Treinta Y Cuatro

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Recuerdos

MELODY

Nos encontramos sumidos en un profundo silencio incómodo. Siempre que hay silencios así me dan ganas de salir corriendo. Ayer pasó con Verónica, pero ese fue distinto al que suele haber en mi familia. El primero en romper toda tensión en el aire es mi tío Mario.

-En gran problema se metieron-niega-, en cuanto a ti, sobrina, y enfrente de este... Muchacho te lo diré ¿esa es la vida que quieres? ¿que un hombre te maltrate? Porque por lo que sé, él y su padrastro no tienen una buena reputación...

Me pongo seria y con los labios fruncidos en protesta. Clavo la mirada en Dederick, el está rígido, pero cierra sus manos convirtiéndolas en puños. Su semblante se ve pacifico, pero sé que por dentro está furioso, con todo lo que tuvo que soportar días anteriores... Va a explotar.

-Tío, con todo el respeto que se merece, usted no sabe cómo son las cosas en esta casa, ni lo que ha pasado. No hable así de ellos si no los conoce, yo sí los conozco y con eso me basta. No son como los pintan. Pero... Con mi mamá-eso la toma desprevenida. Esto es una prueba, para ver si nos tienen compasión, o harán lo mismo de siempre-, pensamos que tal vez ustedes podrían ayudarnos...

Con su rostro de seriedad, niega. Lo sabía.

-Yo tengo mi familia y no me puedo meter en asuntos que no me competen. Beatriz decidió esta vida para ustedes dos, fue influyente con sus malas decisiones. Ahora ven cómo salen solas de ese problema, nosotros no tenemos porqué solucionarlos por ustedes.

-¿Ni apoyo moral? ¡Son mis hermanos! Pero por lo que veo ustedes son luz para la calle y oscuridad para su casa. Cuando son otras personas, ya sea medios hermanos adinerados o esos amigos suyos de alcohólicos anónimos, ahí van, corriendo, a meterse en problemas ajenos sin importar las consecuencias, pero cuando se trata de mí nunca pueden o no quieren. De todas formas no sé a qué han venido.

-Ya nos vamos, solo queríamos confirmar esos romores sobre ustedes... Beatriz, yo sabía que le ibas a dar un mal ejemplo a tu hija, mírala, con un abusador y hasta drogadicto como su padre, por lo que veo tu hijo va por el mismo camin...

-Señor-le interrumpe con frialdad-. No le voy a permitir que hable así de ninguno de los que estamos y no presentes. Pero vean pues, ustedes no saben lo que es estar solo en el mundo sin tener ayuda alguna, pero ella lo hizo sin el apoyo de nadie. ¿Le ayudaron con sus hijos? ¿A educarlos o económicamente?-acusatorio los señala-. No. Entonces no entiendo por qué vienen a humillarlos a su propia casa. Y por lo que más quiera, no vuelva a mentar a mi papá, eso es él para mi, no un padrastro, es un ser honrado. Por lo que veo a ustedes se les da bien hablar pero no ayudar.

-Dederick, no les digas nada, por favor-me acerco a su oído y susurro-. Ellos son problemáticos, demasiado, no quiero que te anden en la boca de nadie, ellos son crueles con la lengua-aparta la mirada de ellos y asiente, dejando un beso en mi mejilla.

-Bueno tíos, ¡fue honoraso recibirlos! Pero nosotros tenemos que salir, así que gracias por la visita y por ayudarnos, ¡su apoyo es incondicional!-ironiza-. Esa mujer que está en el auto se come con la mirada a ese hombre de la moto, que es mucho más joven que usted. Debería cuidarla más y dejar de andar chismorreando cosas que no le competen-remarca mi hermano la última palabra con rabia contenida.

Ellos se quedan de piedra, con sus entrecejos fruncidos. Ahora ya no nos pueden hacer menos, hemos crecido, algo que a lo mejor no han notado; y ese es el problema de algunos, creen que nosotros vamos a seguir siendo pequeños y nos dejaremos achicar por ellos, pero no. Mi madre tiene quién vea por ella.

Dederick © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora