Dederick ©

Treinta

Muy mal

DEDERICK

Ha pasado una semana y no hemos vuelto a saber nada de Verónica. Desde que llegó con esa noticia de que su hijo era mío-que es lo que me deja descolocado, porque siempre fui precavido en ese sentido-, no ha habido un solo cabello a la vista de ella, ni por las redes sociales.

Tampoco quiero que mi relación se vea afectada, si ella vuelve con una nueva mentira hará que Melody desconfíe de mí, y es que cualquiera lo haría en su lugar a menos que haya un detector de mentiras que demuestre mi inocencia. ¡Carajo! ¿Qué hago? Mi instinto me dice que todo es mentira, que a lo mejor se equivoca o puede que quiera separarme de Mel. Solo que tampoco la creo capaz de mentirme, aunque con esto que está pasando puede que sea capaz. Su desaparición fantasmal es extraña, algo no anda bien.

Suspiro y recuesto mi cabeza en el respaldar del sofá. Desvío mis ojos al escuchar a Melody y a su hermano llegar. Él se sienta en el sofá único soltando un quejido de satisfacción, mientras que mi chica se sienta al lado mío. Alzo las cejas en su dirección haciéndola reír.

-Óiganme chavalos, les voy a contar algo muy loco que me sucedió el día de la reunión endemoniada, precisamente cuando ya veníamos de regreso a casa... Es muy vergonzoso, pero casi le llevo el pie con el auto a una chica, ¡y yo tan buen conductor que soy! De la nada se apareció, solo quité la mirada del espejo y ¡poom!, su presencia allí.

-¡¿Qué?!-se parte a carcajadas su hermana, haciendome reír a mí también y convertirnos en cómplices para molestarlo.

Cuando la analizo por completo logro ver algo diferente en su linda cabellera chocolatada, no sabría qué es con exactitud, o tal vez solo esté alucinando de tanto reír, pero puedo jurar que hay algo que ha cambiado en él. Dejo de analizarla, al escuchar el bufido de un Josafat ruborizado. Vaya, vaya, esto es nuevo.

-Sí, así como lo oyen, jóvenes. ¡Pero eso no fue lo peor!.

Asentimos, esperando a que siga con su «historia», pero no continúa, sino que se queda en pausa, ni siquiera parece que respira.

-Ajá, ¿y entonces?

-Oh, sí, bueno, como les decía, salí del auto, me disculpé con ella, le dije mi nombre; y al momento en el que le tocó a ella revelarme el suyo..., bueno, escuchen con atención, me dijo: «me llamo Kelin Teresa» Yo quedé tipo así-, hace una cara de indignación, perpleja y chistosa-; para decir en mi mente «qué chica más irrespetuosa, pero quién me manda de metiche a querer saber su nombre».

Creo que todos en esta vida hablamos con nuestro yo interno, la muy sabia conciencia. Con Mel estallamos con otra sonora carcajada golpeando los cojines para hacer más dramático el momento, y bochornoso para él.

-¿Por qué según tú es irrespetuosa, Sam?-Acerco mi dedo a la mejilla de Melody hasta llegar a un costado de su ojo quitando una pequeña lágrima que se quedó estancada ahí de su riseria. Me lo agradece con una sonrisa.

-¡Ahg, hermana¡ Tú nunca caminas en clase-niega tocando el puente de su nariz-. Porque creí que me estaba diciendo que, qué me interesaba saber su nombre. Cuando notó mi confusión e indignación, soltó una risita y se apresuró a aclararme la mente sucia que tengo. Fue muy raro, estaba realmente avergonzado, creo que es la primera y única vez que me pasa-Melody presta suma atención al cambio en la voz de Sam mientras toma en serio el tema y le pregunta más sobre la chica.

Me entra algo de nostalgia al ver su buena comunicación como hermanos, tanta confianza y confidencialidad que hay entre ambos como para contarse este tipo de cosas. Respetarse y protegerse el uno con el otro. Siempre quise algo así con mi hermano; con quien hacer locuras, pelear o simplemente hacer cosas que solo los hermanos hacen en la adolescencia. Solo que mi padre lo impidió a toda costa, nunca supe el por qué, en realidad nunca entendí ese pensamiento tan absurdo de su parte, nunca me explicó nada, y duele feo, es tan berraco ser rechazado.