tú y tú
[Raquel]
Una llamada perdida. Deje el celular en mi escritorio y suspire manteniendo la calma pero era casi imposible con aquella información que tenía desde la mañana, no sabía ciertamente que hacer, ¿Hice bien al llamarla?. Al parecer no porque me había dejado más nerviosa de lo que ya estaba, con otro cigarro en mi mano consumiéndose porque era casi imposible fumar de el, eran los cigarros de Mónica, tenían una esencia tan amarga y fuerte. Alicia, ciertamente no había nada más en mi cabeza, pensaba que tal vez estaría ocupada y por eso no respondió o no quiso responder y las dos opciones eran totalmente entendibles, sobre todo la segunda por la decisión de mierda que había tomado. Estaba frustrada y no sabía que hacer, lo único que sentía físicamente, además de un horrible dolor de espalda, era un nudo en la garganta y al darme cuenta que ese nudo comenzaba a pesar solté las lágrimas que estaban hace un rato en mis ojos, cubrí mi rostro con mis manos pero no duré tanto tiempo del que estimaba cuando mi móvil vibró, me levanté rápido de la cama.
Llamada perdida de: Ali
Solté un suspiro con un pequeño alivio en mi pecho al entender que no era la segunda opción de aquello que pensaba.
Llamada entrante...
Tome el móvil con mis manos temblando y presione aquel botón verde. – Raquel... – Apreté mis dientes al escuchar su voz en mi oído. – Necesito... – Hablar con ella, era tan simple decirlo. – Te necesito – Solté, dejándome en un estado vulnerable y ansiosa por su respuesta que desconocía completamente, su respiración daba vida a la llamada pero yo quería escuchar su voz. – Iré a buscarte – Se escucho tan segura de sí. – Te esperaré – Y la llamada termino dejándome con un alivio en el pecho pero con un gran nervio comenzando a brotar en mi, la iba a ver, cara a cara. Seque unas cuantas lagrimas que lograron salir en esa desesperante situación. Me cambié ropa lo más rápido posible y baje las escaleras mientras aún me ponía mi abrigo y cómo era de esperarse mis padres no estaban en casa y no tenían pensado volver hasta el lunes, bien por mí y para ellos.
Estaba apoyada en la puerta de mi casa, viendo los autos pasar, buscando el suyo entre estos. Ese auto auto que se detuvo en la vereda de mi casa, escuche la puerta de su auto cerrarse, al fin podía su atractiva figura, Alicia estaba mirándome, tal cómo yo lo hacia, comencé a caminar hacia ella, no podía importarme menos la gente en ese minuto, Alicia dio una leve sonrisa con sus grandes y iluminados ojos mirándome, parecía haber sido una eternidad la ultima vez que la tuve tan cerca, me acerque aun mas y mire directamente sus ojos, delineados de un negro sombrío. – No quiero dejarte ir – Solté dejando salir todo aquel sentimiento que en mi vida había vivido tan intenso cómo este. – No me lo perdonaría jamás – Dije por ultimo, su sonrisa invadió mi mirada y pude sentir su tacto en mi mejilla, dando leves caricias que desde hace un tiempo necesitaba. – Esta bien, todo lo esta –. Si, definitivamente esto era lo que necesitaba pero tenia que salir de esa burbuja, nada estaba verdaderamente bien y tenía que decirle todo a Alicia, sea cómo sea pero esta vez prometí no dejarla.
Subimos al auto, sentí su mirada en mi, con una pequeña vergüenza la mire, su sonrisa y la mía, estaban literalmente conectadas por el mismo motivo. Me acerque con la intención de algo mas, algo que extrañaba tanto cómo la extrañaba a ella, se abalanzo a mis labios, cerré los ojos complacida por aquello después el beso se volvió mas intenso pero era momento de separarse y sin ganas lo hice, le di una tímida mirada y Alicia prendió el auto. La conversación era acerca de lo que Tokio me había contado, aun me sentía bastante agradecida por aquello y no sabia que hacer exactamente para demostrarlo. – Entonces, ¿Confías en lo que dice? – Preguntó Alicia, asentí. – Alberto, nunca le he visto un límite pero jamás pensé en algo así cómo – Dijo buscando la ultima palabra. – Así de morboso – Complete, chasqueó sus dedos. – Justo eso – Dijo con su mirada en la carretera. – Y sinceramente temo por cualquier cosa que haga – Dije mirando por la ventana. – Ni siquiera tiene pruebas para hacer algo – Dijo Alicia y en eso tenia razón, tenía la certeza que todo lo que pudo llegar a ver había sido visto solo por sus ojos.
Cuando llegamos a su casa, Alicia me hizo olvidar de todo aquello que me había fastidiado, cocinando sus deliciosos platos que me parecían lo más cercano a una obra de arte culinario o tal vez nuestras largas conversaciones de absolutamente todo, todo aquello que parecía interesante era una posible gran conversación junto a ella. – Yo digo que no pueden ser real – Dijo Alicia, solté un resoplo. – No podemos ser los únicos en el universo – Le debatí, me miro pensativa y asintió. – Puede ser, tendría que investigar si existen los unicornios – Dijo riendo, reí junto a ella. El sonido de la puerta detuvo nuestro debate, Alicia se levanto a abrir y se comenzaron a escuchar voces, la reconocí de inmediato era Germán y lo pude comprobar cuando me di vuelta, su mirada se junto con la mía y pude sentir el bajón de emociones, su ceño se frunció enseguida y entro dando un leve empujón a Alicia, Anais subió a su cuarto, tal cómo Alicia se lo había indicado, camino hacia nosotros, Germán me miraba fijamente, se estaba poniendo rojo y no precisamente un sonrojo, aquello venia desde su cuello donde las venas brotaban, Alicia se acerco a el. - Otra vez ella, hasta cuando, Alicia - Dijo en un tono alto. - No te incumbe esto, gracias por traer a Anais, ahora te puedes ir - Dijo Alicia, sonreí con la mirada baja, aquello había sonado tan satisfactorio. – Y tú, niñata de mierda – Levante la mirada, al parecer se refería a mi. – Arruinaste mi familia – Dijo apuntándome – Espero que estés feliz al saber eso – Soltó un gruñido que llamo la atención de ambas. – Pero nunca la vas querer cómo yo – Aquello fue el colmo, al menos para mi, mire a Alicia con duda. – No... – Se escucho de mi boca. – En eso te equivocas – Dije volviendo la mirada hacia el y acercándome un poco más – Yo lo haré mucho mas especial – Dije en un tono bajo, fue incluso mas desafiante que todo lo anterior que el había dicho, Germán se alejo, mirando a Alicia y a mi, comenzó a caminar hacia la salida mientras de su boca salían reproches y groserías. – Lesbianas de mierda – Se escucho antes que la puerta cerrase, Alicia sonrió. – Ya vuelvo, voy hacer dormir a Anais – Dijo saliendo del lugar. Yo había dicho eso y en parte era verdad, yo quería que fuera verdad pasaron unos cuantos minutos que pude matar mientras comía el resto de la comida que había en mi plato, sus pasos se escucharon cruzando la sala. – Ya esta – Dijo Alicia juntando los platos y llevándolos a la cocina, la seguí hasta allá. – Así que, los harás mucho mas especial – Dijo Alicia logrando su cometido, ponerme nerviosa, trague saliva y asentí, una risita salio de su boca. – No te rías, no quería quedarme callada mientras el se desquitaba – Dije y Alicia se acerco, dejo sus manos en mis hombros dando leves caricias. – Confío que será especial – Dijo, un peso de encima fue sacado de mi, un corto beso que era evidente que no duraría poco, de aquello era tan difícil separarse pero siempre tenia que pasar y así fue. – ¿Que hora es?, debe ser tarde, deberíamos subir – Dijo a lo que acepte y fuimos a su habitación que era el lugar mas bonito de su casa, sin minimizar lo hermosa que era en general, su habitación tenia un toque suyo, su aroma estaba ahí, simplemente no podía creer como Germán pudo dormir ahí alguna vez. Alicia me paso ropa para dormir que por cierto también traía su aroma, me cambie junto a ella, la confianza que desarrollamos ya era demasiado fuerte, aunque no quisiera, tenia cansancio y con ello sueño que sabia perfectamente que al acostarme me dormiría y así fue, no sin antes sentir sus cálidos brazos abrazarme, estaba totalmente feliz por todo, la extrañaba, se me había hecho tan difícil no tenerla pero ya no, ella estaba conmigo. Sentía sus caricias por mis hombros, de repente una linda melodía salió de su boca, tarareaba una canción y de vez en cuando pronunciaba unas palabras, al principio me costó encontrar el nombre de aquella composición pero cuando dijo la palabra clave la entendí. – Ojos negros, piel canela~ – Se escucho en un murmuro, no pude no sentirme en una nube.
Si perdiera el arcoíris su belleza
Y las flores su perfume y su color
No sería tan inmensa mi tristeza
Cómo aquella de quedarme sin tu
amor.
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A Punta de Espada//Ralicia
FanfictionSabía lo difícil que era el amor, aun me preguntaba si existía ya que nunca lo he vivido cómo tal, nunca había sentido el amor verdadero. ¿es eso algo malo?. pero en el momento en que la vi, pude sentir el cosquilleo en la garganta, lo único malo e...