que explicarles que ocurría, recuerdo el sentimiento de sentirme tan pequeña y es que estaba literalmente en una camilla mientras ellos se consolaban entre sí cuando del otro lado estaba Alicia apoyándome telepáticamente, perdí su apoyo. Fue tan duro para ellos asumirlo que simplemente se fueron y las primeras semanas estaba en negación pensando que volverían pero no fue así, había sido bloqueada de absolutamente todo y no podía seguir insistiendo, me estaba haciendo mal el no aceptarlo.

Mi recuperación estaba casi completa, al menos ahora podía ir a la academia y enterarme un poco de todo.

– Entonces, recuerda que no tienes que hacer fuerza, al menos esta semana – Dijo Alicia mirándome, asentí mientras jugaba con la comida disimuladamente. – No haré fuerza, puedes estar tranquila por eso – Dije con una leve sonrisa mientras miraba a Anais que se le veía bastante feliz también. – Venga ya, es hora de irnos – Dijo Alicia levantándose de la mesa.

Luego de dejar a Anais en la escuela nuestro camino se hizo corto, Alicia volvía a recalcar las indicaciones del médico pero era obvio que estaría tranquila. – Hemos llegado – Dijo Alicia con sus manos en el volante y con la mirada hacia el frente, puse mi mano su hombro y lo acaricie levemente, captando su mirada. – Ten un buen día... – Aclaré mi garganta algo nerviosa – Amor.. – Dije apenas de la vergüenza que me generaba mientras abría la puerta con lentitud, Alicia tomo mi brazo delicadamente, captando mi atención, se abalanzo a mis labios dando un corto beso que termino en una dulce sonrisa, seria un buen día definitivamente. Bajamos y enseguida nuestros caminos se separaron Monica dijo que me esperaría junto a Ángel en la cafetería, así que subí directamente hacia esta y Ángel al verme corrió lo suficientemente rápido cómo para esquivarlo, me abrazo llegando a levantarme causando un dolor en mi recién recuperadas costillas que aun así pude soportar, cuando me bajo pidió disculpas. – Dios, pareces una escoba – Bromeo Ángel, rode los ojos con una sonrisa y le di un leve golpe en su hombro, Mónica se acerco a nosotros con un té en mano, lo extendió hacia mi, lo tome lentamente mientras la veía detenidamente hacer una mueca con la mirada baja, después de casi dos meses del accidente no habíamos hablado de lo que había pasado antes y en verdad tenia ganas de escuchar su parte de la historia pero aquel momento se cortó por la hora, teníamos la primer clase. 

Lo acepto, extrañaba ver a toda esa gente y sobre todo a la mía, había sido un día fascinante y ni siquiera terminaba, Alicia menciono una cena que para ser verdad me costo aceptar pero ella insistió tanto que yo no era una molestia que acepte, no era una falsa modestia, en verdad sentía aquello pero luego Alicia me hacia cambiar de perspectiva. 

En el auto todo fue agradable, le conté mi día mientras ella escuchaba atenta, pasamos por Anais y cuando llegamos a su casa comenzamos a ordenar, Alicia cocinaba mientras nosotras estábamos poniendo las cosas en la mesa, Anais me mostró un trabajo que tuvo en matemáticas, con aquella maestra que detestaba con su vida pero aun así ella sacaba buenas calificaciones, nuestra conversación se detuvo cuando un delicioso aroma salio de la cocina, las dos fuimos totalmente engatusadas por aquello y al llegar a la cocina nos encontramos con Alicia probando de su deliciosa pasta, asintió y echó una pizca de sal en esta dejando el fuego lento, nos miró dando un sobre salto. – ¿Hace cuánto están ahí? – Pregunto llevando su mano a su pecho. – No sabríamos decirlo – Dije entrando a la cocina. – Mamá – Dijo Anais captando la atención de Alicia. – ¿Cuando estará lista la comida? – Pregunto, Alicia chasqueó su lengua y hizo un sonido de pensativa. – Casi esta lista – Dijo con una dulce voz, sonreí enternecida viendo aquella escena.

A Punta de Espada//Ralicia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora