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[Raquel]

El día paso tan rápido después de el mensaje de Alicia confirmando que estaba bien y no le había ocurrido nada, pude dormir tranquila pensando en aquello. En la mañana siguiente. Sentía esa soledad al despertar sin ella, me había acostumbrado a sentir sus cálidos abrazos al dormirme y al despertarme o sus pucheros cuando aun dormía plácidamente a mi lado. Saque aquellos recuerdos de mi cabeza y me levante de la cama con un animo imaginario. 

Al llegar a la academia fui directamente a la cafetería a pedir el té de todas las mañanas, aun en mis acciones se notaba el sueño, un toque en mi hombro me despertó por completo, me sobresalte y me di la vuelta para encontrarme con Tokio que tenía una gran sonrisa. - ¿Como esta mi compañera de trabajo? - Bromeo dándole un leve golpe a mi hombro, sonreí. - Boba - Negué leve con la cabeza. - Hablando de eso,  ¿Cuando comenzamos? - Pregunte. - ¿Te parece después de clases en la biblioteca? - Propuso rápidamente, asentí. – Me parece – Dije confirmando el asistimiento antes de salir por la cafetería. Baje las escaleras escapando de aquel lugar hasta que una mano detuvo mi caminar, lo miré fijamente, una sonrisa estaba en Alberto. – Raquelilla – Dijo suspirando. – ¿Que mierda quieres Alberto? – Pregunte con el ceño fruncido. – Nada, por ahora – Desvió su mirada – Quería ver tu cara – dijo por último dejándome ir, me quede viéndolo, su vista se junto con la mía en un duelo áspero de miradas su sonrisa desapareció al igual que el en un abrir y cerrar de ojos. 

El día paso rápido, había sido ligero, no tenia ningún examen ya que estos empezaban en dos semanas. Tokio dijo que ella me estaría esperando en la biblioteca porque sus clases terminaban antes, me dirigí a la biblioteca, en mi mente no había caos, había aprendido a controlarlo y ya no me atormentaba tanto. Entre a la biblioteca y busque a Tokio. - Ahí estas - Dije al verla, su mirada se fue rápidamente a mi y sonrió, me acerque mientras Tokio me hacía un lado para sentarme, mire cada uno de los libros que había en nuestra mesa, me di cuenta que había algunos que ni siquiera tenían que ver con el trabajo, solté una risilla al descubrirlo. - ¿Como fue tu día? - Pregunto Tokio mirando atentamente mis acciones, volví mi vista a ella con una sonrisa nerviosa. - Bien, bien - Respondí tomando uno de los libros para empezar a ojearlo. - Este nos ayudara - Dije refiriéndome al libro, la mire con una sonrisa, su mirada era intensa se podría decir que mucho mas que el otro día en el almuerzo, aclare mi garganta nerviosa, Tokio se dio cuenta de aquello y aun así no hizo nada. - Tokio - Dije con su atención ya en mi. - Tenemos que hacer esto - Dije y el ambiente se volvió tenso. - Es importante, lo sabes - Dije desviando mi mirada, ella asintió y se acerco levemente. El tiempo fue pasando cuando Tokio puso de su parte pero cada vez que alguien se iba de la biblioteca se acercaba un poco mas, me miraba tan intensamente. - Ten - dijo extendiéndome el trabajo, en menos de dos horas pudimos hacer casi la mitad de este y Tokio propuso terminarlo por completo hoy, aun era temprano, así que acepte, de alguna manera hacíamos un buen equipo. Tome aquellos papeles rozando sin querer su mano, aquello fue un infierno cuando recibí su mirada fija en mi, la puerta de la biblioteca se cerro, nuevamente se acerco pero ahora atreviéndose a rozar su rodilla en mi muslo externo, mire aquello y luego volví a subir mi mirada, mire a mi alrededor intentando escapar de esa situación que era obvio que no tendría un buen final. Lo que faltaba. La mire atentamente, su mirada estaba fija en Tokio sus ojos estaban completamente abiertos y su postura era desafiante, la maestra Sierra estaba viendo toda la situación desde la estantería. La voz de Tokio se hizo presente cerca de mi oído pero fui incapaz de prestarle atención al ver a Alicia, me sentía incómoda, nuestras miradas se alinearon, la mano de Tokio se posó en mi pierna y su voz seguía sonando, tragué saliva. – ¡Raquel! – Dijo Tokio sacandome de aquel juego de miradas, la miré, una sonrisa se formó en su boca y de un rápido movimiento Tokio se abalanzó a mis labios, llevando su mano a mi mejilla, reaccioné enseguida alejandome de sus labios, solté un resoplo y miré hacia donde Alicia, su mirada ni siquiera logró juntarse con la mía cuando comenzó a caminar apresuradamente a la salida, suspire desviando la mirada hacia Tokio, tomé el trabajo y lo guardé en mi bolso, me levanté apresurada y sin dar una explicación corrí hacia la salida, los pasos de tacón de Alicia resonaban por todo el pasillo, la seguía apresurada, hasta que entró al dichoso baño, seguido entre yo y cerré la puerta. – Maestra Sierra – Dije al verla apoyada en el lavabo, esperé una respuesta de su parte, revise cada uno de los cubículos y volví hasta donde ella seguía. – Alicia – Dije acercándome levemente, me miró esquiva. – Fue una tontería, Tokio, yo no sabia que – Me di a expresar nerviosa pero fui interrumpida. – No me des explicaciones – Se escuchó su tranquila voz – Lo vi – Dijo por último acercándose. – Siento que necesitas unas explicaciones igualmente – Dije sincera, tenía la mirada baja, me sentía tan culpable por aquello. – Raquel – Llevo su mano a mi mejilla. – No eres mía – Levante mi mirada al escuchar esas palabras. – Pero si quieres serlo... – Siguió mirándome a los ojos. – Puedes – Dijo en un tono bajo, una involuntaria sonrisa se hizo presente en mis labios, otra en Alicia. – Sí – Dije y me acerqué un paso más. – Quiero – Dije por último y Alicia se lanzó a mis labios, pude sentirme bien nuevamente, sus labios encajaban con los míos y los míos con los suyos.

A Punta de Espada//Ralicia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora