Quince

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Se ha ido

DEDERICK

¿Cómo es que todo ha llegado a cambiar así?. Ayer todo estaba muy bien, incluso disfrutamos esos momentos juntos, creyendo que tendríamos el resto de los últimos días para nosotros. Y ahora, estamos en esta posición antes de lo pensado, y yo... ¡Maldición, no quiero! Ayer estaba a un cachito de volver a sentir esa sensación magnética dentro de mí al tocar sus labios. Si de mi dependiera, me hubiera escondido en su maleta.

Voy justamente a la par de ella, la veo de reojo cada cuanto y suspiro. Su semblante ya no es el mismo que tenía ayer, ahora tiene un aire de tristeza y preocupación. Tuvo que ser un buen regaño el que le dio su madre, pues no sé mucho respecto al tema, no quise bombardearlos de preguntas. Pero lo que sí sé, es que su madre está muy molesta con ellos.

En cuanto llegamos, la llamada cayó como si hubiera sabido con certeza de cuánto tiempo nos tomaría en llegar, Jhy los llevó a una habitación en la parte de arriba y estuvieron un buen rato. Itala se movía de un lado a otro, Jhy pensativo, yo muy nervioso y ansioso. Cuando por fin bajaron me levanté de sopetón, Melody, su hermano y Juliana tenían un semblante de pánico, pero no como de algo malo, más bien como si las hubieran descubierto en algo.

Los chicas van justo detrás de nosotros, Jhy-cómo es de esperar-al lado de Juliana, tranquilizandola. A lo mejor sus padres saben también y por eso está de esa manera. Me gustaría que luego Melody pudiera aclararme esa rapidez en la que tiene que volver; espero no se moleste, ya que la realidad de las cosas, es que no somos nada y no me debe explicaciones. Pero por otro lado, tengo esa necesidad de saberlo.

Ahorita no me importa nada, ni siquiera que Sam vaya atrás, me siento osado. Sin pensarlo dos veces, saco mi mano del bolsillo y tomo la suya, agarrandola desprevenida ya que su mano está rígida, rápidamente la relaja y la acopla entrelazando nuestros dedos, dándome un leve apretón que me hace sentir un escalofrío delicioso.

Melody disminuye de a poco sus pasos observando un punto fijo, desvío la mirada notando lo que la tiene tan absorta. Ah, si, es eso. Ni siquiera me había dado cuenta de lo próximos que estamos de la entrada en donde la tengo que despedir para siempre. ¿De verdad para siempre? No lo creo, mantendremos el contacto a pesar de la distancia. Sé que funcionará, aunque las estadísticas-sobre mantener una relación ya sea amistosa o amorosa no sean favorables-digan lo contrario.

-Dederick-murmura. Fijo mi mirada en ella, detallandola, necesito plasmar su rostro delicado, con ese aire aniñado y feliz, en mi mente.

-Dime, querida Melody-sonríe mostrando sus dientes. ¡Ah, rayos!, como me gusta esa sonrisa. Puedo notar que tampoco quiere irse, lamentablemente vivimos en distintos países, y ella está estudiando todavía.

Encontrarnos en la casa de mi primo después de todo, trajo muchos cambios positivos en mi vida monótona. Ese día estaba algo frustrado ya que había recibido un mensaje de mi padre, una angustia enorme me embargó, que salí como alma que lleva el diablo, del apartamento que comparto con mis amigos, creo que pensaron que estaba loco. Mi madre se encontraba con Min Ho en un viaje, tampoco la quería preocupar, merece pasar un buen rato junto con su pareja. Solo quería estar refugiado en mi habitación.

Retomando el tema de la monotonía, todos los días grababa videos, no me tomaba tantos descansos, hacía colaboraciones con los chicos, pero a ellos a diferencia de mí, si salían a pasarla bien, era raro que les hiciera compañía ya que me encontraba aburrido de lo mismo. Raúl siempre terminaba con una botella de tequila por puro gusto de él, en donde Erick y yo lo cargabamos de regreso a casa, eso era muy seguido, aunque chistoso, porque hablaba puras tonterias. Y con ella aquí estos días, todo cambió.

Dederick © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora