Dederick ©

Treinta Y Nueve

MELODY

Vamos de camino hacia las cabañas que se encuentran en el lago de Yojoa, mi madre decidió hacernos compañía para conocer a sus con suegros. Sam viene distraído en su celular, Dederick viene al lado mío con su cabeza recostada en mi hombro mientras que Connor va sumergido en sus pensamientos junto con Verónica.

Sí, acordamos que nos harían compañía para que ellos logren entablar más conversación y de paso Margaret, así lo quiso para conocer al hermano de su hijo y que de paso le explique todo el embrollo en el que nos y se metió.

Solo estaremos estos dos días ya que el lunes tengo sí o sí que estar en el colegio por los exámenes, así que dicha investigación no se va a aplazar, ya que Marcelo y Sam harán todo lo posible vía zoom junto con los demás para estar enterados de lo nuevo que vaya aconteciendo.

Los padres de Dederick quisieron que vinieramos a pasar estos dos días en unas cabañas hermosas que hay por aquí. Siempre miraba esas cabañas en los anuncios de la televisión cuando las pasaban, me imaginaba estar en una y de paso visitar todo joya grande e incluso el pequeño restaurante con autos decorandoles como mesas para las personas que llegasen.

—¿Sucede algo, pequeña melón?—su rostro se ve relajado. Al mismo tiempo me proporciona una ligera caricia en la mejilla para que recueste mi cabeza sobre su hombro.

Desde el día en que se reveló la verdad sobre Dederick y su hermano, e incluso sobre su padre todo ha estado en pausa. Pensé que habría caos o burlas, pero gracias a Dios se han detenido y por lo que nos han dicho los chicos, sabemos que no se ha tocado el tema; no que nosotros sepamos.

—Solo pensaba—me encojo de hombros y rápidamente beso su mejilla sin hacer mucho ruido, eso lo hace reír y me lo devuelve, pero en los labios.

—¿Sobre qué?—arruga un poco su entrecejo y nariz, como queriendo ver mi mente, si es que pudiera.

—Tonterías mías.

Desvío la mirada hacia la ventana viendo cada árbol y pasto verdoso, y entre ellos vacas y uno que otro caballo, hasta que logro captar el gran lago con dos hombres yendo hacia la orrilla con unas redes de pescar.

—¿Ah, sí? Pues aunque sean tonterías los más mínimas, me encantaría saber, claro, si se puede, melón.

Muevo mi cabeza disimuladamente y observo los burbujeantes y espectantes ojos de Rick.

—Siempre he querido venir por estos lados, pero por X o Y motivo no se podía. Y por mínimo que sea y poco importante, es como un sueño cumplido, uno que veía lejano. Pero ve, ahora estoy aquí, en familia, no como lo imaginé años atrás—respondo tímidamente.

A veces su mirada se vuelve algo intensa en conversaciones profundas, y eso me hace sentir algo cohibida, por supuesto, de la mejor manera.

—¿Y cómo lo imaginabas antes?

—Insípido. Pero esta realidad es muchísimo mejor.

—Y sorprendentemente, en tu imaginación no aparecía yo, pero en tu realidad sí.

Asiento con una gran sonrisa, como si fuese una niña pequeña a la que le regalan muchos dulces por ser el día del niño. Pero también me encuentro emocionada porque al fin conoceré a mi suegra, mentiría si dejera que no tengo los nervios de punta, y es que me vienen  carcomiendo completa desde que salimos de casa.

Al llegar al lugar acordado siento que mi alma se va a salir, y creo que Dederick logra sentir mis emociones a flor de piel. Presiona mi cintura y besa mi mejilla para tranquilizarme, simplemente ese es su método.